Una historia más: Y después

32 21 10
                                    

Habían pasado unos días y Anie trabajaba desde su casa en el proyecto del show para el cual Diego había sido contratado. Dada la magnitud del evento y su importancia, no le habían proporcionado muchos detalles sobre los artistas que formarían parte del evento, ya que pretendían mantener la noticia en secreto para poder ofrecer una primicia a los medios del entretenimiento, sabiendo que esa noticia generaría una gran expectación. Y debido a su inexperiencia en ese medio, el manager del grupo musical no confiaban en darle a Anie esa primicia tan fácilmente, porque dudaban de su capacidad y su lealtad, pensaban que podía vender la noticia a algún medio para ella beneficiarse. Esto complicaba su trabajo, ya que cotizaba, revisaba propuestas y descartaba ideas para un evento del cual desconocía los detalles principales. Ante la demora en los avances que Anie debía enviarle al equipo de producción, Diego se mostraba molesto e intolerante, cuestionándose con frecuencia si había tomado la decisión correcta al contratar a esa chica. Sin embargo, el chico recordaba lo grosero que había sido con ella el día de la función y, cuando su paciencia llegaba a su límite, se calmaba y le explicaba a la chica lo que debía hacer para obtener resultados exitosos. Anie no veía beneficio alguno en seguir trabajando en ello; quería renunciar, pero no era del tipo de personas que abandonan todo fácilmente. Estaba inmersa en una lucha constante entre lo que debía hacer y lo que quería hacer.

El primer mes fue horrible; Diego experimentaba cambios de humor notorios. En ocasiones, todo iba perfecto y se mostraba comprensivo y amable, pero en otros momentos, era molesto y desagradable estar a su lado. La personalidad de Diego para Anie  era molesta y por lo mismo empezó a construir una mejor relación con Carlos y los otros amigos de Diego los cuales le servían de refugio para sobre llevar su nuevo trabajo. Este mes estuvo lleno de enseñanzas; Anie creció mucho y notó que el cansancio, las noches sin dormir y las jornadas dobles de trabajo la hicieron más disciplinada. Su aprendizaje en el mundo del entretenimiento fue evidente, y en cuanto a su emprendimiento, la disciplina que había adquirido en el teatro la hizo más ordenada, audaz para tomar decisiones y una mejor negociante.

*****

Durante ese mes, Diego tampoco la pasó del todo bien; seguía extrañando y esperando que María diera señales de vida. También se cuestionaba si había hecho bien al aceptar un proyecto tan ambicioso y si tenía la experiencia suficiente para liderar a todas esas personas. Por otra parte, Anie tenía muy poca experiencia en el medio y cometía errores constantes que lo enfurecían. Él sabía que muchos de los regaños se hubieran podido evitar si él hubiera estado más pendiente del proceso, si sus pensamientos no estuvieran tan enfocados en María. Era consciente de que era injusto culpar a Anie por todo. Estaba tratando de ser más paciente y tolerante con ella, pero había veces que no podía.

También durante ese mes, Diego les contó a todos sus amigos sobre la situación que estaba viviendo y empezó a desahogar su dolor entre charlas y licor. Las veladas en compañía de sus amigos le estaban ayudando a superar el duelo, y entre esas pláticas surgió la idea de asistir a terapia. Por primera vez, se dio la oportunidad de descubrirse, de escucharse y de darse un tiempo para conocerse en compañía de su terapeuta.

Para ambos, el mes fue todo un reto, pero estaban dispuestos a enfrentar las dificultades y aprender lo que la vida les estaba enseñando. Para Anie, Diego se estaba convirtiendo cada vez más en una figura de poder, siendo su jefe, pero ese enamoramiento que sentía hacia él se había diluido. Mientras que para Diego, Anie era su asistente y no podía ver en ella algo más.

Una historia MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora