Una historia más: Si quieres que tu secreto sea guardado, guárdalo tú mismo.

19 13 29
                                    

-¡Ya basta, te estás humillando! - Era Carlos quien trataba de tranquilizar a su amigo.

Diego: Déjame, no me toques. Todo esto es tu culpa. - Se puso Diego a la defensiva.

Carlos: ¿Qué demonios dices?

Diego: Si, lo que escuchas, todo esto es tu culpa.

Carlos: ¿Es mi culpa que Anie renunciara? No te confundas; esa chica renunció porque tú eres un miserable egoísta que está dispuesto a pisar a quien tenga que pisar para lograr su sueño. Eres un cobarde, por eso todos se van de tu lado. Me tienes harto de que todos tengamos que aguantar tu soledad. Estoy harto de ti y de tu supuesta amistad. Estoy cansado de que siempre me quieras opacar por tu miedo a no brillar.

Diego no dejó al chico hablar y se le fue encima a golpes. Carlos detuvo tres intentos de ser lastimado, y era evidente que Diego no sabía pelear. Carlos lo empujó hacia el piso para que se calmara, pero Diego seguía intentando pelear.

Carlos: Ya relájate, no te quiero lastimar - dijo Carlos tratando de defenderse. Pero al decir eso, se distrajo y Diego le dio un puñetazo en la cara, y este comenzó a sangrar. Al ver la sangre escurrir sobre su ceja, Carlos volvió a empujar a Diego y le dijo: - En serio, vete.

Diego entró en razón y se dio cuenta de que se había dejado llevar por sus impulsos, así que se fue corriendo a su carro y ahí se quedó llorando como si fuera un niño chiquito que no sabía cómo corregir todo lo que estaba pasando.

*****

El timbre de la casa de Anie volvió a sonar, y Marcela, ya molesta, gritó: "Ya te dije que no quiere hablar contigo".

Carlos: Marcela, soy Carlos, por favor, ábreme.

Marcela abrió la puerta y vio a Carlos con la cara ensangrentada, escurriendo desde la ceja y él tratando de detener la sangre.

Marcela: Dios mío, ¿qué pasó?, ¿qué te pasó?

Carlos: Diego, discutimos y así terminó esto. Anie vio a Carlos y al instante se preocupó.

Anie: Debemos ir al médico, ve cómo estás.

Carlos: No es grave, es un golpe inofensivo. Ese lugar donde justo me dio suele sangrar mucho, solo debo limpiarme.

Anie: Carlos, vamos al médico, no es una opción.

Carlos no quería ir porque sabía que Diego podía seguir por ahí y no deseaba que Anie y Diego se encontraran y pudieran hablar.

"Marcela, por favor, regálame un poco de alcohol y, si tienes una gasa esterilizada, estaría súper." La chica hizo caso y corrió hacia el baño donde se encontraba el botiquín de seguridad, se lo llevó a Carlos y entre ambas chicas lo empezaron a limpiar.

Carlos: Ya vieron, no es tan grave —decía el chico soportando el dolor que le generaba el alcohol.

Anie: Pero cómo es posible que Diego sea capaz de tanto, es un cretino. Anie no podía creerlo.

Marcela: Bueno, debemos aceptar que no ha sido el mejor día de Diego.

Carlos: Ese es el problema con Diego, que todos debemos aguantar su mal humor. Ya estoy harto de ese hijo de papi.

Marcela: Pensé que era tu mejor amigo.

Carlos: Lo es, pero no se vale lo que le hace a Anie.

Anie: Chicos, basta, estoy cansada de hablar de él. Fue lo único que comentó Anie.

Carlos: Disculpa, Anie, pero nada es justificación. Él está mal, y con eso te lleva a ti embarrada. Además, vine para que me contaras el motivo por el cual renunciaste.

Una historia MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora