Las Sombras [+21]

Capítulo 33

Salí del baño que había dentro del cuarto, era más amplio y espacioso que el de antes, mucho más. Y la ducha también era enorme, las paredes altas y oscuras, todo era oscuridad y me sentía cómoda en ella.

No había visto demasiado bien la habitación, sin embargo puedo asegurar que era enorme, más enorme que toda la parte baja de mi apartamento. Me ha parecido ver unos atisbos de rojo oscuro en la cama, supongo que algunos cojines y las mantas negras. Lo que más me sorprendió ver fue el tamaño de la cama, no era normal y aunque intentaba negarmelo sabía que eso también estaba preparado.

De algún modo me cabreaba pensar así, significaba que estaba cayendo en todos sus...¿Objetivos? La cosa es que estaba haciendo exactamente lo que ellos querían y me cabrea, me frustra y me dan ganas de joderles y hacer algo completamente contradictorio.

Lo haré, necesito hacerlo y ver sus caras de incomprensión, pero no hoy. Aceptaré la situación, solo hoy.

Solo hoy.

Me miré en el espejo, con una medio sonrisa y dibujé mi silueta con mi mirada, contenta de como soy, de que soy y de quien soy. El conjunto de pijama como el anterior es de mi talla y marca a la perfección cada curva y bulto de mi cuerpo, incluso mi barriga inflada por la próxima llegada de la menstruación queda a la vista.

Nunca he tenido problemas con mi cuerpo, siempre me he sentido... Bien o indiferente. Tampoco es nada que me importe demasiado y no porque tenga un cuerpo perfecto. Actualmente puedo afirmar que me satisface verme en el espejo.

Mi cuerpo está esparcido con estrías y decorado con múltiples cicatrices, marcan mi mapa y mi experiencia. Algunas por mi trabajo, otras por ella. Y aunque solo me recuerdan el dolor y la injusticia son muestra de mi fuerza, de lo que he superado y de lo que voy a devolver. Las estrías son odiadas y escondidas por todos, en cambio, yo las amo, son bonitas, parecen olas en mi piel. Olas del mar, del inmenso y libre mar, ¿como no puedo sentirme honrada de tener algo así marcado en mi piel?

Mis pensamientos se nublan y esparcen, desapareciendo de mi mente cuando oíga voces en la habitación y una parte de mi se tensa al pensar en salir.

Las voces se convierten en risas y algunas carcajadas que identifico de Henry y Logan. Mientras el ruido sigue yo me preparo y salgo sin dar demasiada importancia al silencio que se crea de repente y de las miradas intensas que recibo.

Camino hasta el sofá individual y dejo mis zapatos deportivos al lado sintiendo sus miradas.

–¿Dejareis de mirarme?

–No lo creo, preciosa– me cruzo de brazos y me giro para poder verles. Pero ojalá no lo hubiera hecho.

Jacob está en el sofá de mi izquierda, con pantalones cortos y unos tirantes negros, con el movil en su mano, pero sin presntarle demasiada atención. Henry está al otro lado del sofá, con sus piernas estiradas y un cojín encima de sus muslos, el cual me parece que ha sido lanzado a Jacob. Eso explicaría las risas que escuche antes.

Alec está en otro sofá individual, pero al otro lado de la habitación, con un libro abierto en sus piernas y sin camiseta. Sus pectorales y abdomen quedan a mi vista y noto como mi cuerpo da una sacudida alertandome que debería apartar la vista.

Miro a Logan, quien lleva también unos tirantes negros. Está apoyado en la pared y aunque ahora, como todos, me está mirando antes estaba mirando el teléfono.

–Me quedo con la cama, hay sofás de sobras para vosotros, sino teneis el suelo– hablo intrigada por su respuesta al tiempo que me lanzo a la enorme cama y abro mi cuerpo para acaparar todo el espacio posible.