—Este maldito restaurante parece abandonado, las luces están apagadas y la fachada se ve un poco deteriorada, ¿no crees, Noah?
El inspector estaba analizando en si entrar por la puerta de enfrente o mirar a los alrededores a ver si había otra entrada.
—Esto me da muy mala espina, hay que revisar cuántos secuaces hay en todo alrededor. —De la maleta que había obtenido con Mac, extrajo unos binoculares con sensor de calor, ubicando así a seis secuaces en la entrada, dos más al fondo antes de llegar a unas escaleras y logró visualizar la parte del sótano, en dónde una figura femenina se encontraba con la cabeza gacha en una silla, junto a seis hombres más.
Apretó los puños con rabia, imaginaba que esa silueta en la silla era su chica.
—¿Qué has logrado ver? —preguntó Aiko.
Ambos se encontraban en un edificio en reparación, frente a la entrada del restaurante Aiko estaba preparada con un rifle francotirador, para poder echarle una mano desde ahí a Noah. Él sería quien entraría en rescate de Milenka.
—Logro visualizar una silueta femenina, imagino que es ella —dijo con la mandíbula apretada, bajando los binoculares —estoy seguro de que es ella, joder.
Aiko tragó saliva y miró al edificio frente a ella, con miedo por su amiga, no quería que le sucediera nada, no imaginaba qué cosas le estarían haciendo.
Noah se levantó, traía puesto un chaleco antibalas, pantalón y botas de militar color negras, y debajo una camiseta manga larga térmica color negro. Llevaba consigo dos berettas, una Glock y también en su cinturón cargaba con 3 granadas. Además de sus respectivos cartuchos.
Miró a Aiko con expresión sería y asintió, la japonesa le devolvió el gesto y él partió abajo para ir a por su agente.
Cruzó la calle y se acercó a la entrada del restaurante de manera sigilosa, en su mente tenía grabado cuántos hombres había y como se encontraban dispuestos.
—Cuidado, inspector, tres hombres se acercan a la entrada en donde te encuentras. —murmuró Aiko a través del comunicador —Desde aquí te echaré una mano —ella los estaba observando a través del rifle.
Noah espero a escuchar sus pasos acercándose, se inclinó al suelo y disparó en los pies de los dos sujetos que iban saliendo, mientras la japonesa daba el tiro de gracia en el tercer sujeto.
El moreno asomó un poco a la puerta y observo que los demás que estaban ahí se habían alejado, por lo que no había problema en su ingreso al lugar.
—Estate atenta, Aiko.
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Milenka se encontraba cabeceando con cansancio, el rostro le dolía a horrores y sentía dentro de su nariz que estaba emanando sangre.
Frente a ella se encontraba Stanislav Virlenko, con las mangas de la camisa arremangadas y sudoroso del esfuerzo de golpearla. Cuatro de sus secuaces estaban detrás de él, alejados, observando el espectáculo grotesco que les estaba ofreciendo su jefe al estarla torturando. La respiración de ella estaba entrecortada y era dificultosa por la hemorragia que sentía.
—No te imaginas cómo estoy disfrutando esto, maldita puta, y todavía falta follarte por todos lados, te sentirás tan llena que desearás cada vez más y más, hasta que sólo seas un maldito pedazo de carne putrefacta. —susurró Virlenko con odio, mientras le inyectaba Popper en el brazo izquierdo.
Milenka sintió el pinchazo y gimió ligeramente.
Virlenko sacó la aguja y tiró la jeringa al suelo.
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Golpes del Destino.
RomanceMilenka sabía sus metas, y quería cumplirlas. Aunque su padre le impidiera cosas, ella no se detendría nunca. En su vida sólo existían ella y su soledad. Pero mejor sola que mal acompañada. "Maldito sea el hombre que confía en otro hombre." escuchó...