CAPÍTULO 1: El Claro

1.1K 36 2
                                    

Desperté de repente en un lugar oscuro, agitada y tosiendo. Mi cabeza daba vueltas, estaba muy mareada, cansada. ¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy?

Noté que me hallaba tumbada hacia abajo: puse mis manos en el suelo de aquella estancia para intentar levantarme. Cuando lo hice, me di cuenta de que el suelo tenía agujeros, como si de una reja se tratase.

Al ponerme de rodillas, mi cabeza se organizó; podía sentir que aquella sala se movía hacia arriba, parecía más un ascensor. Al observar más detenidamente, advertí que dentro del pequeño ascensor había cajas. Por la tenue luz, pude ver siglas escritas en aquellos compartimentos: C.R.U.E.L.

Estaba confundida. Quería gritar ayuda, pero sabía que nadie me escucharía. Intenté abrir las cajas pero no pude. Al final, me entró el pánico: no sabía dónde me hallaba, estaba sola en un ascensor y no veía casi nada. Decidí hablar en voz alta por si acaso alguien me escuchaba:

— ¿Hola? ¿Hay alguien aquí?

Pero nada, mi eco retumbó en la pequeña sala. Me desplacé hacia una esquina, entonces el ascensor empezó a ascender con velocidad, igual que las pulsaciones de mi corazón. No pude evitar gritar hasta que el ascensor paró en seco y caí sobre mí misma.

Una luz me cegó: me tapé los ojos hasta acostumbrarme a la claridad de lo que parecía el exterior. Pude ver que el techo del ascensor se había abierto y, cuando me acostumbré rápidamente a la luminosidad, vi a un chico de pelo rubio bajar hasta mí, mirándome con cara extraña.

— ¿Qué ves Newt? — preguntó un chico: al parecer estaban todos rodeando el ascensor.

El tal Newt respondió en una voz bastante alta mientras me miraba con la misma cara de antes:

— Es una chica.

Si antes estaba confundida, ahora más. ¿Por qué me miraba así? ¿Por qué todos me estaban rodeando?

Los chicos de arriba empezaron a hablar todos a la vez. Pude ver que todos eran adolescentes. Uno más del montón, más bajito que la mayoría y de tez morena, ordenó que se callaran, parecía el líder.

— Hey —. Miré al chico rubio —. Me llamo Newt. ¿Recuerdas tu nombre?

No podía hablar, no me salían las palabras. Mis ojos funcionaban más rápido que mi mente y el corazón me iba a mil. Ahora que lo había mencionado, me hizo pensar en mi nombre: no lo recordaba. Es más, no recordaba nada. Al fin, hablé con un tono de voz desesperado, ignorando su pregunta:

— ¿Dónde estoy?

— Verducha, bienvenida al Claro — respondió Newt con una sonrisa. ¿Qué coño significa eso? Me ofreció una mano para levantarme, pero me subí a una caja y salté a la superficie, apartándome del grupo de chicos, ignorando su gesto. Todos me miraban de forma extraña, me estaba hartando de su actitud.

— ¿Qué cojones miráis? — dije, se escucharon varios murmullos y palabras sueltas que pude escuchar perfectamente.

— ¿Todas las chicas son así?

— Woahh, la novata tiene mal genio — respondió uno de los chicos, mientras los otros reían.

Vi que Newt salía del grupo para acercarse a mí y levantó las manos para que me calmara.

— Novata, tranquilízate, ¿vale?

Le hice una inspección rápida: vi que tenía un cuchillo de gran tamaño en su espalda - supuse que era un machete - y se lo quité mientras le empujaba para amenazarlos.

— ¡No te acerques o te rajo!

— ¡Woah, tranquila, novata! — El supuesto líder habló antes que Newt. Al observarlo, pude ver que parecía más mayor que los demás, aunque no fuera muy alto.

— ¿Por qué no os vais a tomar por...?— Iba a acabar mi frase, pero el de piel morena me interrumpió.

— ¡Eh! Vale, novata. Está bien, ¡Pingajos, volved a vuestros trabajos! ¡Recogeremos las cajas más tarde, vamos, espabilad!

Mientras el líder aplaudía despacio, todos se marcharon hablando entre sí, menos Newt, él y yo.

— Verducha, me llamo Alby. Soy el líder de este sitio. Él es Newt, es el segundo al mando. — Lo miré con desconfianza, aun sujetando el machete, que apuntaba hacia sus cabezas —.  No te preocupes, no te haremos daño. De mientras, puedes sujetarlo, pero no podemos tener una conversación civilizada mientras nos amenazas.

Bajé el machete pero sin dejar de agarrarlo fuertemente por si acaso. Miré a mi alrededor, todo era césped y un bosque. El terreno estaba rodeado de 4 muros y una apertura. ¿Dónde cojones estaba? Muchas preguntas rondaban mi cabeza, así que las escupí todas, esperando a que me las respondieran:

— ¿Dónde estoy? ¿Quiénes sois? ¿Por qué soy la única chica? ¿Qué son esos muros y qué hay dentro? ¿Y por qué no me acuerdo de nada?

— Novata — habló esta vez Newt —, como he dicho antes, estás en el Claro: es donde vivimos. A nosotros ya nos conoces, me llamo Newt y él es Alby. Tu nombre lo recordarás en un par de días, nos pasa a todos.

— ¿Que nos pasa a todos? Sé más concreto.

— Newt — respondió esta vez Alby, dirigiéndose al rubio —.  Vete a trabajar, trae a Gally y a otros tantos para que vacíen la caja. La novata y yo daremos una vuelta, luego nos vemos ¿te parece?

— Vale —. Newt se dirigió hacia mí —. No me lo rompas, verducha — señaló hacia el machete y después se fue a quién sabe dónde.

— Muy bien — dijo Alby —, sé que tienes muchas preguntas. Ahora te enseñaré todo esto y mientras te lo explico, nada de preguntas. ¿Entendido? — Cuando asentí con la cabeza, Alby empezó a caminar —. Supongo que me sigues — dijo, aunque yo seguía en mi sitio, así que corrí hasta estar a su lado.

— Empecemos por el principio. Mi nombre ya lo sabes y, como te he dicho antes, soy el líder. Te han enviado en la caja — dijo señalando el sitio a nuestra izquierda —: cada mes, la caja sube con provisiones y un nuevo verducho, este mes te ha tocado a ti, enhorabuena. — Iba a abrir la boca, pero me interrumpió —. Antes de que me desobedezcas, no sabemos quién nos trae aquí; todos despertamos igual que tú, sin recordar nada, excepto nuestro nombre.

Alby siguió hablando, mientras yo observaba todo con determinación.

— Eso que ves allí, como ha mencionado Newt, es el Claro — dijo señalando a un pequeño recinto, había cabañas y animales. Gente trabajando y observándonos a lo lejos —. Aquí es donde vivimos, si carecemos de algo, la caja nos lo proporciona.

— ¿Y qué hay allí? — dije señalando la entrada de los muros. Parecía que hubiera algo dentro. Alby se puso enfrente mío y me miró algo más serio que antes.

— Tenemos 3 reglas. Primera, pon de tu parte, no hay sitio para gorrones. Segunda, nunca hagas daño a otro clariano, hemos trabajado mucho para conseguir lo que tenemos, nada de esto funciona si no hay confianza. Y la más importante: jamás cruces esos muros.

— ¿Por qué?

— Novata — sonrió —, te queda mucho por aprender. Sígueme. — Fuimos a una especie de casa del árbol, cuando estuvimos arriba, habló otra vez —. Este mes te han traído a ti, pero no sé por qué, ya que como has podido ver, todos somos chicos. — Lo miré, había respondido algunas de mis preguntas, pero aún faltaban muchas sin respuesta —. Como te he dicho antes, aquí no hay gorrones, así que aunque seas chica, trabajarás igual que los demás: esta semana estarás en diferentes trabajos, cuando acabe, se hará una asamblea para decidir dónde trabajarás. ¿Me sigues?

Asentí con la cabeza, intentando recordar todo y evitando hacer más preguntas. Todo estaba pasando muy rápido y me estaba dando mucha información de golpe que aún estaba asimilando.

— Ven conmigo, estarás con Newt, mañana empiezan tus pruebas de trabajo. De momento te quedarás con él hasta que vuelvan los corredores, entonces te quedarás con Minho. Newt y yo tenemos asuntos pendientes.

— ¿Con quién? ¿Y qué es un corredor?

— Todo a su tiempo, verducha, sígueme.

The maze runner fanfic | MinhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora