04

575 49 2
                                    

«Todos los cargos que le habían impuestos fueron removidos. Saldrá libre este mismo martes»

Habian pasado casi tres años desde mi encierro, y la verdad creí que iba a ser peor, pero pude mantenerme fuera de perfil de quienes eran las "mandamás" de la prisión.

Tengo una que otra cicatriz como recuerdo de mi primer día, pero nada que no pudiese controlar.

"La marca", dijeron cuando apuñalaron mi vientre.

Por lo poco que había comprendido, es que habían tres de las que mandaban acá y yo como era recien llegaba prácticamente sin dueña, una de ellas llamada Jeongyeon me reclamo como suya.

Luego de eso solo debía seguir el patrón de las otras para que no tuviese castigos.

—Momo, que sorpresa.

Mi prima estaba estacionada, esperándome y me regaló un fuerte abrazo que agradecí mucho.

La diferencia en el ambiente era muy evidente. Allá adentro olía a muerte, a castigos, a sudor, una soledad interminable y a todo tipo de olores, en cambio aqui, huele a libertad.

—Hice lo posible cuando me enteré. Me alegro que funcionara, Jihyo. —reconfortó frotando mi espalda con cariño mientras nuestro abrazo no terminaba.

En aquel momento pasó por mi cabeza llamarla, pero quería pagar por lo que hice y por ese motivo jamás lo hice. Hirai Momo era uno de los mejores abogados de Gangnam, y su fama era conocida por salir victoriosa de cada caso que tomaba.

Cuando me enteré que iba a hacer lo posible por sacarme de prisión, realmente dudé porque el caso ya estaba cerrado.

—No sabría cómo agradecerte.

—Somos familia, un agradecimiento es suficiente.

Subimos al auto, y no se porque, pero me quedé dormida en todo el trayecto que íbamos a su casa, bueno, al departamento donde se estaba quedando aqui en Busan durante todos estos días que luchaba por mi caso, o eso fue lo que escuché entre mi somnolencia.

Mis ojos no querían despertar, pero un toque en mi hombro dió a entender que ya habíamos llegado a nuestro destino.

Un edificio hermoso con su decoración floral en la primera planta, el valet parking esperando la llegada de clientes, un restaurante incluido también y el ascensor en medio totalmente transparente que llevaba a los pisos de arriba.

—¿Quieres saber lo que pasó?

Miré sus facciones llenas de compresión, regresé la mirada al frente hacia ascensor y no sabía que decir.

Probablemente la chica ya estaba con su pareja, la familia lejos por el dinero que me quitaron y los rumores de mi sobre lo ocurrido.

Quizás si el hospital no fuese sido tan popular, estaría bajo perfil, pero no era así y por eso mi rostro salió en muchas portadas.

En resumen, debían estar felices.

—Sé lo que pasó.

—No se trata de eso. Hablo de lo que ocurrió después.

—Felicidad ¿no?

Momo se apoyó en la puerta del ascensor, brazos cruzados sin quitar la mirada café de mis ojos. Me tenía nerviosa el hecho que podría abrirse y ella caer unos cuantos metros hacia abajo.

La rubia suspiró, y sacó un papel del bolsillo de la sudadera que tenía puesta. El precioso rostro que me cautivó estaba frente a mis ojos, con un título de se busca.

Inocencia | Sahyo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora