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Mi juicio estaba nublado por completo y estaba segura que lo que iba hacer... no fue algo que debía aceptar por muy placentero que fuese. Debía pensar en algunas cosas, pero no me importaba.

Hice lo posible por girar para quedar sobre ella, y quite mi camisa bajo lujuriosa mirada, bajo su respiración acelerada por nuestros largos besos que hicieron nublarme el juicio.

-Quiero que me folles, Minatozaki-san.

Mis bragas estaban empapadas de humedad, esas mismas que tenían contacto con su bulto. Su cara roja me invitó a continuar para conseguir más y bajé su pijama con ropa interior incluida para dejar al aire su miembro duro, ese que se fue apoyar en su pelvis.

-Unnie... ahh... -aquello que pasó abordó mi cabeza cuando estaba temblando bajo mi cuerpo, cuando gemía con sólo pasar mi dedo por su falo.

-¿No quieres? -ronronee, tomando la cabeza de su miembro para acariciarle un poco. Quién diría que tenía el mismo color de sus labios, y se veía así de provocativo también- Tu miembro es lindo, Sana.

Sonreí por su timidez. Parecía que iba a tener una hemorragia nasal de tanto tener su cara roja. Se veía tan preciosa sonrojada.

Hice que se inclinara hacia mi para que se quitará su camisa porque quería verla completamente desnuda para mí y Sana aprovechó para besarme con todas sus ganas, e incluso podía sentirla desesperada.

-Jihyo... no-no... ¿por qué...?

Mantuve sus manos sobre su cabeza sin detenerme de dejar besos por su rostro, sintiendo bajo mi mano como intentaba mantener su respiración tranquila.

Pero sus temblores no ayudaban a mantener su compostura.

-Solo un momento... Shiba... -dejé de agarrarla cuando bajé a sus preciosos pechos, quienes fueron abordados por mi boca con delicadeza.

Tenían la misma textura, la misma suavidad que sentí aquel día. Chupaba con ternura, mordía su erecto pezón y besaba, aumentando la intensidad cuando Sana no paraba de gemir.

Y era... jodidamente erótica sin proponérselo. Melodías dulces que eran fascinante para mis oídos y para mí caliente cuerpo.

-Sentir como te estremeces con mi boca en tu piel... será una de mis adicciones, Sana. -gemí subiendo a su boca, una que tomó posesión de la mía con un ritmo más ansioso que los anteriores.

Jadeaba tan bien contra mi boca que no quería detenerme de estimularla.

-Para mi... todo de ti ... lo es, unnie -susurró entre besos.

Sus manos ahora libres trazando dulces caricias por mi cintura hasta subir por mi espalda y dejar una de ellas en mi nuca para que no tuviese intenciones de alejarme.

Y no pude más que sonreír por aquello que sólo provocó que una calidez envolviera mi pecho. Sana estaba haciendo que estuviese más atada a ella.

Hice que volviera a acostarse, ya que cuando me alejé su boca no se quería despegar de la mía. Su expresión de querer más estaba plasmada en ella y solo me calentaba mucho más el hecho de que estaba loca por tomarme.

Rápidamente me saque mis bragas y volví a subirme a su regazo, ambas piernas a costado de su cadera mientras apoyaba mi mano sobre su vientre mientras la otra acariciaba su miembro.

-Unnie... no-no me tortures...

La miré con el rostro ladeado dejando salir una risita divertida por ese tierno comentario. Y es que realmente no lo había pensado de esa manera, solo lo hacía porque quería tener más contacto con ella.

Inocencia | Sahyo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora