El futbolista llevaba toda la semana viniendo al café donde yo trabajaba.
He de admitir que me ponía nerviosa cuando sentía su mirada clavada en mi espalda mientras atendía a la gente, aunque intentaba hacer que no se notara demasiado.
Ese día también se encontraba Gavi en la cafetería y también habían bastantes chicos de la Masía que estaban estudiando para recuperar alguna asignatura. Hoy los chavales de la Masía que habían venido no los conocía demasiado. Normalmente hay uno que tiene más o menos mi edad, él era un año mayor pero como repitió un curso ha acabado el bachillerato este año, bueno, que este chico era con el que mejor me llevaba sin duda. Se llamaba Aleix y su sueño era subir al primer equipo y yo creo que lo conseguirá ya que es muy bueno jugando a fútbol.
Escuché el ruido de la puerta y de alguien saludando. Ya sabía quien era. Fui hacia la mesa donde estaba el chico y lo saludé.
—Bon día Aleix.—dije y él me dio un abrazo que yo respondí feliz.
Este chico me caía genial.
—Vienes a estudiar ¿no?.—pregunté.
El asintió con la cabeza.
—Pues te pongo lo de siempre.—reí.—Bueno, no te molesto más.—dije dándole el último abrazo.
—¿Tu lo conoces?.—preguntó una voz por detrás de mi.
Ya sabía quien era, aunque lo hubiera escuchado pocas veces hablar, solo con escuchar ese acento sevillano ya podía adivinar quien era.
—Claro que si, es mi cliente favorito.—dije y Aleix puso una sonrisa de superioridad.
—Pensaba que era yo, me voy a tener que enfadar.—ironizó.
¿Que le pasaba a este ahora?
¿Estará...? Lo dudo, solo me quiere para una noche y no volverme a ver.
—Bueno, te dejo estudiar.—me despedí de Aleix y volví a trabajar.
Puse su pedido en la tablet y lo fui a buscar. Luego se lo llevé y volví a mi trabajo.
Hoy el día había sido más tranquilo, no como los anteriores, que me dejaban tan agotada que cuando llegaba a casa me tiraba a la cama a dormir y no hacía nada más en todo el día.
—Me estoy planteando hablar con el que lleva la cafetería para que busque a más trabajadores, no puedo más con mi vida.—dije al escuchar como alguien entraba, supuse que sería Dani.
Me giré para comprobarlo y me encontré que era Gavi.
—Perdón me he confundido de persona.—dije avergonzada.—Espera, ¿tu que haces aquí?
La gente no podía entrar a la zona de las taquillas, no se como había pasado sin que nadie lo viera.
—Tengo contactos.—dijo.
Puto Dani.
—¿Y que quieres?—pregunté cansada.
—Que me parece muy fuerte que yo no sea tu cliente favorito y lo sea uno de mis amigos.—dijo acercándose.
Se ha puesto celoso, confirmado.
Yo me empecé a poner nerviosa por la cercanía, pero tenia que hacer que no se notara.
—Y que si quieres puedo hacer que eso cambie.—añadió guiñando un ojo y acercándose aún más.
Yo retrocedía hasta el punto de que mi espalda chocara con el frío metal de las taquillas, haciendo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo y que tampoco pudiera seguir yendo hacia atrás.
Me acorraló contra la pared y nos quedamos mirando fijamente, mientras que cada vez nos acercábamos más inconscientemente.
Nuestras respiraciones se entremezclaban y también podía notar como mis mejillas estaban ardiendo.
—No quiero que eso cambie.—susurré cuando apenas quedaban pocos centímetros de que nuestros labios rozaran.
Luego lo empuje y me giré para sacar todas mis cosas de la taquilla.
—Oye, a que te referías con lo de hablar con el gerente de la cafetería.—dijo tan tranquilo.
¿Como puede estar así después del momento que acaba de montar?
—Nada, tonterías.—contesté.
—Yo creo que podría ayudarte.—pensó en voz alta.
Yo lo miré sorprendida.
—¿Enserio?.—pregunté.
—Podría hablar con Xavi y que el convenza a los de las redes sociales para promocionar el café y decir que buscan trabajadores.—explicó.
—¿Lo harás? Hago lo que sea, pero por favor.—pedí.
—Si me lo pides así.—dijo.
Yo fui corriendo a abrazarle.
—Muchas gracias, enserio.—dije hundiendo mi cabeza en su pecho.—No sabes lo mucho que lo necesito.
Pude ver como en su cara aparecía una sonrisa que intentaba reprimir, así que me separé de él.
—Me voy ya a mi casa que o sino no llego al bus. Hablamos.—me despedí.
Hoy iba justa de tiempo ya que tenía el coche en el mecánico porque estaba haciéndose la revisión.
—Te llevo yo.—dijo.
—No hace falta, ya tengo los billetes de bus.—dije.
—He dicho que te llevo yo.—ordenó.
¿Este tío es bipolar o que? Hacia menos de 1 minuto estaba súper majo diciendo que me ayudaría con lo del trabajo y ahora me está ordenando hacer cosas.
A veces no entiendo a los tíos.
No me quejé porque sabía que no iba a poder hacer nada así que solamente me dirigí hacia su coche y esperé a que lo abriera.
—¿Que te pasa a ti ahora?.—me preguntó al ver que tenía el ceño fruncido.
—Que me jode que he pagado los billetes del bus y no los estoy usando.—me quejé.
—Ona, es más rápido ir en coche.—dijo.—En el autobús estarás incómoda y un camino de 10 minutos tarda 1 hora.
—Ya lo se, pero no quiero molestar a nadie.—dije.
—Pues a mi no me molesta.—dijo mirándome un segundo y después volver su mirada a la carretera.
—Vale...—dije mirando a la ventana enfadada.
No estaba enfadada con el, sino conmigo misma. No me gusta tener que ir pidiendo cosas a los demás y tener que hacerlo me da rabia.
Noté como una mano se posaba en mi muslo y lo acariciaba. Yo miré la mano y después miré al conductor.
—No te enfades, que no es nada.—dijo.
El dejó su mano ahí durante todo el camino. Yo estaba nerviosa pero no iba a dejar que él lo notase.
Al llegar a la entrada de mi piso me despedí de él diciéndole que ya hablaríamos sobre lo de ir a hablar con Xavi para lo de la publicidad del café.
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Capítulo más o menos corto.
Un beso a todos.
Chao pescao 🫶🏼.
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Jugador desconocido-Pablo Gavi
FanficOna, una chica que parece perfecta pero que tiene muchos problemas familiares por culpa de su madre. Esta chica se mudó a Barcelona ella sola cuando tenía 15 años y a los 18 tuvo que buscarse un trabajo. Ella encontró trabajo en una cafetería que la...