Capítul 30

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JACOB--------------------------

Vi como se alejaba y volvía al bosque, parecía distinta, parecía como si en su cabeza se estuviera librando una guerra. Lo sabía por su rostro, sus ojos entre cerrados, las cejas apretadas y los labios de lado, se estaba mordiendo la mejilla. Siempre lo hacía, siempre que se agobia o piensa en cosas que no tendría que pensar. Tuvimos que ver esa expresión tantas veces y sin poder hacer nada, era extremadamente frustrante y la impotencia era horrible.

Entonces era todo una mierda, pero ahora no, ahora podemos ayudarla y lo haremos, nunca estará sola.

La seguí de lejos y me quedé mirando lo que hacía sin avisar a los demás.

Alec estaba encargándose de Henry, Logan estaba llamando para que recogieran el coche que nuestra preciosa chica había estrellado y Hades... Bueno, él estaba fuera de juego por así decirlo, demasiado cabreado, frustrado y dolido, aunque no lo aceptara era así.

Cuando me pareció oír sollozos todo mi cuerpo se heló, ¿por qué lloraba? No tuve tiempo de pensarlo demasiado porque segundos después empezó a golpear, un golpe tras otro, como si no le doliera en absoluto.

Fui hasta ella, corriendo y cabreado porque se estuviera haciendo daño y por quien o el que lo hubiera causado.

Solo pensar en que alguien la herida me ardía la sangre, no aceptaré ni una sola mala palabra hacia ella, ni una sola y todos los que le hayan causado daño pagarán por ello, nadie la volverá a tocar. Demasiado sufrió, demasiada mierda paso, pero ahora será feliz, la haremos feliz.

–Emily, para, cielo– dije al llegar.

Me sorprendió que no hubiera respuesta por su parte, pero luego cayo hacia mi. Agarre todo su peso, a toda ella, sin entender aún lo que pasaba.

Estaba volviendo a ocurrir, se había ido o así era como ella lo llamaba, no tengo idea de esto.

Cuando la tuve bien agarrada volví donde estaban mis hermanos, mis manos temblaban y verla así me destruía.

–Hermanos, tenemos un problema– dije y todos me miraron.

–Mierda– soltó Alec y empezó a acomodar los asientos traseros para poder colocarla– Ponla aquí, rápido– me ordenó y lo hice al instante.

Todos estábamos fuera de nosotros, todas las heces que le paso es la misma reacción en nosotros. Nos invade la preocupación y la impotencia, eso es lo que sentimos.

–Joder, joder, joder– Logan es el que siempre se alerta más o al menos verbalmente.

–Déjate de mierdas y traeme mi mochila del otro coche– tenemos suerte de que Alec no se paralice en estas ocasiones.

En nuestro trabajo nos encontramos constantemente en estas situaciones y sabemos llevarlas perfectamente, pero con ella... Ella es diferente, hay tantos sentimientos que nos paralizan, tantas emociones.

La amo.

Logan llega con lo que ha pedido Alec y él empieza a ordenarle que haga algunas otras cosas.

–Levantale las piernas hacia arriba, unos 30 centímetros y dame el pulsómetro y el monitor cardíaco, ahora– no llega ha hacerlo porque Hades lo aparta.

Levanta las piernas y le da lo que ha pedido, sin mostrar absolutamente nada de cómo se siente. Es como un iceberg, helado y sin emociones.

–Presión arterial y pulsaciones normales– comenta Hades– Darme el glucómetro– habla hacia nosotros. Miro en la maleta y se lo doy.

Las Sombras [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora