CAPÍTULO 2: El cuento

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Llegamos a los jardines. Alby me dejó con Newt y se fue. El rubio estaba recogiendo fresas: las ponía en un cesto. Recordé que aún tenía su machete, pero no quería devolvérselo por mi seguridad.

— ¿Cómo te ha ido la guía turística, novata? — Antes de que pudiera responder, siguió hablando. — Por cierto, si no te importa, ¿podríamos hacer un intercambio? Ten. — Me ofreció un cuchillo parecido a una navaja, quería que se lo intercambiara por el machete, aunque ahora tenía otro para trabajar.

Hicimos el intercambio, me quedé el cuchillo. La verdad es que era más cómodo que el machete: lo tiré hacia arriba y lo recogí con la misma mano, era fácil de manejar. Newt dejó el machete a un lado y habló, haciendo referencia a la pregunta de antes:

— ¿Y bien? ¿Cómo te fue?

— Me ha ido bien, Alby dice que después te irás.

— Sí, supongo que querrá hablar de lo sucedido, este mes has llegado tú en vez de un verducho. — Rio. — Hay que poner orden. Supongo que te quedarás con Minho, te deseo buena suerte, no es fácil aguantarle.

Cuando mencionó al chico desconocido, ignoré el hecho de que es inaguantable: quería saber lo que era un corredor, Alby lo había mencionado antes.

— ¿Qué es un corredor? — Newt me miró, me dio el cesto con fresas ahora lleno y me dijo que lo pusiera en una piedra que había detrás de mí, ignorando mi pregunta.

— Esa pregunta te la puedes reservar para Minho, no tardará en llegar, las puertas están a punto de cerrarse.

— ¿Qué?

— Las puertas. — Dijo señalando la apertura entre los muros. — Se cierran cada noche y por la mañana se abren. El resto te lo explicará Minho. Ven, iremos a la cocina a llevarle esto a Fritanga.

Newt cogió otro cesto con fresas y yo el mío. Fuimos a la cocina; había un chico de piel morena cocinando la cena. Me di cuenta de que tenía hambre. Mucha. No había comido desde que llegué.

— Hola verducha, Newt. — Saludó. — ¿No te mueres de hambre? — Dijo mirándome.

— La verdad es que sí. — Le dije después de mirar a Newt.

— Pilla. — Me tiró una manzana, la cogí en el aire con una mano, ya que en la otra tenía el cuchillo. — Tienes reflejos, me gusta. Por cierto, soy Fritanga. Creo que ya habrás deducido que soy el cocinero de todos estos fieras.

Me caía bien, era amigable y simpático. Le sonreí mientras con el cuchillo que traía en la otra mano cortaba un cacho de manzana para llevármelo a la boca.

— Buenas tardes, señoritas. — Los tres miramos al chico asiático que entró en la cocina, fue a buscar otra manzana y se sentó en la mesa. Era alto, fuerte y tenía el pelo mojado, se me hizo atractivo. — Así que es verdad. — Dijo mientras me miraba. Le dio un bocado a la manzana. — Este mes han traído a una verducha, — Levantó una ceja, mientras me miraba. — no está mal.

Bajé mis cejas mostrando una cara de pregunta. Newt habló antes de que pudiera abrir la boca.

— Novata, él es Minho, te quedarás con él hasta la cena. De momento me iré con Alby, nos vemos luego. — Se fue después de que Fritanga le despidiera con un "adiós".

Le di otro bocado a mi cacho de manzana. Minho se levantó de la mesa de un salto. Le había dado otro bocado a la manzana.

— ¿Damos una vuelta, verducha?

Antes de que pudiera responder, se largó. Me despedí de Fritanga y me fui pitando hasta quedar a su lado.

— Supongo que Alby ya te ha explicado de que va todo este rollo, así que felicidades, ahora vives con nosotros. Menudo coñazo.

Me gustaba su personalidad, era sarcástico. Yo iba justo detrás mientras miraba a mi alrededor, haciendo miles de preguntas en mi mente.

— ¿Adónde vamos? Por cierto, Alby y Newt me han dicho que eres corredor — Dije. Le di un bocado a otro cacho de manzana que había partido y seguí hablando — ¿Qué significa?

— Verducha, — Dijo girándose hacia mí. Ahora andaba hacia atrás. — soy el líder de los corredores. Son términos distintos, significa que soy el mejor. — Respondió, marcando sus palabras en "líder". El asiático se volvió a girar y caminó hacia delante. — ¿Ya sabes lo que son esos muros? — Dijo, señalándolos con la mano, la cual tenía la manzana mordida.

— No me lo han querido decir, esperaba que respondieras esa pregunta.

— Pues es tu día de suerte. Sube, te lo explicaré. — Llegamos a la escalera del mirador, donde Alby y yo estuvimos hablando antes. Minho me caía bien, era gracioso. Su humor era agradable, a pesar de su ego.

— Las damas primero. — Respondí, haciendo un gesto con mi mano para que él subiera primero.

Minho sonrió y subió primero. Cuando estuvimos arriba pudimos ver la puerta abierta entre los muros.

— Espero que después de la historia no te pongas a llorar. — Lo miré de mala cara, aunque él seguía mirando los muros. Levanté una ceja, me comí otro trozo de manzana y observé la puerta. — Cada mañana, las puertas se abren a la misma hora todos los días. Los corredores salimos a recorrer y a memorizar caminos para encontrar la salida de este fuco sitio. — Bajé mis cejas después de una pausa indicando confusión. Minho me miró. — Guapa, estamos rodeados por un puto laberinto. ¿Y sabes que es lo mejor? Dentro de esas puertas, existen unos bichos gordos y asquerosos. Los llamamos laceradores, y si te encuentras con uno de ellos, estás muerto.

Justo cuando acabó de hablar, la apertura empezó a cerrarse con un ruido escandaloso. Los dos dirigimos nuestra vista hacia el ruido. Minho actuó como si estuviera escuchando música clásica: no se movió ni un centímetro. Entrecerré mis ojos y me puse ambas manos ocupadas en mis oídos hasta que estuvieron completamente cerradas. Minho volvió a mirarme.

— ¿Te ha gustado el cuento?

— Mucho, aunque tengo algunas preguntas. Las bestias que has mencionado, ¿pueden venir aquí? ¿Y por qué tú puedes entrar y los demás no?

— No, esos cabrones no traspasan los muros, estamos a salvo. Y yo puedo entrar porque soy corredor, tenemos privilegios.

— ¿Corres por el laberinto todos los días? ¿Cuánto tiempo llevas así?

— 3 años, verducha. Mira, cada noche, cuando las fucas puertas se cierran, el laberinto cambia. Las paredes se mueven. — Le dio el último bocado a su manzana, para después mirarme, cambiando completamente de tema. — Este día de cada mes siempre traen a un verducho, ¿sabes lo que significa eso?

— ¿Qué?

— ¡Fiesta de bienvenida!


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Espero que os guste el segundo capítulo :))

Estoy escribiendo también one shots de The Maze Runner. Pronto empezaré a publicarlos y podréis participar y hacer peticiones. Si alguien quiere enviarme algún mensaje para hacer algún pedido, adelante. Solo tenéis que decirme el personaje que queréis, vuestro nombre (o ___) y lo que queréis que pase. 

Hasta el domingo :)

1177 palabras.

The maze runner fanfic | MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora