50- Nada más

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¿A qué le tenía miedo?, tal vez a un recuerdo o al daño que podría hacerle a alguien, tal vez a hacérselo a ella misma o que alguien la dañará. Tenía miedo pero solo llegó algo a su mente. Un recuerdo que le hace sentir enferma. No sabe si contar lo que sucedió, es difícil de explicar y muy fuerte. Incluso sabe que si sale de estás cuatro paredes puede ir a la cárcel.

Era imposible de decirlo, seguro que la ética no valdría para que ella no fuera con el chisme a la policía, iría a la cárcel por el error que había cometido y no podría. La vergüenza de sus padres, no, no podía.

- Te voy a decir algo que puede ser importante para que puedas ayudarte a hablar... Nada de lo que me digas aqui saldrá a la luz, incluso si rompiste la ley. Incluso eso, yo lo guardaré siempre. Son cosas que pasan y no se pueden evitar ni reparar. Te digo esto, porque se que hay cosas que llegan a ser delitos graves. Pero si estás aquí es porque estás arrepentida de todo lo que haya pasado y quieres salir adelante. No te voy a juzgar.

Le estaba diciendo que podría ocultar bien su secreto aunque sea pasar sobre la ley, tan así significa tener que llevar el secreto de un paciente. Habrán personas que hayan cometido delitos como ella y ella sabría de ellos.

- No confías en mí, pero te diré que he tratado a varias personas con un problema similar al tuyo, y solo han salido bien liberando lo que les ha llevado a ocultar su más oscuro secreto.

¿Decirlo o no?, ¿confiar o no?, Clarke la decepcionó, ella podría hacer lo mismo.

- Te daré el tiempo que quieras, si no puedes ahora porque no confías, pero piénsalo, incluso puedes escribirlo en una carta si no puedes decirlo, al final de la sesión se quemará. Por hoy creo que es todo - miro su reloj, ya había pasado una hora. Lexa igual lo noto, pero no había parecido que lo haya pasado.

- ¿Cuando volveremos a tener otra sesión?

- ¿Entonces si volverá?, si usted quiere, pueden ser cada semana, se que le es difícil hablar de usted - fue interrumpida por Lexa

- Puedo hablar, solo necesito tiempo. Pueden ser más de una sesión en una semana.

- No tengo a nadie en este horario en toda la semana, si usted desea puede venir el día que quiera de lunes a viernes, solo tiene que llamar o mandarme un mensaje. - tomo una tarjeta que tenía en una mesita justo a lado de ella y se la entrego. - aquí tiene mi número de teléfono de casa y de celular. Ya sabe el horario, solo avíseme y aquí estaré.

- Bien, cuando quiera venir lo haré - se levantó del sillón al igual que la luna.

- Por cierto, no hicimos las presentaciones correctas, soy Luna y así quiero que me llames, no señorita Bloom - se acercó y le extendió la mano. Ella la tomo y la saludo - y quiero que nos hablemos por nombres, no por el apellido y dejemos de ser tan formales.

- Entonces llámame Lexa de ahora en adelante... y gracias. - Lexa se le quedó mirando a los ojos, había algo en su mirada, como si la conociera y pudiera saber lo que ella oculta - nos vemos, yo le llamo.

Salió de su primera sesión pensando en si decirle o no, hablaría con Lincoln para saber si ella podría guardar su secreto, había dicho que si, pero uno no anda contando esas cosas.

Lincoln le dijo que estaba en la ciudad, en su departamento y que iba a pedir la cena. Pidió que la esperara cenaran juntos.

Llegó subió y entro. - Hola, necesito que me confirmes algo - de una vez a lo que iba

- Hola Lex, ¿Cómo estás?, Yo bien gracias por preguntar - se hizo el irónico, pero luego sonrió - dime en qué te puedo ayudar

- Hoy fui a una sesión con la terapeuta que me recomendaste.

Se sentaron en la sala a hablar uno a lado del otro solo con una distancia prudente.

- Me alegro que hayas iniciado con la terapia

- si si, pero yo sabes lo que llevo guardando desde hace años y necesito saber... si ella puede saberlo, si guardar mi secreto - lo miro a los ojos y quería asegurarse que podría confiar en lo que diga.

- Si lo guardará, en su profesión implica el que tenga que guardar todo lo que tú digas y nadie sabrá de eso jamas, puedes decirle todo. Pero eso depende de ti.

- Me ha pedido que le cuente todo, pero tenía dudas. Tu la conoces ¿es buena?

- No la conozco, pero la investigué y sabes que yo busque toda la información que pude, era importante que fuera buena para ti.

- Gracias, necesitaba saberlo... me ha dicho que puedo ir cualquier día que esté lista, pero en el mismo horario. Claro sin fines de semana, sería de lunes a viernes que estaría libre.

- Es algo bueno que esté disponible para ti cuando quieras, y así estar bien lo más pronto que puedas.

- Eso espero, solo necesito pensar en como abordar lo que me pidió hacer.

- Si necesitas pensar que decir y ella te dio el tiempo, no te apresures y hazlo con calma, no te esfuerces de más. Me alegro de que estés poniendo de tu parte.

- Quiero mejorar y no sentirme un monstruo, tal vez no solo quiero controlarlo, tal vez pueda quitarme estos oscuros deseos que llevo en mi. Cambiar por completo

- Eres perfecta tal y como eres, no es necesario cambiar todo lo que eres, si quieres solo control, lo podrás tener. No hay nada de malo en como eres. Yo te quiero tal cual.

Sonrió para su amigo, eso era lo bonito de tener una amistad con Lincoln, siempre le decía que ella estaba bien como era y siempre la apoya en todo aunque a veces ella se pasa de como es con el.

- Gracias

Pidieron cena, disfrutaron la noche y se fue a su casa, donde la esperaba Ontari en la habitación de huéspedes junto a la enfermera, la señora del servicio ya se debió de haber ido a su casa, el horario que tenía era de 7 a 7 de lunes a sábado, los domingos ella tendría que pedir desayuno y todo para que estuviera bien su nueva compañera de departamento, la enfermera solo estaría 2 semanas fijas 24/7, las demás serían para checar el avance de sus curaciones.

Paso a verla al cuarto y encontro que estaban dormidas. Ontari se veía en paz, incluso se veía diferente a como la había conocido. Pero claro que se veía diferente, no estaba ahora para sus servicios, estaba ahí para recuperarse. Y cuando lo estuviera, trabajaría para ella, volvería a hacer lo que habían hecho durante un año, su juego de ama y esclava, además trabajaría en su empresa junto a ella, la tendría todo el tiempo a su disposición, solo para ella.

Esperaba que pudieran seguir con sus juegos, la habían operado del corazón pero no sabía si podría soportar lo que quisiera hacerle. Tendría que preguntar en la siguiente visita al hospital.

Salió y se metió a su cuarto, se baño y se metió a la cama desnuda. Así estaba acostumbrada a dormir. Antes de quedar dormida pensó en Clarke, en que había ido a verla. Ya no quería nada más que un trato laboral y esperaba que lo entendiera. De ahora en adelante solo serán la jefa y la empleada nada más.

Mi secreto, mi retoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora