Mierda. Pensó Milenka. Su prima le había cachado con un chico. Pero no estaba haciendo nada... Simplemente bailaba con él. Giró la cabeza para mirar su rostro. Era muy, muy atractivo. Su pelo era rizado y le llegaba a los hombros. Se veía. Lo tenía amarrado en una coleta baja y parecía color cobrizo. Y sus ojos grises... Eran perfectos. Tenía unas pestañas algo gruesas y enchinadas. Sus labios voluptuosos y un poco rosados, pero muy varoniles. Esos labios...
Entonces, el barman sonrió.
Milenka hizo lo mismo porque al chico se le veía muy sexy y contagiosa esa sonrisa.
Noah sonrió más porque a Milenka, se le hacían unos hoyuelos en sus mejillas.
Miró de nuevo a la entrada y vió a la chica que le gritó a Milenka. ¿Quién era?
—Milenka, ¿Me puedes explicar qué carajo haces tú bailando con el barman? —repitió.
Ahí fue cuando se rompió el hechizo.
La chica miró el uniforme de Noah y frunció el ceño. Volvió a mirar a Ruth como si no entendiera nada. Su sonrisa se esfumó en un dos por tres. El hombre se rascó la nuca y le pidió disculpas con la mirada, para después retirarse de allí.
Pero Milenka no le dejó. Le tomó del brazo e impidió que se fuera.
—¿A dónde vas, Noah? —preguntó. —¿Ese es tu nombre, no?
Noah la miró con ojos fríos.
—Sí. —La miró de arriba abajo descaradamente.—¿En qué puedo servirle, señorita Russo?
Milenka le miró como si no entendiera su actitud despectiva.
—No, no, gracias. —Miró a Ruth.—¿Puedes darme unos minutos, por favor? —Preguntó con amabilidad.
Sus bebidas le estaban haciendo efecto ya. Se pellizco el puente de su nariz mientras cerraba los ojos.
—No le digas a papá, Ruth. Me matará. —Y le dirigió una mirada severa.
Ruth alzó los brazos en señal de rendición.
—No te preocupes, bonita. No iba a decirle nada. Cuidado, no los vayan a ver.
Entonces Ruth se fue.
Noah y Milenka vieron cuando cerró la puerta de entrada, entonces posaron su mirada el uno en el otro.
—Gracias por bailar conmigo y abrazarme. Fue muy lindo de tu parte, Noah.
Él ni se inmutó y sólo asintió con la cabeza.
—No fue nada, señorita. ¿Algo más? —Preguntó con aire hostil.
—Oye, no te he hecho nada. —lo miró con el ceño fruncido.— Apenas nos conocemos y ya me estás despachando. ¿Qué te sientes tú o qué? —le dijo altanera. —¿Tan rápido comenzamos con mal pie?
Y Noah no entendía porqué carajos le molestaba que ella no haya recordado su nombre. No entiende porqué. Nunca le había pasado eso con una chica. Y era ridículo porque no sabía ni actuar con ella. Y apenas la conocía.
Al fondo se escuchaba "Titanium"de David Guetta.
Noah miró a otro lado.
—Disculpe, pero estoy en periodo de trabajo, debo retirarme. —Entonces la miró — No es nada. Ni siquiera somos amigos, así que no hemos comenzado nada.
Se giró y se dirigió hacia la puerta para retirarse.
—Hasta luego. Y muchas gracias por la pieza. —Dejó su enojo y la miró antes de entrar al salón. —Cuídate, morita. Que no eres nada de lo que pareces. —Y sonrió.
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Golpes del Destino.
RomanceMilenka sabía sus metas, y quería cumplirlas. Aunque su padre le impidiera cosas, ella no se detendría nunca. En su vida sólo existían ella y su soledad. Pero mejor sola que mal acompañada. "Maldito sea el hombre que confía en otro hombre." escuchó...