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¿Por qué estaba hablándole así? Está bien que no le gustara que Sana la ignorara, pero ¿Por qué tendría que ir obligatoriamente con ella? Sana podía hacer lo que ella quisiera libremente.

Bueno, quizás solo me estaba imaginando cosas para tenerle rabia a la mujer, después de todo seguía siendo la persona quién eligió Sana.

Cuando la vi daba una buena impresión y no parecía alguien que manipulaba.

-Me quedo con Jihyo. -Sana cerró más su abrazo, uniendo más nuestros cuerpos como si no quisiera alejarse nunca de mi.

Además de eso... pude sentir como algo pinchaba mi vientre bajo, haciendome enrojecer lentamente.

-Puedes dejarlo para mañana... yo...

-Esta planeado para hoy. Sana, vamos. -impuso, dejando claro el disgusto que sentía por la decisión que Sana estaba tomando.

Fruncí el ceño por la actitud demandante que ha Ia tomado, y realmente no me gustaba.

-A ver... -Lisa se interpuso entre Dahyun y yo- Jihyo, entra, yo me encargo.

Miré con el ceño fruncido a la persona que no tenia nada que ver aquí, y después a Momo que estaba confundida por la expresión de la mujer.

Momo también me indicó que entrara al departamento con una sonrisa leve.

-Despues te cuento, ve. -explicó, dejándome aún más confundida.

¿Debía decirme algo acaso?

-¿Contarme?

Me empujó bajo la mirada de la terapeuta y cerró la puerta cuando ya estábamos adentro. Quise escuchar atraves de la puerta de que iban hablar, pero Sana simplemente me alzó llevándome a... no tenía idea.

No pude más que agarrarme de su cuello para no caer y ver qué caminaba hacia la habitación donde yo dormía.

-¿Sana?

Me dejó en la cama estuvimos adentro y se regresó a cerrar la puerta con seguro, causando que mi corazón se acelerara de un momento a otro, y no de susto como cuando me alzó hacian segundos.

Se quedó apoyando su frente contra la madera, susurrando algunas cosas y tomando bocanadas de aire por un motivo que yo desconocía. Me preocupé de cierta forma, así que me acerqué a ella rápidamente, abrazandola por la espalda mientras apoyaba mi mejilla en la misma.

-Minatozaki-san... hey...

-No me gusta... Unnie es mía... -refunfuñaba, soltando leves sollozos que me hicieron jalar de su cuerpo para que me mirara.

¿Como podía ser tan determina unos minutos, y después ser tan sensible? Regresé el cabello que tenía en parte de su rostro detrás de sus orejas, notando como no dejaba de llorar.

Incluso llorando no dejaba de ser preciosamente tierna.

-Siempre... No llores, tonta. -sonreí de boca cerrada, limpiando sus mejillas con mis pulgares y alzando su mirada para que estuviese en mi y no en el piso- Esté o no a tu lado, siempre voy a ser tuya. No debes dudar de eso nunca, Shiba.

Su mirada brilló aún más y fue su boca quien buscó a la mía primero, exigiendo que la siguiera en ese ritmo sensual que extrañaba demasiado.

Su sabor, sus labios, sus suspiros contra mi boca cuando nos faltaba el aire... su intensa mirada llena de deseo por más que un maldito beso. El simple hecho de sentir como su piel se erizaba bajo mi tacto, y eso es poco... Con solo sentir su mirada tierna en mi me es suficiente para caer de rodillas ante ella.

Inocencia | Sahyo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora