CAPÍTULO 9: Enamorados

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Desperté por el sonido de su alarma. Era su día libre y aun así se levantaba temprano, no le entendía. Por la noche nos habíamos movido y acabamos igual que siempre, uno en cada punta de la cama. Excepto por el hecho de que ahora estábamos en frente del otro, cara a cara.

Minho estaba dormido, como siempre. Le soplé fuerte en la cara haciendo que frunciera el ceño.

— ¿Qué haces? — Hizo una mueca — Prefiero que me des los buenos días —. Dijo dándose la vuelta. Si tuviera los ojos abiertos, su mirada se encontraría con el techo de la cabaña.

— ¿No quieres desayunar? — dije haciendo el mismo gesto que él —. Hay galletas con pepitas de chocolate de Fritanga.

— Ayer ya comí.

— Ya, te acabaste todo el plato y solo me dejaste tres. — Minho arrugó sus cejas, aun sin abrir los ojos.

— ¡¿Qué dices?! ¡Fuiste tú la que solo me dejó tres!

— Eres un idiota, ¿tal vez fue porque había seis galletas?

Minho por fin abrió los ojos de golpe, puso una cara pensativa y respondió —. Sí, puede ser. Aunque no las conté.

— ¿No sabes sumar?

— Cuando me acabo de levantar, eso es en lo último que pienso, ¿sabes?

— ¿En serio? ¿Y en qué piensas?

— En que me levanto al lado de una verducha insoportable que me desea los buenos días de la manera más insoportable posible.

— Te recuerdo que fuiste tú quien me lo pidió anoche.

No respondió, solo se quedó mirando el techo sin mover ni un músculo. Si estuviera en un videojuego, pensaría que se habría roto.

— Tierra llamando a Minho. ¿Está ahí? — El corredor volvió a cerrar los ojos y dejó un suspiro.

— ¿Cómo puedes tener tanta energía cuando te levantas? — Dijo mirándome.

— Para tu información, no me acabo de levantar. — Dije mirándole también. — Tu reloj lleva sonando desde hace al menos media hora. Lo que pasa es que dormías, como siempre.

— Pues ya no — Dijo, se levantó de la cama y se puso las botas. Yo hice lo mismo. — Espero que Fritanga tenga algo más que fucas galletas, me muero de hambre.

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Alby se lo había pensado: Al final Minho y yo iríamos al laberinto. Buscaríamos un muro alto y lo escalaríamos para yo poder tirar la flecha. El líder me dijo que nos encontráramos en el bosque después de desayunar. Y así fue.

Alby me esperaba al lado de la sala de mapas. Tenía el mismo arco que cogí para dispararle a aquella piña.

— A ver, novata. Quiero ver lo que vio Newt — Dijo mientras me daba el carcaj. Me lo coloqué en la espalda y cogí el arco — ¿Ves esta manzana? Quiero que le des con una flecha. Solo tienes dos intentos.

Alby se puso detrás de mí.

— ¿No vas a dejarla en el suelo? — Pregunté. Él negó con la cabeza. Supuse lo que iba a hacer.

— No me decepciones.

Puse la flecha en la cuerda sin tensarla y me coloqué de lado apuntando a la nada, esperando a que Alby tirara la manzana.

— Cuando quieras — Dije ya lista.

Cuando escuché las hojas secas indicando que Alby se había movido para tirar la manzana, tensé la flecha. La manzana cayó lejos, pero en frente de mí. Seguí mi objetivo y disparé. La manzana se salió de su recorrido con la flecha clavada en un lateral.

— No está nada mal, novata. Nada mal — Dijo mientras sonreía —. Vamos, iremos con Minho.

Al llegar, Minho y Newt estaban sentados en el césped, charlando en un árbol apartado del Claro.

— ¿Hay buenas noticias? — Dijo el rubio.

— Minho, — Dijo Alby — Mañana tendrás el día libre. ___ y tú iréis al laberinto, escalaréis el muro, dispararéis la flecha y volveréis al Claro.

Minho abrió la boca para hablar, pero se vio interrumpido por su líder. Newt y yo solo mirábamos la escena.

— Pero, escúchame bien, cara fuco — Dijo. Señaló al corredor con su dedo índice y puso cara de enfadado —. Como le pase algo o venga con algún rasguño, prepárate. Estarás a cargo de ella durante toda la mañana: volveréis antes de la hora de comer. ¿Me sigues?

— Sí, Alby — Dijo con un tono indiferente —. No te preocupes, traeré a la princesita sana y salva.

— Más te vale, Minho. Te caerá una buena si no lo haces — Newt habló. Alby levantó las cejas rápidamente y se fue.

Me senté con los chicos formando un círculo. El rubio volvió a hablar.

— ¿Qué creéis que pasará si la flecha llega al cielo, en caso de que sea falso?

— ¿A quién le importa esa clonc? — Dijo Minho, apoyando la cabeza en el tronco del árbol — ¿Sabes como escalar una pared, enana?

— Yo qué sé, nunca lo he hecho, pero creo que no — Newt observaba, creo que estaba acostumbrado a nuestras pequeñas discusiones.

— ¿Y como piensas subir al muro más alto si ni siquiera puedes escalarlo?

— Para eso me acompañas. ¿O vas a quedarte ahí de adorno mientras yo busco la manera de subir?

— Primero, tú eres la que quiere ir, no yo. Segundo, voy a ir para un día libre y para que vuelvas al Claro sana y salva, si no, estoy fucado. Tercero, ¿Cómo piensas subir con el arco encima, si ni siquiera sabes subir sin nada? No entiendo como quieres que te ayude en eso.

— Ya se nos ocurrirá algo. Además, subirás conmigo. ¿O quieres que me caiga y me haga daño? Creo que a Alby no le haría mucha gracia.

— En serio, enana. No te aguanto — Negó con la cabeza.

Los dos nos dedicamos una mirada fulminante. Aunque nos peleáramos, Minho me caía realmente bien. Se había convertido en uno de mis mejores amigos. Al final, Newt habló.

— A ver, enamorados. ¿Podéis dejar vuestras peleas de ancianos para otro momento? Ahora mismo no tengo palomitas para disfrutar de la función.

— Me parto contigo Newt, ¿Por qué no montas un circo? Seguro que todo el claro pagaría para ir a verte.

Solté una carcajada por el comentario del corredor. Newt solo rodó los ojos.


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1018 palabras.

The maze runner fanfic | MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora