Capítulo 43

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Hades se relajo sutilmente aunque notable cuando lo solté al fin, parecía incluso haberse relajado, en cambio, yo estaba demasiado ahogada y frustrada por la situación. Nunca se me dio bien hablar de mis sentimientos, ya que nunca antes los había experimentado tanto como últimamente.

Nuestros ojos se encontraron y una descarga eléctrica azotó el aire que nos separaba y me recorrió la columna vertebral de arriba a abajo. La oscuridad habitual de su mirada ahora se convirtió en algo completamente distinto. La luz parecía desvanecerse, absorbida por la oscuridad que emanaba su mirada y al mismo tiempo ardían con un fuego intenso e impenetrable, parecía contener todo un universo de emociones inexploradas.

Contradictoriamente perfectos, y es que en esa mirada lo supe todo, me di cuenta de todo lo que no quería aceptar antes. Lo que había estado negando con tanto ímpetu y que había terminado por declarar inaceptable ahora era la única realidad que podía contemplar.

Caí por el abismo de los sentimientos y contemplé cómo se revelaban capas de experiencias acumuladas.

–Dejate sentir la realidad, Emily–no había dicho nada, sin embargo, Hades parecía estar escuchando la guerra que se libraba dentro de mi y la confusión e indecisión que experimentaba– Ya no tienes porque negarte el placer de hacerlo–cada palabra que salió desde entre sus labios tenía un tono suave aunque profundo y acariciaron mis oídos con delicadeza.

Ordené a mi cuerpo destensar los músculos y liberar toda la tensión que había acumulado en ellos. Suspiré intentando relajarme y así ayudar a deshacerme de las ataduras que mantenían contraido mi cuerpo.

No sabía cómo gestionar mis nuevos y extraños sentimientos, sin embargo lo que sí sabía era una cosa: No habría marcha atrás en esto. Han conseguido su propósito y yo no les negaré su recompensa, porque quizás también crea merecerla.

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Volvíamos a estar los seis en la misma habitación, después de haberme obligado a comer con ellos. Eso tampoco ayudó a aclararme, ver con la suavidad y cariño que me trataban era demasiado para asimilar.

Llevaba demasiado tiempo escuchando sus explicaciones de cómo habíamos llegado a este punto, y aunque mi espalda y trasero necesitaban un descanso del sofá donde estaba ignoré la molestia. Porque por primera vez todo estaba encajando a la perfección, todo lo que decían tenía sentido y me lo creía porque no había ninguna forma de contradecir lo que decían.

Muchas de las cosas que contaban me molestaban, estaba cabreada con ellos por muchas razones, pero no los detuve. Quería saberlo absolutamente todo, hasta el último detalle, estaba harta de vivir en las oscuras mentiras.

Me quedé sin palabras cuando terminaron, entre el cansancio y todo lo descubierto necesitaba airear mi mente. Estaba demasiado colapsada para seguir siquiera viéndoles.

–¿Cielo?

Seguí mi camino obligando a mis piernas a seguir hacia delante. Kieran, la pesadilla, secretos descubiertos, ellos, mi padre, yo, era demasiado. Quería un descanso de todo, necesitaba volver a mi rutina y olvidarme de todo esto.

El cuerpo perfectamente esculpido de Hades se interpuso en mi camino, subí la mirada observandolo. Sus hombros definidos y la firmeza de sus músculos, la piel de su cuello me llevó a su mandíbula marcada con el precioso bello que empezaba a crecer en su rostro hasta terminar en los remolinos de oscuridad que eran ahora sus ojos.

–Necesito...–su voz me impidió terminar.

–Prométeme que estarás bien y que no harás ninguna tontería–no entendí su objetivo, pero ladee la cabeza asintiendo. No pude hablar, me habían arrebatado mis capacidades cognitivas, me sentía exhausta hasta niveles inexplorados anteriormente.

Las Sombras [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora