Una historia más: Mejores amigos

29 17 16
                                    

Carlos mandó un mensaje a Marcela: -Anie está bien, estaba en la casa de Diego. Lo llevó porque se sentía mal.- No pasaron ni dos segundos cuando Marce le contestó: -Gracias por la excelente noticia- y terminó el mensaje con unos emojis de diablito, fueguitos y una carita pícara. Carlos decidió no contestar a ese mensaje. Él, al igual que todos, no creía esa historia de que esa noche no había pasado nada entre esos dos, además conocía a su amigo y sabía que era incapaz de contar detalles de su vida intima con una chica.

Al otro lado de la habitación, el teléfono móvil de Anie no paraba de vibrar; se trataba de Marce que deseaba saber todos los detalles de lo que para ella había sido una romántica o salvaje noche. Anie no podía contestarle, pero le mandó un mensaje: "Lo siento, no puedo tomar la llamada, estoy trabajando en la fundación. Por cierto, está aquí Carlos, te mando la ubicación, córrele si te interesa verlo. Salimos a Xochimilco en media hora. Tengo mucho que contarte".

La amiga salió corriendo hacia la casa hogar; obviamente, no iba a desaprovechar el momento para volver a ver a Carlos. 

Todos los niños de la casa hogar estaban siendo acomodados de forma ordenada por las chicas de apoyo y los actores del teatro, quienes los iban sentando en el camión que los llevaría a la zona turística. Cuando Marce iba llegando, lo primero que se encontró fue a Diego, que estaba jugando con un grupo de niños mientras esperaban poder subir al autobús.

Marcela: Hola, le sonrió con una sonrisa pícara, ¿sabes dónde está mi amiga?

Diego se encogió de hombros y le dijo, "Lo mismo me gustaría saber."

Anie se encontraba con Carlos, quien le enlistaba las mil razones por las cuales se veía súper mal que llevara puesta la playera de su jefe a ese lugar.

Anie: No sé qué te imaginas, Carlos, pero Diego y yo solamente tenemos una relación laboral. Así que no te preocupes y deja de ser un mocho reprimido. Creí que yo era la chica más aburrida y santurrona del mundo y ahora resulta que eres tú.

Carlos: Solo quiero cuidarte, tú sabes que él está aún sin divorciarse y no quiero que te haga ningún daño.

Anie: Descuida, lo tengo muy claro. Y ya vente, deja de pensar en eso, que no ves que ya todos los niños están en el autobús y nosotros seguimos aquí haciéndolos esperar.

Carlos: ¡Ah, con que tienes mucha prisa! Y el chico empezó a hacerle cosquillas a su amiga.

Anie: Para, para, ja, ja, ja, ja.

Carlos: No lo haré, dijo con voz juguetona, mientras la cargaba como si fuera un costal de papas y la subía al bus. Los niños, al verlos subir de esa manera, empezaron a gritar y cantar.

Niños: ¡Son novios, son novios, se aman, se besan!

Diego, al escuchar y ver a ambos llevarse tan bien, sintió celos. Por primera vez comprendió que estaba furioso al ver cómo ambos tenían esa química tan especial al estar juntos, pero no sabía el origen verdadero de ese sentimiento. Él pensaba que eran celos de perder a su mejor amigo y que su asistente fuera mejor amiga que él.



Una historia MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora