Capítulo 27

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Esta noche fue... Fue. Con eso es suficiente, creo que sí, no necesitáis saber más. Aunque fue complicada e intensa, casi me da un paro cardiaco cuando los vi de nuevo a los cuatro mirarme de esa forma...

Ay dios, Emily, callate pendeja.

Pero no ocurrió nada, ¿nada importante? ¿nada imprescindible?

Da igual, ahora son las 7 de la mañana y en dos horas tengo que estar en mi primera clase de hoy y no tengo vehículo.

Eso es un problema. Además no sé dónde mierdas me trajeron. Estoy a nada de llamar a un taxi o a alguien para que me recoja.

Están durmiendo y yo me he preparado unas tostadas con jamón y un zumo de naranja, ¿con qué permiso? Con el mio.

Encima necesito volver a casa, tengo mi portátil, mis libros y las cosas necesarias para clase.

Ah sí, también tengo que ir a cambiarme, solo tengo la ropa de la cena y aunque me queda genial no es adecuado para hacer una clase de genética molecular.

Estoy en la mesa en la que cenamos ayer, comiendo y apreciando el magnífico paisaje invadido por la niebla. Pasa entre los árboles, entre las rocas, se ve en las montañas de lejos y de cerca, aunque realmente no hay demasiada está por todas partes. Parece suave, poderosa e independiente.

Me recuerda a ellos, aunque no lo parezca siempre están, aunque no los veas están, no porque se escondan sino porque forman parte de las sombras que hay por todas partes. Ellos me recuerdan a la oscuridad que hay en las sombras, me dan la misma seguridad que me transmitía la oscuridad cuando era pequeña, cuando me escondía de mi monstruo.

¿Pasará lo mismo con ellos? ¿Al final me sentiré traicionada como lo hacían las sabanas de mi cama? ¿Me mentirán como lo hacían las sombras del bosque? ¿Me protegerán o me atraparan para ofrecerme al dolor?

¿Realmente son lo que me están mostrando?

Soy insegura y desconfiada, con todo, con todos, pero lo soy aún más cuando mis sentimientos están por medio. Porque en el mismo momento que mis sentimientos y mi alma salen a jugar no solo mi cuerpo puede salir afectado.

Y es que es verdad lo que dicen, el dolor físico es doloroso, es curable, es mejorable, pero ¿el mental?

Puede curarse, curarse con el tiempo, puede llegar a ignorarse, pero no a olvidarse. Es imposible.

Y el dolor, ese dolor que no puede verse con heridas en la piel, que no puede curarse con unas vendas, que no puede calmarse con unas pastillas, ese dolor es insoportable. Es malditamente cruel e injusto.

Por eso me asustan ellos, por eso me asusto, por eso me asusta la situación.

Porque estoy empezando a sentir.

–¿Cómo descansaste, cariño?– la voz de Henry me sobresalta.

–Bien– sigo comiendo y observando el paisaje.

–¿Qué pasa, hermosa?– se acerca hasta sentarse a mi lado, pero no volteo para mirarle.

–Nada– hablo seria, sin embargo, no hay nadie que se lo hubiera creído.

Mi silla se mueve, él la está moviendo y lo hace de manera que quede directa a su cuerpo.

–Dime– agarra mis muslos.

–Tengo clases y necesito ir a mi apartamento a por mis cosas y cambiarme– intento parecer sincera, porque no quiero hablar de lo que mi mente está pensando realmente.

Sonríe y mantiene sus ojos en mi.

–De acuerdo, te llevaré ahora, ¿si?– me gusta la parte linda de Henry, su parte amable y considerada– Pero déjame darte un abrazo primero– también me gusta su lado cariñosa y algo exigente. Me hace sentir bien, ellos me hacen sentir bien.

Las Sombras [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora