No es cierto

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Omnisciente

No comprendía que estaba ocurriendo. Creyó que todo iba a cambiar entre ellas cuando confesara las ganas que tenía de besarla..., cuando la besó.

¿Por qué se sintió tan bien?
Su miembro se puso duro en el momento que la pudo saborear, e incluso sintió como el cuerpo de su Unnie tembló en cada movimiento que hacían sus bocas. Sin embargo, ¿Por qué no había sucedido otra vez?

Quería más, y haría que su unnie también lo quisiera tanto que lo pediría muchas veces.

Claro, era fácil pensarlo, más no hacerlo.

Las experiencias que tenía solo eran fugaces, nada que ver con lo que sentía hacia Park Jihyo. Solo fue sexo, como dijo su terapeuta Dahyun.

—M-momoring... ahh-cielos... —Sana apretó la almohada que tenía a su costado y liberó aquel espeso semen en la boca de Momo, quien aún tenía su miembro dentro de su boca.

Sus ojos estaban cerrados, y podía oír como tragaba, también el como su lengua se movía levemente sobre la cabeza de su pene.

Cerró sus ojos, relajándose para recuperar su respiración normal bajo los besos húmedos que Momo dejaba en sus muslos hasta subir por su vientre lentamente junto con su cuerpo que se sentó en su regazo cuando la boca llegó al cuello.

Cada día que hacía esto se sentía extraña.

Anteriormente lo disfrutaba, terminaba rápido o acariciaba aquel cuerpo que le gustaba. Pero cuando se reencontró con su unnie, cada que Momo la tocaba o tenían sexo... no lo disfrutaba, como si fuese... nada placentero a pesar de que se corría.

Algo le estaba faltando, pero no sabía que era.

Momo le dijo que debía mantener lo que hacían en secreto para que Jihyo no se molestase, pero accidentalmente Sana lo había hecho hace días y... no vió cambios en su unnie como Momo lo había dicho.

—Sana ¿Que tienes? ¿Te incomodó que lo tragara?

Sana no sabía cómo se sentía, pero... se sentía algo vacía, su corazón apenas lo sentía latir cuando estaba con Momo.

—Unnie no me ha vuelto a besar. Intento provocarla, pero... a pesar que sus mejillas enrojecen, siempre está haciendo algo para prestarme atención.

Sana vio a Momo levantarse de su regazo con una expresión confusa. Muy poco sabía de comportamientos, ella solo decía sin problemas lo que pensaba y hacia lo que creía mejoraría el ánimo de los demás, es decir, jamás mentir.

Su terapeuta dijo que siempre era lo mejor decir la verdad.

Momo se puso ropa interior y le tendió el boxer a Sana para que se cubriera el miembro que ya no estaba erecto por las emociones negativas que la abordaban.

—¿Cambió su comportamiento? ¿Cambió algo desde que se reencontraron?

Sana pensó, buscó dentro de su cerebro algún cambio extraño en su unnie, pero en su mente no llegaba nada extraño. Jihyo le sonreía, hablaba con ella, la dejaba abrazar y también le cocinaba.

Estaba igual, nada que mostrara algo diferente.

—No, solo... siempre me dice que venga a verte o que te traiga comida. —murmuró con el ceño fruncido, buscando otra cosa extraña que ella notase, pero no llegaba nada— Bueno... no hemos salido como el primer día.

Su corazón le indicaba que algo estaba pasando, pero no sabía que cuando su unnie se comportaba igual.

—¿A verme? —repitió Momo, llamando la atención de la castaña quien estaba mordiendo su labio inferior bastante nerviosa.

Inocencia | Sahyo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora