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Llegué a creer que mis días serian tranquilos, nadie molestando, nadie mirandome mal, nadie notando mi existencia porque ya me había ido del lugar donde se suponía sabían de mi pasado...
Pero... no fue así.

Habían pasado días.

Duraba dos... máximo cinco días en el departamento y debía irme por "protestas" que no tenía idea de cuando llegaban.

Un mes llevaba recorriendo hoteles de Seul como si fuese una fugitiva, soportando malas palabras y estúpidos carteles que solo me molestaban contrario a ofenderme.

Trataba de que palabras juzgadoras no me afectarán. Lo que me estaba molestándome era decirle mentiras a Sana.

La pobre ya no estaba creyendo lo que yo le decía acerca del trabajo de Momo.

Incluso ahora no sé qué decirle cuando vea mi nariz rota.

Un imbécil golpeó mi nariz con una lata de cerveza lo suficientemente fuerte para causar que mi nariz sangrara y rompiera. Fue la única manera de causar daño, ya que los guardaespaldas no me dejaban sola.

Por suerte no era de vidrio.

Y también me fijé que cada vez el número de personas aumentaba.
No sabía qué hacer. Momo estaba buscando el responsable que planeaba todo, también encargándose del caso de Nayeon.

Ese era otro problema que me está jodiendo. En el anterior departamento enviaron más fotos y también... un puto dedo cubierto de sangre, como si estuviese recién cortado.

-¿La vida la tiene en mi contra?

Los días de paz no se comparaban a los angustiantes. Y no quería que Sana tomase esa sensación desagradable también.

Limpié la nariz como pude con alcohol y la cubrí con una curita para que no se viese tan mal. Me miré al espejo unos segundos, notando las bolsas negras debajo de mis ojos y la ansiedad reflejada en los mismos. Era demasiado evidente.

No tardé más, sali del baño del hotel para subir a mi habitación. Agradecí a los guardaespaldas cuando seguían protegiéndome aún estando dentro del hotel.

Aunque me distrajo más un hombre encapuchado que se acercaba a la recepcionista mirando a los lados como si estuviese cerciorándose de que nadie lo mirara o siguiera.

-¿Ese está en la lista del hotel? -pregunté al hombre a mi lado, quién siguió mi mirada.

Momo en los últimos dos hoteles se aseguraba de saber quienes eran los inquilinos para asegurar que no tuviesen nada que ver con Yoo Jeongyeon.

El hombre no reviso su móvil para buscarlo, fue hacia el hombre que estaba mostrándole algo a la mujer, que rápidamente estaba pálida y empezó a buscar algo en el computador.

-¡Eh!

El encapuchado miró rápidamente hacia donde estaba el guardaespaldas y no dude en correr hacia la salida, pero para su mala suerte ya tenía encima al hombre de casi dos metros.

Quise ir a ver quién era, pero el otro guardaespaldas me aconsejó que me quedara detrás de él.

Vi como aquel tipo fue despojado de lo que tenía encima. Había papeles que no sabía diferenciar de que se trataban porque la distancia no me lo permitía. Le sacó una cámara, cartera, llaves y teléfono.

-Señorita, debe ver esto.

No dude en ir hacia donde estaban ellos casi corriendo para salir de la intriga que aquel hombre me causó.

-Este debe ser quien anda difamandola -el encapuchado le pareció gracioso lo que escuchó y empezó a reír con diversión.

El guardaespaldas le dió la vuelta y supe quién era ese encapuchado.
Era el mismo que me había golpeado hace ya un mes.

Inocencia | Sahyo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora