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—Momo... ¿Que carajo es esto? —mascullé, acercándome hacia donde ella estaba para que explicara lo que mis ojos veían.

Estábamos esperando un auto que ella había alquilado, pero cuando fui a conducir, alguien estaba bajando portando un traje negro. Rodeó el auto haciendo una reverencia cuando se detuvo frente a mi y abrió la puerta para mí.

Mi ojos se dirigieron a Momo, luego a Sana que iba a subir con todo gusto, pero la detuve antes de que lo hiciera.

No podía ser lo que estaba pensando, era muy estúpido.

—No es lo que piensas. Solo es tu chófer.

—Puedo conducir.

—No puedes, no sin licencia.

Rodeé los ojos, exasperada porque tenía razón y subí primero, jalando a Sana para que me siguiera. Jamás le tomé importancia sacar mi licencia, principalmente porque me gustaba caminar y segundo, habían taxistas siempre que podía llamar.

Ahora si pienso que la necesito.

—¿Adónde vamos, Unnie?

—Por ropa. No puedo soportar que siempre lleves encima el olor de Momo —comenté mirando por la ventana la ciudad activa. Y estaba como recordaba, o al menos por encima.

La tecnología podía haber avanzado en esos casos tres años que habían pasado.

Miré a Sana de reojo y parecía confundida. Pero no podía sentirme comoda que oliera a otra persona y que no tuviese su olor natural.

—Oh. —olió la camisa— ¿Por qué? Momorin no huele mal.

Enarqué la ceja, bastante en desacuerdo con ese comentario que salió de su preciosa boca.

Es que ahora que lo pensaba... ¿Por qué se tenían tanta confianza? No me incomodaba que fuesen amigas, a fin de cuentas Momo sabía más cosas de ella que yo, pero ¿Por qué?

—¿Follaste con ella? —quise golpearme yo misma por ser tan directa.

Mantuve la mirada en el frente con la expresión más neutra posible para que no pensara que estaba molesta. No podía molestarme porque era su vida, era su cuerpo.

¿Por qué me molestaría que disfrutara de sexo si nunca fuimos algo?

Solo tenía un poco de incomodidad. Es decir, se acostó con algunas sabiendo lo que era, teniendo en cuenta la definición de lo que estaban haciendo. En cambio cuando yo se lo hice, no fue igual.

—Era quien me había rescatado, quien me motivó a denunciar a mis padres y a tener un objetivo en mente. —aceptó indirectamente, a lo cual formé una mueca que no quise que notara. Al menos Momo me lo fuese dicho antes— Me muestra muchas cosas sobre sexo cuando lo hacemos. Momorin es amable y me cae bien.

No me fuese sentido tan incómoda por el hecho de que lo dijera en pasado, lo que daba a entender que ya lo habían dejado de hacer. Pero claramente dijo: "me muestra". O sea, aún lo sigue haciendo.

No sabía cómo sentirme. ¿Molesta, celosa, traicionada...? ¡Obviamente no! No debía sentir nada de eso y mucho menos por la persona que me ayudó.

'Carajo'.

Mi ánimo había decaído de un momento a otro, y realmente quise no enterarme de su relación sin siquiera prevenirlo. ¿Como iba a saberlo? Cuando se vieron en el lobby del hotel solo se saludaron en un abrazo normal.

—Unnie... Unnie... —me sobresalté al momento que tocó mi hombro y apenas la miré. Sabía que no tenía la culpa. Simplemente nadie la tenía— ¿Estás bien?

Inocencia | Sahyo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora