Un aroma humeante invadió sus fosas nasales, era café recién hecho. Abrió los ojos y frente a ella estaba una taza de café y una mano la sostenía. Siguió el brazo, el hombro, hasta llegar al rostro apuesto de su guardaespaldas. Aún lo era, no?
—Hola, buenos días. —susurró Noah.
—Buenos días. —tomó la taza de café —Gracias.
Noah estaba empalmado. Se despertó una hora y media antes que ella y logró ver cómo se retorcía, se estiraba y movía en esa cama. Su olor a mora nunca se había esfumado. Y con esa camiseta, y esos pantalones cortos de deporte que le quedaban como un guante, se veía deliciosa. Adivinaba que debajo de la camiseta no había sujetador. «Interesante»
«Joder, tío, basta. Piensa con el cerebro, no con la polla.»—¿Qué hora es? —preguntó Milenka.
—Apenas son las 9 de la mañana —Dijo el agente consultando su reloj, luego la miró —¿Cómo estás? ¿Cómo te encuentras?Milenka dejó el café en la mesita de noche. Respiró profundamente y asintió con la cabeza repetidas veces.
—Bien. Creo que estuvo bien que llorara. Me hizo falta. Ahora me siento vacía, pero más consciente. Y también siento dolor.
Noah no sabía cuál sería su decisión. Si vengarse e indagar en todo esto, o simplemente dejarlo pasar. Su rostro pasivo mostraba que eligiría la segunda opción. Pero aún así le preguntó.
—¿Y qué haremos? —se cruzó de brazos.
—¿Qué haremos? Qué haré yo, querrás decir. Tú ya no tienes ninguna responsabilidad conmigo. Aparte de ahora te deslindo de cualquier obligación conmigo. —concluyó Milenka de manera tajante.«Joder, aunque la verdad quisiera que fueras mi partenaire en todo esto» pensó.
Él apretó los dientes con frustración y se pasó ambas manos por el cabello castaño. Milenka se perdió en ese movimiento.
—¿Qué te había dicho al principio de todo esto? Qué no quería que me eliminaras de todo esto. Estoy contigo. No quiero que estés sola, no sabes a lo que te enfrentas. Me necesitarás. —«Como ahora yo te necesito a ti»
—¿Y por qué? Yo no voy a pagar lo que te pagaban mis padres. Por eso he dicho que esto se ha acabado. Dame una razón por la cual quieras seguir aquí, porque yo no entiendo nada de esto. No tienes vela en este entierro y aún así quieres estar aquí. Aclárame eso. —se puso de pie y buscó con su mirada su teléfono.
Noah sonrió.
—Está cargando. Lo dejé en la otra habitación. —exhaló —Ven, vamos a desayunar.
—No, ya es tarde, tomaré mi teléfono y me iré. —tomó la taza que aún contenía café para llevarla al comedor «mierda, falta que Ryan me haya mandado mensajes o algo así y que Noah los haya visto» —Voy a tomar mi teléfono.
Noah la siguió con la mirada.
—¿Qué? ¿Temes que sepa sobre tu relación con Carter?
Milenka abrió los ojos como platos.
—Ese tío no me gusta. Ya te lo había dicho. Nos es buen hombre para ti. —«Ni para nadie, es un cabrón traicionero. Pero espero que tú te des cuenta de eso solita.»
—Entre él y yo no hay nada. Además eso no es asunto tuyo. —ella estaba de los mil colores.
—¿Ah, no? Todo lo tuyo es asunto mío. Fin de la conversación.
Ella no sabía ni como mirar a su guardaespaldas barra agente barra cabrón husmeador.
—Y seguro por eso mismo revisaste mi WhatsApp y mi Messenger, ¿verdad? —gruñó contrariada.

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Golpes del Destino.
RomanceMilenka sabía sus metas, y quería cumplirlas. Aunque su padre le impidiera cosas, ella no se detendría nunca. En su vida sólo existían ella y su soledad. Pero mejor sola que mal acompañada. "Maldito sea el hombre que confía en otro hombre." escuchó...