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Joder.

Siento como si me estuviera muriendo.

No se cuanto bebí ayer, solo recuerdo hasta la cuarta copa y todo lo demás lo veo borroso.

Y ahora que lo pienso, ¿quien cojones me trajo a casa?

Oh mierda, ya me acuerdo.

Apagué la alarma que no paraba de sonar desde mi móvil y vi un montón de mensajes de mis amigas.

¿Que cojones?

"Perdón si os he preocupado, todo lo que recuerdo de la noche de ayer lo veo borroso", escribí en el chat que teníamos las 4 chicas y se ve que la noche anterior añadieron a Manu y a Dani.

A los minutos empecé a recibir mensajes de mis amigas preguntándome si me podían llamar.

—Hola—dije al descolgar.

—Ona, como te vuelvas a ir en plena madrugada sin avisar te juro que te arranco los pelos.—dijo Carla.

—Vale, vale.—dije riendo.

—¿Pero con quien te fuiste?.—habló esta vez Mireia.

De lo poco que recordaba era que había llamado al jugador desconocido, que creo que era Gavi y quiso venir a buscarme, pero no les iba a contar eso a mis amigas.

—Ah.—dije pensando una excusa rápida.—Resulta que mi hermano estaba en la misma discoteca y me llevo el a mi piso.

—Pero si tu hermano vive lejísimos de aquí.—dijo Carla.

Mierda, me ha pillado. Tenia que buscar una excusa rápido.

—Carla, te recuerdo que la gente puede viajar.—dije rodando los ojos.

—Perdón, perdón.—rió.

—Bueno, me voy yendo ya que de aquí nada tengo que ir a trabajar.—me despedí.

Colgué y me fui a duchar para quitarme esta sensación de suciedad que tenia encima. Estaba pegajosa, seguramente se me hubiera caído alcohol encima mientras bailaba.

Luego de prepararme bajé a por mi coche.

Mierda.

Mi coche lo tenía Manu.

Seguramente él esté durmiendo a estas horas, mis amigas tienen el coche en el restaurante y Dani ya estaría en el trabajo. Tampoco podía pedir un Uber porque no suele haber ninguno por esta zona y acabaría llegando tarde y lo mismo con los taxis.

La única opción que me quedaba era llamarlo, él sabía donde estaba mi casa y podría venir.

Lo llame y a los dos tonos contestó.

—¿pasa algo?.—preguntó.

Vaya, que directo. Ni un hola.

—¿Por casualidad no tienes nada que hacer y me puedes llevar al trabajo?.—pregunté.

—Ahora tenía que ir a entreno, pero creo que llego.—dijo.—Pedri viene en mi coche.—avisó.

Escuché como le avisaba a Pedri de que pasarían por un sitio antes de ir hacia donde entrenaban y este asintió.

—Muchas gracias, me has salvado.—dije. Luego me despedí y le colgué.

Estuve esperando un rato en la entrada de mi casa hasta que vi que un cupra blanco se frenaba enfrente de mi. Me dirigí hacia el coche y subí en la parte trasera.

Espero no haberme equivocado de coche. Pensé.

—Hola.—dije nada más entrar.

Ellos me respondieron de la misma forma y pusieron en marcha el motor.

Jugador desconocido-Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora