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NARRA GAVI

¿Es normal ponerme nervioso si voy a conocer al padre de Ona? O sea, aún no somos novios, así que no tendría que ponerme nervioso ¿no?.

Su hermana Lidia era, sin duda, la niña más adorable que había conocido en mi vida.

Lo siento mucho primitas, pero es verdad.

Se notaba que Lidia tampoco soportaba a su madre, aunque a ella si la trataran bien en casa. Se notaba que no le gustaba que le hicieran daño a sus seres queridos.

—Gavi.—me llamó en susurros Lidia.

Aún estábamos esperando a poder entrar a la habitación y Lidia estaba aburrida y sin batería en su móvil.

—¿Si?.—le contesté, también susurrando.

—¿A ti te gusta mi hermana?.—me preguntó.

Sabía perfectamente que Ona nos estaba escuchando ya que en el hospital había mucho silencio por la hora que era.

—Mucho y ¿te digo un secreto?.—pregunté susurrando.

Ella asintió con la cabeza mientras sonreía.

Tenía la misma sonrisa que su hermana.

—Que estoy planeando pedirle que sea mi novia.

Ella ensanchó su sonrisa y habló.

—Te doy el aprovado para que seas novio de mi hermana.

Yo reí y pasé un brazo por los hombros de la niña.

—Y esto entre tú y yo, no se lo diré a tu hermana ¿tú tienes algún novio por ahí en el colegio?

Ella rió y asintió.

Yo me hice el sorprendido.

—Se llama Mateo. Es muy, pero que muy guapo.

—¿Más que yo?

—Más que tu, Gavi.

Yo lo miré incrédulo y luego reímos los dos.

—Ya basta de cuchicheos, yo también quiero hablar con vosotros.—se quejó Ona guardando su móvil.

—Mhm mhm.—negó Lidia con la cabeza.—Esta es conversación de cuñados.

—Lidia no somos novios.—dijo Ona.

—De momento.—murmúranos Lidia y yo a la vez.

—Parece que los son hermanos seáis vosotros.—dijo Ona poniendo su mano en su frente. Haciendo que riamos los tres.

Pero las risas pararon de golpe cuando la madre de las chicas que tenia a ambos lado salió de la habitación.

—Ya podéis pasar.—dijo.

Las dos chicas se levantaron y me miraron esperando a que yo me levantara.

—No te pongas nervioso, le vas a caer genial.—dijo tendiéndome la mano para levantarme.

—Si me das un beso a lo mejor se me quitan un poco los nervios...—dije haciéndome el tonto.

—Pablo, está mi hermana delante.

—¿Y que? Ya es mayor como para ver como su hermana se besa con su casi novio.—alcé los hombros.

Ella se acercó a mi y me dio un pico rápido, pero yo le cogí del cuello para profundizar un poco más el beso.

Fue un beso corto, no quería tampoco incomodar a su hermana que estaba viendo todo.

—Si, vale, entremos a la habitación.—dijo Lidia.

Ona y yo reímos y entramos a la habitación.

—¡Papa!.—dijo Lidia al entrar en la fria habitación.—¿Estas bien?

El asintió con la cabeza y le dio un abrazo como pudo a su hija pequeña.

—Ona ven tú también.—habló su padre.

Ella fue a unirse al abrazo y pude ver como le caían unas cuantas lagrimas por los ojos.

—Papa, vaya susto me has dado, tienes que vigilar cuando conduces.—le regañó Ona mientras se quitaba las lágrimas de sus ojos.

—Te lo prometo, pero deja de llorar, dentro de lo que cabe estoy bien.—dijo dándole una sonrisa.

Las dos chicas siguieron hablando con su padre mientras yo las miraba con una sonrisa.

Unos minutos después, cuando Ona ya estaba más animada su padre me habló.

—¿Y este chico quien es?.—preguntó su padre dirigiendo su mirada hacia mi.

—Ay, que me había olvidado presentártelo, lo siento.—se disculpó.—Papá, él es Pablo Gavi, Pablo él es Jaume, mi padre.

—Un gusto conocerte.—dije nervioso.

—¿Y que te trae por aquí?—preguntó divertido su padre.

—Eh... Pues...—no sabía que decir, gracias a dios que Ona habló.

—Papa, no le hagas interrogatorios.—rió Ona.—Esta aquí porque es un muy buen amigo mío y se ha ofrecido llevarme porque estábamos con todo nuestro grupo de amigos.—explicó Ona.

"Si, solo somos muy buenos amigos. No te lo crees ni tú guapa." Pensé y reí mentalmente.

—¿Y tú desde cuando te llevas con futbolistas?.—preguntó curioso.

—Siempre vienen al café después de sus entrenos, ahí los conocí a todos. ¿Ya estás con el interrogatorio?—preguntó irónica Ona.

El asintió y volvieron a hablar sobre diferentes temas, solo que esta vez incluyéndome a mi en la conversación.

Estuvimos unos 5 minutos más ahí hasta que entró un médico diciendo que ya nos teníamos que ir. Íbamos a salir, pero Jaume nos llamó a mi y a Ona para decirnos algo.

—Lleváosla a Barcelona mientras yo esté aquí, no aguanta más tiempo con su madre.—pidió.

Yo miré a Ona y ella asintió con la cabeza.

—Gracias.—murmuró y nos dejó ir.

Ya fuera de la habitación nos encontramos a Lidia, Andrea y su madre,-la cual no me sé su nombre-.

—Lidia, cuando llegues a casa haz la maleta y mañana te paso a buscar para que te vengas a Barcelona unos días conmigo, ¿si?.—dijo Ona.

Lidia puso una gran sonrisa en su cara y asintió con la cabeza, mientras que su madre y Andrea le miraban con mala cara.

—Les puedo decir algo a estas dos.—susurré en el oído de Ona mientras veía las malas caras que ponían.

—Mejor no, te odiarán aún más.

Yo bufé y asentí con la cabeza dando a entender que no les diría nada.

Aunque me parecía una falta de respeto que una madre tratara así a sus hijas solo por no parecerse a ella o mierdas así.

Era de ser una subnormal.


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Capítulo corto.

Tenia pensada la idea principal pero era bastante corta, así que el capítulo ha quedado corto.

No tengo mucho tiempo para escribir ya que las clases me quitan un montón de tiempo y tener que hacer deberes y entrenamientos también me quita mucho.

Intentaré publicar lo antes posible un nuevo capítulo.

Adiós guapos, no os olvidéis de votar.

Jugador desconocido-Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora