Capítulo 22

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–Hace horas que no comes, necesitas comer algo– justifica.

–¿Cómo...? Dejálo, no importa– me detengo antes de preguntar algo demasiado obvio– Ahora iba a la cafetería.

–Te traje comida, la hizo Logan, espero que te guste– se acerca hasta mi escritor y lo deja encima de él.

–No es necesario, iré a la cafetería, así salgo un poco del despacho– rechazo intentando que suene amable.

–Hay un salón arriba, donde podrás estar tranquila y hay buenas vistas– ofrece sonriendo.

En realidad me estoy muriendo de ternura por dentro, parece tan inocente y bueno que a veces me olvido de su otra parte.

–Quizás otro día– digo al fin.

–Quédate con la comida– eso ya sonó más como una orden.

–De acuerdo, gracias–agarro la bolsa y saco lo que hay en su interior.

Es una fiambrera y también trae una tarron de lo que parece ser café. Me sorprendo cuando veo lo que me ha preparado Logan, es ensalada con pechuga de pollo y salsa, una de mis comidas favoritas.

¿Como lo...? Ah, cómo no, lo saben todo.

–¿Te gusta, cierto?– habla algo preocupado y es inevitable sonreirle.

–Si, me encanta– me siento en la silla de vuelta para empezar a comer, pero me he detenido al seguir sintiendo su presencia.

–Gracias Henry, ya puedes retirarte.

–Te ves muy bien con esa ropa, Coronel– dice gracioso, pero sincero.

Volteo los ojos por su comentario y al mismo tiempo se sienta en una de las sillas delante de mí.

–¿Que haces?– digo cortante.

–No creerás que solo vine a traerte la comida, ¿verdad?– se esfumo su parte tierna, puedo verlo en su sonrisa pícara.

–¿Qué quieres?– resoplo cansada.

–¿Cómo llevas el caso?

–Perfectamente– contesto apresurada.

–¿Puedo ayudarte en algo?– ofrece.

–No...– me corta su voz.

–¿Entonces no te interesa la dirección desde donde mandaron los mensajes a los tres sujetos?

Esa información es demasiado valiosa como para rechazarla, lo siento por mi orgullo.

–¿Qué dirección?– suelto sin pensarlo y él rie por mi reacción.

–¿Entonces si es de tu interés?– insiste y no puedo evitar fruncir la cara.

–Sí– digo entre dientes–¿Cómo la conseguiste?

–Resulta que tengo un hermano el cual es de los mejores informáticos que podrás conocer– presume.

–Estupendo, mandamela a mi correo por favor. Cuanto antes mejor– le informo y empiezo a comer.

–Mmm...– suena pensativo.

–¿Qué?– cuestiono confundida.

–¿Qué gano yo dándote esa información?– no me sorprende oír esas palabras.

–Irte de mi despacho vivo, eso ganas– advierto y sus carcajadas se hacen paso entre el silencio.

–Me encantas– inclina su cuerpo hacia la mesa y en ese momento llama por el teléfono de mi oficina.

Las Sombras [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora