Inocencia | Sahyo G!P

05

La espera me desespera. Lleva más de 10 minutos revisándola una y otra vez sin decir nada.

No pensé que de tantos doctores justo llamara el que peor me caía.

El mencionado parecio tener un diagnóstico cuando dejó de revisarla.

—No hay de qué preocuparse. Sus pulmones están fuertes, su corazón también. Llego a la conclusión que fue un colapso por... muchas emociones encontradas ¿Quizá? —aquellos ojos afilados caen mi, que estoy bastante lejos de la paciente— Tomé una muestra de sangre. Les enviaré los resultados en cuanto los tenga.

Momo hizo una reverencia como agradecimiento hacia esa persona que guardaba sus materiales y se detuvo justo frente a mi cuando iba hacia la salida. Hubo un pequeño duelo de miradas, pero el término riendo por lo bajo caminando hacia la salida.

—Fue un gustó verte, señorita Park. —se despidió con alegría, agitando una mano.

Volví a mirar hacia dónde estaba Minatozaki cuando la puerta se cerró.

—Es un engreído, pero hizo su aporte también para ayudarte. Jihyo ¿Estás bien? —elevé la mirada hacia la suya.

Si, estaba bien. Verla más mayor y con conocimientos del mundo exterior, me alegraba muchísimo porque no iban a joderla como años atras.

Estaba bien, pero yo no podía seguir en el mismo lugar que ella. Quería que hiciera su vida, que conociera a más personas y se enamorara más de la vida, de cualquier chica que sepa cuidarla.

—No quiero que sufra.

—Tu jamás le harías daño, Jihyo.

—No se trata de mi, se trata de quienes saben lo ocurrido hace tres años. ¿Cómo crees que se van a tomar que esté aquí, conmigo?

Rodó los ojos, sonriendo de lado irónicamente.

—Jihyo, ella aquí porque quiere. Está aquí porque te necesita ¿y tu, qué dirás?. ¿Debes irte porque no soporto a gente que solo está pendiente de chismes? —se burló con una carcajada muy falsa, dando pasos amenazantes hacia donde yo me encontraba de pie.

No retrocedí, me mantuve firme ante su mirada afilada. No me importaba lo que dijeran de mi, me importaba que ella saliera herida por comentarios despectivos de lo que estaba haciendo.

Solo quería que estuviese en paz y conmigo no la tendría.

—Pues bien, ve y dile que no quieres que esté a tu lado porque eres una cobarde. —pinchó mi pecho en cada palabra y se terminó yendo también del departamento.

No me sentía bien con la imaginación de verla triste, ¿Como me sentiría con verla en realidad? Y la verdad es que tampoco quería que se fuera, quería tenerla cerca aunque fuese solo de amiga.

Ella encontraría eventualmente el amor de su vida al pasar los días, y aunque me doliera ver qué sonreiría con otra persona, forzaría una estar feliz por ella.

No siempre las almas están destinadas, y estaba muy segura que la mía estaba destinada a ella, pero la suya estaba esperando por la de ella.

—Unnie.

Volteé a mirarla rápidamente, y en ese mismo momento tocaron la puerta. No demoré en abrirla y llegaba un apetitoso menú para nosotras, dije un gracias a la joven y se fue con las mejillas rojas luego de bajar a mi escote.

Fruncí el ceño por su extraño comportamiento, pero llamó más mi atención aquel gruñido y pasos enfurruñados venir hacia donde yo estaba de pie con la comida.

Tenía las mejillas tan rojas que no sabía lo que ocurría. Su cabello alborotado la hacían ver adorable. Se detuvo frente a mi, tuve que subir la mirada porque era más alta, y simplemente cerró más la bata.