Capítulo 14

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–¿¡Que!?, ni en broma, ni me toquéis, putos tarados– intento apartar sus manos, es inutil.

Alec desabrocha mis pantalones e intenta bajarlos, pero yo se lo impido cortandole con un cuchillo.

–No vuelvas a tocarme– advierto.

En ese momento Logan me quita el cuchillo de la mano y Jacob le pasa mi cinturón con el resto de armas.

–¡Hijos de puta!, voy a mataros.

–Eso me pone aún más cachondo, preciosa– sus hermanos rien, todos menos Hades, el cual me mira por el espejito.

Vuelven a coger de mis pantalones y yo les golpeo impidiendo todos sus intentos.

–Henry agarrale las manos– ordena Hades.

Abro los ojos como platos y me quejo, pero no les importa una mierda.

–Henry, no por favor– medio suplico cuando ha cogido ambas manos por encima de mi cabeza

Je suis désolé, chérie, mais je le veux aussi– le miro de lado sorprendida mientras sus hermanos consiguen quitarme los pantalones.

*Lo siento, cariño, pero yo también quiero*

–La sudadera– sigue Hades.

–No, joder, me verán desde fuera– intento para que se detengan.

–Los vidrios son reflectivos, no te preocupes por eso, moje życie.

Maldigo para mis adentros y no impido que me quiten la sudadera mientras miro a Hades con odio.

–Me las vais a pagar– amenazo entre dientes.

Me dejan solo con ropa interior y cierro los ojos cuando siento sus miradas recorrerme.

–Es una puta obra de arte– habla Logan.

–Eres perfecta, princesa– Alec besa mi cuello aunque me aparto.

Siguen observandome y mi cuerpo se calienta.

–No miréis tanto, putos pervertidos.

–Tus putos pervertidos personales, meu amor.

–Sacarle los pechos.

Ya ni me quejo y dejo que hagan. Se oyen jadeos por el coche y siento como me mojo más.

–Dios, son preciosas– dice Henry en mi oreja.

Me retuerzo intentando soltarme.

Alec coje un pecho y lo aprieta con fuerza sacandome un quejido de dolor y placer. Jacob da círculos por encima de mi pezón.

Joder.

–Sacalos, pequeña, no te los guardes– dice Logan refiriéndose a los gemidos.

Le miro con odio y luego me fijo en la mirada de Hades, vamos a tener un accidente como no deje de mirarme.

–Llevamos un puto delincuente en el maletero– recuerdo intentando no gemir.

–Ya está muerto por tocarte, escuchar tus gemidos solo hará empeorar su situación.

Siento mis mejillas sonrojadas y calientes igual que todo mi cuerpo.

De repente pellizcan ambos pezones haciendo que me sobresalte y chille.

–Aaay– me quejo.

Oleadas de dolor y placer cosechan mi cuerpo.

–Sabemos que te gusta, princesa– susurra.

Las Sombras [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora