25- Un secreto

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Lexa llevo a Clarke a su departamento, en el trascurso del camino nadie hablo cada uno estaba con sus pensamientos.

Clarke pensaba que fue el mejor sexo de su vida, nunca había sentido tanto placer, no sabía si era por ser nuevo lo que acaba de experimentar, ya había tenido fantasías después de ver 50 sombras de Grey, pero nunca había experimentado el sexo de esa forma tan masoquista, si así se llamaba, aún no sabía cómo se definía todo, pero se sintió muy intenso. Un dolor satisfactorio.

También pensó en que había caído en el mismo problema que el anterior o semejante, ya que se acostó con su jefa de nuevo, solo que en su nuevo empleo dónde apenas lleva días trabajando y todo por pasarse de copas. Se sentía estúpida volviendo a lo mismo. Un tanto diferente, porque Lexa no le hablo de amor o la ilusiono con una vida de cuento. Ella le ofreció un castigo que acepto sin saber y salió satisfecha de haberlo recibido. Incluso quiso que la siguiera castigando, pero no sabía que procedía después.

No quería hacer lo mismo que antes, enredarse con la jefa pero le fue muy difícil afrontar esa atracción que siente por su jefa, sin poder hacer nada al respecto, que pensó que tomando ya no se fijaría en ella pero fue un error.

¿La despediría? ¿Actuaría como si nada había pasado? ¿Se volvería a repetir? Tenia dudas que sucedería al llegar a su apartamento. Incluso pensó si su amiga se encontraba ahí que le diría, ella salió antes que ella porque no se sentía bien y sospecharía que llegara más tarde que ella. Raven siempre era mal pensada, pero siempre acertaba.

Quería saber y le aterraba saber, es su nueva jefa y es muy controladora y dominante... incluso en la cama. En la cama era una diosa sádica.

Pero si quería ser sincera con ella misma, quería seguir haciendo lo que hicieron, le encantó toda la emoción, el deseo, la pasión y el dolor, que nunca había experimentado de esa forma. El dolor era delicioso, increíblemente delicioso. Acababa de admitir que es algo que disfruto y quería volver a sentir y se sintió en shock.

Lexa por otro lado pensaba en que no sabía que diría al llegar, solo sabía que tenía que dejar las cosas en claro, eso no debió pasar y no volvería a pasar, es su empleada y con los empleados no se relaciona, tampoco quería que hablara de lo sucedido. En la empresa corren los chismes y ella no quería ser uno de esa índole. No le molestaba que dijeran que era una persona despiadada en los negocios ni en el trabajo pero si le implicaba molestia si se trataba de algo muy personal.

Tenía que dejarle claro que no debía decir nada y tendría que decirle a Lincoln lo que pasó para redactar un contrato de confidencialidad por lo sucedió y darle algo de dinero, el dinero siempre sabía tapar bocas.

Esperaba tener todo listo mañana mismo para salir de la incertidumbre de que guardara el secreto. No quería llegar hasta el lunes para dejar todo solucionado. Tendría que llamarla apenas tenga su contrato.

También estaba la otra parte que la dejo pasmada en el baño por algunos minutos. Jamás se había desnudado frente a nadie, pero quiso sentir su cuerpo contra el suyo, lo otro es el que llegarán al orgasmo al mismo tiempo, solo así, con esos sonidos tan estridentes e increíbles que la llevaron a la locura y a correrse de esa manera, hacia tiempo que no experimentaba algo así con sus sumisas. Tal vez sería por ser nueva y que apenas había experimentado lo que es el dolor en un acto sexual, se veía entregada e inexperta pero sabía que disfruto todo lo que sucedió, en ningún momento pidio que parara, solo disfrutaba.

Desde hace tiempo quería eso con alguien, pero no con una empleada. Tenía que dejar claro que esto no volvería a ocurrir.

Llegaron y detuvo el carro se quedaron sentadas las dos sin decir nada por unos minutos y Lexa rompió el momento de silencio.

- Necesito que no digas nada de lo que sucedió a tus amigas ni a nadie... mañana te llamo es importante que conteste, te diré dónde encontrarnos debemos dejar las cosas por escrito que de esto nadie se va enterar. Haré un contrato de confidencialidad para que firmes.

- No tienes que llegar a contratos, prometo no decir nada- dijo triste y apenada

- Tiene que hacerse, no puedo dejar que nadie se entere y si intentas chantajearme estaré asegurada y nunca volverás a trabajar para ninguna agencia ni en ningún otro lugar ¿Me has entendido? - todo eso lo dijo sin mirarla y hablando con algo de enojo y autoridad, el enojo no era con ella sino consigo misma.

- No voy a decir nada, y si es lo que quieres me llamas y lo firmo sin ningún problema- lo dijo molesta y agarrando la manija del carro para poder abrirla y salir cuando una mano tomo su brazo con firmeza y detuvo su acción.

- Te llamaré- dijo sería, pero la miro con lujuria y su pulgar acaricio su brazo aflojando su agarré.

Clarke al ver esos ojos verdes, le quitaron el enojo, sentir esa caricia le hizo saber que solo era precaución lo que quería y no lo hizo de forma adecuada pero era por seguridad.

Clarke más tranquila le contesto de forma melancólica por su tono de voz- Está bien, - suspiro-  voy a firmar y guardaré nuestro secreto - volvió a soltar el aire con cansancio y se despidió - hasta mañana, esperaré su llamada - quitó la mano de Lexa y la sostuvo por unos segundo con una caricia y una sonrisa triste y nostálgica. Salió del carro  y se adentro a su edificio para llegar al apartamento donde vive con su amiga la que ojalá no se encuentre en casa esperando por ella.

Lexa sintió algo raro en su interior, no le gusto esa despedida, no podía hacer nada así sucedieron las cosas ya mañana sería la firma y estaría libre de Clarke, porque no se sentía cómoda pensando que dependía de alguien más sobre
el control de su vida. Ella es la que debía tener el control.

Se dirigió a su departamento y le mando mensaje a Lincoln que necesitaba urgentemente hablar con el. No tardó en recibir un mensaje preguntándole que había pasado pero ella solo contesto que lo necesitaba en su departamento a primera hora de la mañana y que era cuestión de trabajo. Eso haría que su amigo estuviera puntual.

Se acostó a dormir y mañana solucionaría sus problemas.

Clarke llegó a su departamento, no estaba su amiga así que se fue otra vez con la prima de la mujer que acaba de dejarla en la entrada, la que le dió el mejor sexo de su vida y le había dejado marcas para que recordara todo lo que le hizo, se sintió como si la marcara como su propiedad. Pero ella no era propiedad de nadie y no lo sería aunque fuera ella que se lo pidiera, porque tenía orgullo... ¿O eso pensaba?, dejarse golpear de esa forma, sentir placer y seguir sus órdenes al pie de la letra sin negarse, no había demostrado que lo tuviera, se había dejado dominar, rebajar, pero no pudo decir que no, era tan intenso todo y tan delicioso que no pensaba que era ella misma haciendo todo lo que hizo y se dejó hacer.

Unas copas y había dejado de ser ella, siguiendo a una mujer con poder tanto en el mundo de los negocios como en la cama. -Dios, ¿que me hiciste hacer? - pensó cerrando sus ojos y exhalando, soltando esos pensamientos de haber caído tan bajo.

Estaba agotada, quería descansar, tenia el cuerpo adolorido, su tracero tenía un poco de dolor, pero la cintura y el hombro son los que más se sentían.

Se metió al baño y ahí dentro en el espejo vio el reflejo de la mordida, estaba bien marcada, casi la hacía sangrar, checo su cintura y se encontraba en la misma situación, tendría que cubrir esas áreas con ropa más cerrada en el cuello, no podía usar las blusas sencillas que acostumbra, se notaría por lo holgadas que estaban y se correrían. Si lo veían sospecharían y con la única persona que estuvo a solas fue con su jefa. No las tenía hoy cuando se estaba cambiando delante de su amiga al decidir que ponerse. Claro que se darían cuenta enseguida, su amiga no era tonta. Hoy tendría que dormir con un pijama de cuando hay frío y mañana ya veria cuáles ropas elegir.

Su amiga debía estar pasándola bien, seguro que toda la noche estaría ocupada. Ella solo tuve un encuentro y se siente agotada, tendría que empezar a hacer ejercicio para tener mejor aguante. -  ¿Que estupidez estoy pensando?. Ella dijo que no se volvería a repetir algo así, no habrían noches más largas, ni ninguna noche más- Se sentía decepcionada pero no podía hacer nada, solo fue una noche, un secreto que solo sabrían ellas. Mañana firmaría ese contrato de confidencialidad y nunca hablarían de ello.

Mi secreto, mi retoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora