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Días después.

Mi estado de ánimo había decaído, y agregando las pocas horas que había dormido, mi cerebro apenas estaba funcionando bien.

Habían pasado horas desde que Minatozaki Sana se habia ido con su familia. Suponía que era su familia por la sonrisa que tenía en su rostro. Obviamente jamás regresé, pero si me oculté entre los demás pacientes que estaban esperando por su turno.

Estuve cerca cuando el doctor Choi fue a verla, y lo único que salió de su boca fue «¿Donde esta Jihyo unnie?» Le hacían preguntas, pero lo único que salía de su boca era preguntar por mí.

Tampoco dejó que la tocaran. Escuché claramente el «No me toques» salir de su boca con firmeza.

—Señorita Park, ya llegó mi turno.

La enfermera del segundo turno llegó, sacándome de mis pensamientos y apenas asentí.

Tzuyu estaba esperando por una explicación desde que hablé con ella.

Me fui del hospital con la mente en otro lugar. Más específicamente en las consecuencias de mis actos, y lo que eso afectaría mi trabajo por el que tanto luché.

Y todo es mi culpa por no controlar el impulso de tocar a una menor de edad.

Tardé en llegar a mi departamento en unos veinte minutos. Tzuyu ya estaba esperando por mi afuera y realmente no le pude mantener la mirada por la vergüenza que tenía.

—Estas pálida, amor. —me envolvió en sus brazos y fueron como la gota que derramó el vaso, porque dejé que lágrimas fluyeran—, Todo va a estar bien, vamos adentro.

Todo ese día la pasé llorando, explicando poco y nada por la razón de mi llanto o actitud decaída. No quería nada.

Simplemente quería que la tierra me tragara para no sentirme como una abusadora.

Sabía que algo se aproximaba por lo que cuando logré tener un poco de calma, le confesé el motivo de mi crisis a mi novia quien sólo preguntaba si era una niña o un bebé, alegando que sería abuso si la tocase a la fuerza.

Pero no era así. La inocencia no se trata de edad, se trata algo diferente. Puedes tener la mayoría de edad, pero si no sabes nada de la vida es como si fueses alguien pequeño.

Así como Minatozaki Sana. Ella no sabía lo que yo estaba haciéndole, simplemente lo vió como una enfermera habiendo su trabajo.

Pero ¿Sería así con alguien que sabía? Podría ser, pero tambien la mayoría no iba a permitir que tocasen su cuerpo porque sería jodidamente incómodo.

—Yo voy.

El timbre sonando era mi alarma. Y la verdad habían tardado dos dias, prácticamente, para venir aquí. ¿Tenía miedo? Hasta los ovarios, pero no iba a huir de algo que ya estaba condenada.

Bebí el jugo que Tzuyu me había preparado y los pasos de los oficiales hicieron que la mirada cayera en ellos.

La mirada sería e inquisitiva me atravesaban como espadas cuando me vieron sentada en el sofá.

—Park Jihyo, queda bajo arresto por abusar de una menor de edad. Tiene derecho a un abogado. Todo lo que diga en estos momentos sera usado en su contra —permanecía en silencio cuando las esposas se cerraban en mis muñecas y no tuve mas que seguirlos.

—Esperen, esperen. ¡No pueden llevarsela! —gritó chewy cuando unos oficiales impidieron que detuviera mi avance— ¡Jihyo!

Años oficiales les valía una hectárea de mierda lo que hacía o decía Tzuyu.

Inocencia | Sahyo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora