52- El secreto

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Lexa estaba ya en el piso de su terapeuta sentada en el sillón, pensando en que comenzaría otra sesión y al fin diría lo que paso hace años.

- Bueno Lexa, ¿Cómo te sientes?

- Me siento más preparada para hablar, de mi vida, del miedo que tengo a perder el control de mis acciones.

- Me alegra escucharte decir eso, ¿no sé si quieras empezar ahora o tomarte un tiempo?, tengo te y café, además hoy hice unos brownies, solo que estos no tienen María - sonrió, quería hacerse la graciosa.

- Acepto el te y el brownie, lástima que no tiene María - le siguió la broma, y se sintió bien, no se sentía tan en terapia, se sentía acogedor el lugar y la persona que era su terapeuta no se sentía así.

- Bien, iré a prepararlo, igual tengo ganas de tomar y comer. - se alejo y fue a la cocina - ¿Que piensas de usar María como un relajante? ¿Lo has usado antes? Si quieres y te gusta a la próxima le pongo - lo dijo en alto desde donde estaba.

Lexa lo escucho y si se impresionó que le ofreciera, solo lo había probado algunas veces cuando su prima había consumido frente a ella y de eso ya había pasado mucho.

- Lo he usado antes y no me molestaría consumir un poco la próxima vez - lo dijo en voz alta para que pueda escucharla

- Que bueno, así estarás más relajada mientras hablamos - se estaba acercando para dejar los brownies en la mesa y regreso a la cocina - ¿lo quieres con azúcar, miel y crema?

- Solo azúcar, una cuchara por favor.

- Espero que te guste, pero a mí me encanta de frutos rojos, es una delicia. - lo dijo llegando con las tazas de té.

Las dos empezaron a probar lo que trajo - está muy rico, no había probado este, solo los tradicionales, creo que comprare una caja para que tome cuando guste.

- Si, yo tampoco lo consumía, pero una amiga me invitó y desde entonces siempre tengo en casa.

- ¿Si vives aquí?, pensé que solo rentas el departamento para que se sintieran en confianza tus pacientes.

- Si, aquí vivo pero todo lo mío lo tengo en el otro cuarto, aquí es para sesiones.

- Ya debemos continuar sino no alcanzará el tiempo

- Si quieres terminar de contarme todo, no te preocupes por la hora, eres la última que tengo en el día y puede extenderse.

- No quiero abusar de su tiempo

- Si no pudiera te lo diría, así como te dije la semana pasada, no tengo nada que hacer y es importante si tú necesitas mi tiempo. Así que adelante, dime que sucedió contigo, ¿Cuál es tu miedo ?

- Todo empezó cuando cumplí 18 años, yo apenas iba conociendo mis gustos, ya sabía que me gustaban las mujeres, desde los 16 les dije a mis padres que me gustaban las chicas, ellos me apoyaron en mi decisión. Siempre me vieron centrada y eso me lo dejaron claro, que si yo estaba segura de lo que sentía, ellos me respetarían. Me amaron siempre, son buenos padres. Mi prima es 2 años mayor que yo, igual le gustan las mujeres y al cumplir los 18 quiso regalarme algo que marcará mi adultez. Me llevo a un prostíbulo, pero uno de clase, no quería que se corrieran los chismes así que era alejado.

-Ahí conocí a una hermosa chica... su nombre o mejor dicho como le decían ahí era Cherry, me encantó desde que la conocí, era muy hermosa, se veía tan inocente. Incluso lo era, era nueva, no había tenido ningún cliente, yo fui la primera para ella... y la última.

-En ese tiempo yo había tenido fantasías. Unas que ansiaba disfrutar, yo... yo no las veía malas, había leído de esas historias y me llamaron la atención y quise experimentar con ella.

-Llegué ha hacer de todo con ella, fuimos aprendiendo a conocer que nos gustaba, yo quise que fuera solo mía desde que la tuve y la pedí para mí, solo para mí. No quería que nadie la tuviera, era mía y yo suya, jugábamos a ser amo y esclavo. Ella acepto, disfrutamos mucho y el tiempo paso. Después de casi un año estando con ella y practicando todo lo que habíamos aprendido juntas, yo quise hacer algo que no debió pasar.

- Estaba en ese cuarto de siempre, yo sobre ella, y fue una sensación de que necesitaba ir más lejos, quería ver más, quería que sintiera más, así que... tome mi cinturón y le di con toda mi fuerza en la espalda, mientras ella estaba a cuatro patas sobre la cama y yo la penetraba con el arnés, ella grito y me encendió más. Eso me motivo a penetrarla con más fuerza y le di otro más y otro más aunque ella pedía que me detuviera, yo seguía y seguía, era tanto el placer, que tenía un vaivén tan rápido y fuerte dentro de ella, me hizo correrme y descansar sobre ella, sobre su espalda llena de sangre, tan cálida y pegajosa. Disfrute tanto ese momento.

- Ella estaba apenas consciente, había gritado y llorado tanto, el dolor la tenía aturdida que solo sollozaba apenas. Cuando me di cuenta de lo que había hecho ella ya estaba inconciente. Me asusté y llame al dueño, a mi prima, tenía miedo de lo que había hecho y de como estaba ella.

- Ahí empezó todo, solucionaron todo el problema por mi, la atendieron y volvió a estar bien, me disculpé con ella, ella lo acepto y me dijo que me perdonaba. Yo seguí yendo otra vez cuando ella estaba mejor, seguíamos haciendo lo de siempre pero no me sentía plena. Ella lo noto y hablamos al respecto. Dijo que si lo necesitaba podríamos hacerlo pero no tan rudo, ella me aceptó, y seguimos por varios meses haciendo lo que yo quería, incluso empezó a disfrutar conmigo todo lo que le hacía, y fuimos por más y más... hasta que... hasta que... yo... - Lexa miro sus manos y sus ojos se volvieron brillosos por las lágrimas que se estaban formando - yo... yo no me controlé... no medí... lo que... hice... - resbaló una lágrima por su mejía - yo... me excedí... lo hice... tan fuerte... no me di cuenta... y fue hasta que... ya no vi... el brillo... de sus... hermosos ojos... que me di cuenta... que ella... que ella ya no... ya no... estaba ahí... - siguieron cayendo lágrimas cada vez más de sus ojos - yo le quite la vida - miro a los ojos a Luna, tenía la cara triste y Lexa estaba deshecha por lo que recordaba. Luna no la estaba juzgando ni mirando mal, eso le hizo saber que estaba con alguien que no la llevaría a la cárcel.

- Yo la mate... y no pague por ese crimen... lo que el dinero compra... el silencio... Mi prima me ayudó en todo, ella sabe lo que sucedió, así como el dueño del lugar y el que es mi abogado y ahora mi amigo... y ahora usted. ¿Me va a condenar?

- No... estás arrepentida de lo que hiciste, paso algo que no debió, si tal vez tenías que ir a la cárcel, pero como dices, el dinero es quien compra el silencio... A mí no me vas a tener que comprar para que lo guarde y tampoco me voy a aprovechar de ti, es mi deber como terapeuta guardar los secretos de mis pacientes y lo haré contigo porque lo eres... además como te dije, tu te arrepientes y lo sigues cargando todo este tiempo, la tienes presente siempre en tu vida y has venido a mi porque quieres poder librarte de lo que te atormenta, y te voy a ayudar a lograrlo. Hoy hemos avanzado mucho y nosé si quieras continuar o lo dejamos para otro día, se que hay más pero no quisiera que esto pueda ser contraproducente.

- Creo que es mejor parar por hoy, cuando esté lista seguiremos.

- Bien, tiene mi teléfono para cuando estés lista... y avísame si quieres que te reciba con el brownie de María, con gusto lo haré para ti.

- Gracias y si le llamaré y te diré si lo quiero con María - sonrió, se sintió bien hablar de lo sucedido y que no la juzguen, se sintió comprendida y apoyada. Le agrado que quisiera quitar la te sino del momento con una pequeña broma.

Se despidió de ella y se fue a su departamento, cenaría y pasaría a checar todo lo que le ha enviado su prima de la empresa, la dejo a cargo pero aún así quería ver cómo iban las cosas.

Mi secreto, mi retoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora