Una historia más: La verdad sana

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Terminó la función y, como parte del ritual habitual, todos los chicos fueron al restaurante que se había convertido en su guarida después de cada función. Diego, por el contrario, dijo que los alcanzaría; necesitaba aclarar un asunto antes de incorporarse al festejo. Justo al final de la obra, había visto algo que le intrigaba y era urgente resolverlo.

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Entre toda la euforia de su protagónico y el beso con Anie, Diego pudo ver que mientras el cierre de la función ocurría y recibían los aplausos de la gente que se apoderaban del teatro, dos siluetas al fondo del auditorio discutían de manera acalorada. Se trataba de Carlos y María, quienes, por una extraña razón, manoteaban y discutían un asunto que los tenía al parecer muy enfadados. Esa imagen era algo que Diego no podía descifrar. No entendía por qué Carlos estaba discutiendo con su ex esposa y por qué ella le respondía la discusión como tratando de darle explicaciones de algo.

Por eso, cuando el grupo de actores se fue a festejar, él aprovechó para intentar descubrir qué estaba pasando entre ellos, pues creía que después de la pelea vivida con Carlos, él no sería la persona que lo cuidaría o protegería de María y, aunque eso fuera el motivo de la pelea, era demasiado grande la discusión que traían como para tratarse de un simple reclamo por haberse ido y haber traicionado a su amigo. No le cabía en la cabeza que Carlos pudiera comportarse de esa manera con ella, pues, por el contrario, siempre había sido amable y en cierta forma en muchos momentos Diego sentía que él le daba la razón a ella cuando Diego llegaba a comentar que algo no iba bien en su relación.

Así que, como parte de su plan, lo primero que hizo fue ir a buscar a los chicos donde la discusión había ocurrido, pero no logró ver nada. Buscó a Carlos y María por todos los camerinos, pasillos, el estacionamiento y hasta la taquilla, pero al parecer no se encontraban ahí. Cuando vio que no lograría verlos, tomó su auto dispuesto a irse a festejar con los demás, y al dar la vuelta al teatro en su carro, pudo percatarse que en un parque cercano de ahí había una pareja discutiendo fuertemente. Diego al instante se bajó para intervenir en la pelea de Carlos y María.

Carlos: Es obvio que fuiste tú, ya deja de negarlo.

María: ¡Entiende que pudo ser un descuido de Diego! Gritaban ambos chicos tratando de tener la razón.

Diego: ¿Qué está pasando? Ambos se sorprendieron al ver a Diego parado frente a ellos.

María: Nada, vámonos, por favor Diego, tu amigo está muy intenso, el golpe que se dio lo ha dejado mal de su cabeza.

Carlos: No trates de manipularlo, ya di la verdad y deja de mentir.

María: Carlos, cállate por favor, ya te dije que no digas nada.

Diego: ¿Decirme qué?

Carlos: Que María es una mentirosa, fue ella quien reveló la noticia de LOVERS.

Diego: Carlos, sabes que eso es imposible, ella no estaba conmigo cuando se filtró lo de LOVERS.

María: Te digo que quedó mal después del golpe. Vámonos, amor, y déjalo. Él nos quiere destruir, no sé qué ideas se le han metido en la cabeza. Dijo la chica tratando de convencer a Diego.

Carlos: Yo se lo dije a ella. Vino a buscar una libreta hace unos meses al teatro. Sé que debí decírtelo, pero tenía miedo y quería protegerla.

Diego: ¿Cómo? No me dijiste que la viste. Diego trataba de acomodar lo que su amigo le decía. ¿Cuál libreta? ¿De qué querías protegerla? Decía el chico con preguntas pausadas.

María: Ya no lo escuches, Diego. Vámonos. Aún podemos salvar lo nuestro. Estoy dispuesta a perdonarte.

Carlos: ¡Por Dios, María! Tú no tienes vergüenza. ¿Tú perdonar a Diego? Él es quien nos debe perdonar a nosotros.

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