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Iba a conocer a Xavi Hernández.

No me lo creía.

Primero fuimos a hablar con el gerente de la cafetería y aceptó nuestra propuesta perfectamente, así que como que hoy teniamos día libre íbamos a ir a las oficinas del Barça a hablar con Xavi.

Obviamente para asegurarnos de que cuando fuéramos el estaría allí Gavi había llamado antes para preguntarle.

Mi coche seguía en el taller, seguramente me lo devolverían al día siguiente, así que no tendría que molestar más a Gavi para que viniera a buscarme.

Con Gavi había hecho muy buenas migas, nos pasábamos el tiempo que podíamos mandándonos mensajes porque no teníamos nada más que hacer en todo el dia.

También cuando lo veía me ponía nerviosa. No se porque mi cuerpo reaccionaba así cuando estaba con el, pero me daba miedo de que esto fuera a más.

Estaba esperando en el portal de mi casa mientras veía historias en Instagram hasta que escuché como llegaba el cupra blanco de mi amigo.

Me subí en el asiento de copiloto emocionada. No todos los días ibas a conocer a tu ídolo de la infancia. Aunque sé que no era conocerlo en plan fanática era más profesionalmente, aunque los nervios eran los mismos. Encima me daba mas nervios pensar que nos podría decir que no le parecía bien nuestra idea.

—Tranquilízate o te dejo tirada en medio de la carretera.—advirtió al notar como mi pierna temblaba.

—No eres capaz.—dije.

—Ya lo se, pero tranquilízate.—dijo.

Yo saqué mi móvil y empecé a leer lo que le tenia que decir. No podía estar nerviosa a la hora de hablar porque sino no lo convencería. Cuando hable tengo que sonar segura de mi misma, así que no puedo tener ni un solo fallo.

—Hemos llegado.—aviso aparcando.

Termine de leerme todo por encima una última vez y salí del coche.

—¿Preparada?.—preguntó.

—¿Te digo la verdad o lo que quieres escuchar?.—bromeé.

—La primera, aunque puedo deducir la respuesta.—rió.

Me cogió una mano con las suyas y me dio un apretón el cual me tranquilizó un poco.

—Tranquila que Xavi no muerde, es buena persona y seguro que acepta sin problemas.

—Si tú lo dices...—susurré para mi.

El me oyó pero hizo oídos sordos y nos dirigimos hacia dentro de las oficinas.

No recordaba esto tan grande. A ver, hacía meses que no venía aquí ya que solamente vine a las oficinas para hacer la entrevista de trabajo, pero igualment e parece que es gigante.

Al llegar a la puerta del despacho me puse aún más nerviosa. Fui a picar la puerta pero una mano lo hizo antes que yo.

Escuchamos un "pasad" de parte de Xavi y le hicimos caso.

—Buenos días Gavi y...—dijo esperando a que le dijera mi nombre.

—Ona.—respondí con una sonrisa.

—Bueno, ¿de que queríais hablar?.—preguntó curioso.

—Pues te queríamos hacer una propuesta y creemos que tú nos podrías ayudar a que s haga.—habló Gavi.—Trata sobre hacer un vídeo promocionando el Barça café y diciendo que se necesitan trabajadores.—explicó.

—¿Y porque queréis hacer eso?.—preguntó.

—Yo trabajo en esa cafetería y con solo 18 años que tengo me hacen trabajar 8 horas diarias. Esto se debe a que les cuesta mucho encontrar trabajadores y no nos pueden poner turnos más cortos. Como ya he dicho, solo tengo 18 años, tengo derecho a disfrutar mis días de vacaciones antes de empezar la universidad, ya que tampoco me han dado vacaciones, y también es muy agotador.

—¿Como podría ayudaros?.

—Bueno, sabemos que tú tienes reuniones con el personal más "importante" y ahí están incluidos los encargados de redes sociales. Podrías proponerles lo del vídeo en una de estas reuniones. Si hace falta podemos ir a explicarlo nosotros.—esta vez habló Gavi.

El asintió con la cabeza y nosotros lo miramos sorprendidos.

—Vale.—dijo.

—¿Vale?.—preguntamos Gavi y yo a la vez.

—Que si, me gusta la idea.—dijo Xavi.—Además, me ha convencido mucho la manera en la que lo habéis explicado.

Nosotros se lo agradecimos y nos despedimos. Gavi y Xavi ya lo hablarían algún día de cómo ir a explicarlo todo en alguna reunión.

Una vez salimos del despacho abracé al chico muy feliz.

—Que ha dicho que si.—dije enterrando mi cabeza en su pecho.

—Hoy se sale de fiesta para celebrarlo.—dijo Gavi.

Yo no me negué. Hacía bastantes días que no salía de fiesta y mi cuerpo necesitaba alcohol.

—Mierda, mis amigas no pueden.—dije separándome del chico.

Carla tenía familia en casa celebrando su cumpleaños que fue la semana pasada y Mireia e Irene estaban las dos de vacaciones en no sé donde.

—Pues salimos con los míos.—solucionó.

—Si anda, tu quieres que me de algo estando rodeada de futbolistas como si fuera lo más normal del mundo.—dije.

—Para mí lo es.

—¿A lo mejor porque eres futbolista?.—pregunté sarcásticamente.

—Va, que lo pasarás bien.—insistió.

—Vale.—acepté a regañadientes.

—Ni una sola queja.—advirtió.—Además ya conoces a Pedri, a Balde, a Ansu y a Ferran.

—Literalmente lo único que me han dicho ha sido lo que querían pedir en la cafetería.

—Con Pedri no, con el si has hablado.—dijo.

—Que si, que muy bien, si voy a ir.—dije resoplando.—¿Feliz?

—Mucho.—dijo riendo.

Nos montamos en su precioso cupra color blanco y se puso rumbo a mi casa. Íbamos escuchando la radio y estaban sonando canciones malísimas.

—¿Puedo conectar mi móvil y poner música buena?.—pregunté.

—Mhm.—asintió.

Conecté mi móvil después de muchos intentos y puse en aleatorio mi playlist.

Empezó a sonar la canción ódiame de Saiko. La iba a pasar, no quería ponerme a llorar ahí en medio.

—No la pases.—dijo quitándome la mano del botón de pasar la canción.

Hice mis intentos de no llorar mientras soñaba la canción, cosa que funcionaron y luego llegamos a mi casa.

—Luego te digo la hora a la que paso a recogerte.—grito desde la ventana.

Yo le respondí haciendo un okey con la mano y entré a mi piso.


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Chao pescao 🫶🏼

Jugador desconocido-Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora