Seres inmortales

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Hace muchos años luego de la destrucción de xerxes, un sujeto de cabello rubio caminaba por un sendero, a mitad del bosque, el chico solo podía pensar en que era lo que había sucedido, el llamado "enano del frasco" había destruido toda la nación dejandolo solo a él con vida y sobretodo con algo muy terrible, la carga de la mitad de las vidas humanas que ahí vivían.

Por su parte del lado contrario un chico de cabello pelirrojo caminaba sin un rumbo aparente, no sabía con exactitud que clase de cosas se cruzaría, su pasado hasta el momento era muy incierto nadie sabía lo suficiente de ese extraño sujeto, ambos jóvenes cruzaron caminos y miradas, no podían decir mucho uno del otro, uno de los jóvenes tuvo que ver la destrucción de su ciudad, mientras el otro tuvo que ayudar a intervenir en la posible destrucción total de la humanidad cuando el conde milenario atacó, los dos solo se miraron unos segundos... aquello basto para que una extraña amistad surgiera.

Actualmente.

Nadie sabía suficiente sobre el general Cross, todos decían lo mismo: un sujeto mujeriego que solo se la pasa escapando de sus obligaciones y mantiene su vida a base de alcohol y tabaco, fuera como fuera nadie sabía realmente sobre la realidad de la vida del general, su edad era todo un misterio, incluso el como a pesar de los años este seguía joven, después de la muerte de Neah Walker (el decimocuarto) hace 16 años Cross no cambiaba de aspecto y se decía que mucho antes de eso Cross se veía exactamente igual, nadie entendió ese misterio o se hacían los que no lo sabían, solo había una persona que sabía algo sobre dicho misterio... Alguien que ya no era más que un cadáver.

Cross Marian había tenido tantas amantes durante esa larga vida de las cuales muchas fallecieron hace ya años tal era el caso de Anita su última novia más querída y amada, hacía ya años que ella había cruzado a la otra vida, aún así para Cross estos sucesos eran comunes y no sé mortificaba a diferencia de alguien más.

Aquella tarde luego de agotar a extremos la energía de Komui hasta hacerlo dormir, el pelirrojo se fue a un bar en la ciudad, ahí era donde sabía que su amigo solía detenerse durante su viaje absurdo, Cross llegó hasta la mesa donde estaba ahí él sujeto.

–Vaya pero que clase de licor tomas... siempre tomas basura desde que te conozco –dijo Cross sentandose al frente del rubio que poseía un rostro triste, cansado y hasta cierto punto hastiado de la vida.

–Sabes que el sabor del licor no mantiene mucha diferencia al de antes.

–lo se bien... a propósito ¿Que haces aquí?... llevaba años que no te veía, como 15 o 17 años luego de mi última visita a Amestris.

–pues solo venía a visitarte supe que el conde milenario había echo una alianza con padre... Quería saber cómo estabas al respecto sobre eso.

–Un payaso farsante que quiere apoderarse del mundo contra un ser apestoso que solo busca la inmortalidad, vaya semejante estupidez, se nota que ya no saben que más hacer esos dos.

–Si, sin embargo me hace sentir mal...

–¿Más que haber dejado a tu esposa con dos hijos en Amestris? –dijo el pelirrojo un poco altanero por supuesto su broma no había pasado desapercibida de parte del rubio.

–No le encuentro la gracia Cross... ¿Acaso tú nunca amaste a nadie? –le pregunto el rubio con una mirada sería mientras veía al pelirrojo exalar el humo, miro al rubio a los ojos y con cierta indiferencia contesto.

–La vida me dió tantos momentos similares en dónde los ví a todos caer de esa manera, es una guerra es obvio que haya bajas, es la vida de un inmortal... No me conformaré con pasar mi vida arrepentido por las incontables vidas humanas que perdieron la suya, ni siquiera hay tiempo para encariñarse con alguien que sabrás que morirá en cualquier momento... es ridículo llorar por algo que quieras o no sucederá así.

Mi Alma Gemela II (Allward)Where stories live. Discover now