22: Mercenario.

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Volk. —susurró —Ven por mí, no resisto más.

Noah había alquilado una moto de nuevo, una ducati supersport color negra. La tenía esperando en cuanto bajó del edificio, segundos antes de que entraran al piso y observara como Milenka había sido raptada por dos tíos con cuerpo de armario. Miró la escena con impotencia, pero se recordó que debía de ser por un bien mayor.

Llevaba su iPhone con el GPS activado, siguiendo el rastro de Lenka, llendo a por ella hasta donde la llevaran. Iba a toda velocidad a por su morena. No la abandonaría. A ella no.

El punto rojo se detuvo en un callejón, frente a una residencia poco agraciada, aunque parecía más una vecindad que un hogar.

Fuera de ahí sólo se encontraban dos hombres, fumando y hablando entre ellos.

Noah se detuvo unos metros antes para no levantar suspicacias. Había oscurecido, así que sería más fácil pasar desapercibido.

Llevaba una chaqueta de piel, unos pantalones negros y sus botas negras de motero.

Bajó de la moto con sigilo, a un lado de los dos tipos estaba una furgoneta blanca estacionada. Caminó como si se siguiera de largo, para esconderse a un costado del automóvil, para su suerte uno de los tipos entro al edificio y el otro quedó afuera, al cual le llegó por atrás de manera silenciosa, lo tomó de la boca antes de que pudiera gritar, aunque el hombre le propinó un codazo que le sacó el aire, pero eso no evitó que Noah lo agarrara bien fuerte del cráneo y le rompiera el cuello.
El sonido del cuerpo al chocar con el asfalto hizo que el otro guardia saliera,  y cuando salió y observó a Noah de pie a unos centímetros del cuerpo de su amigo, trató de sacar su arma, pero el agente fue más rápido y le dió un tiro entre ceja y ceja.

Entró al lugar sin ningún problema, y observó que en una habitación estaban unos 7 tipos, bebiendo cerveza y viendo la televisión, al parecer había partido de fútbol.

Noah pasó a lado de ellos sin levantar sospecha, como una pantera a punto de atacar.

Siguió de largo y escucho en la siguiente puerta una conversación de un hombre que dialogaba en ruso.

—Eto moy dorogoy Virlenko, u menya yest', ya sobirayus' zastavit' yeye pet' vse, chto ona dolzhna skazat'. Así es mi estimado Virlenko, la tengo, voy a hacerla cantar todo lo que tenga por decir.

Era Osman. Noah estaba seguro que era él. Así que iba a aprovechar el momento. Aunque esperaría un poco para escuchar más.

Oni muchayut yeye nemnogo, chtoby uznat', khochet li ona priznat'sya, no ona skazala mne, chto ona ne znayet, chto u neye yest' brat, kotoryy ne znayet vsey informatsii. La están torturando un poco a ver si quiere confesar ya, pero me ha dicho que no sabía que tenía un hermano, que desconoce toda esa información.

«¿Un hermano? Joder, ¿por qué yo no sabía eso?» Nadie tenía idea de ello, ni siquiera William le había dicho que existía otro hijo más.

Se escuchó una carcajada seca.

—Vaya, vaya, ¿Qué te hace pensar que a ti sí te dirá algo? —hubo una pausa —Entonces, ¿Aún no quieres que la mate?

Joder, Noah debía apresurar las cosas, o dejarían muy mal a Milenka. Él escuchaba todo lo que le decían mientras la golpeaban y fustigaban, pero en ningún momento escuchó ningún interrogatorio sobre ningún hermano.

Golpes del Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora