21. No puedo dejar de mirarte

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AXEL

Ésto es perfecto, tener que ir de nuevo a otro aburrido aniversario de los Milton. Ya era prácticamente una costumbre ir, pero igual era aburrido. A esas fiestas solo asistían personas millonarias que creían que ni siquiera el aire era digno de tocarlos, ya saben que el dinero puede convertir a algunas personas en una completos idiotas.

Es cierto que yo no era la personificación de la perfección, pero tampoco me excedía los límites de ser desagradable.

Mi madre dijo que iría a comprar un vestido, e insistió para que Elizabeth también comprara uno, al final ella accedió. Yo por mi parte fui a visitar la oficina por un rato, para saber que tal estaban Vanessa y Nathan.

Al llegar casi choco con Vanessa que estaba muy concentrada en una carpeta con papeles que llevaba en la mano, al principio pareció sorprendida, pero luego cambio su expresión a una de disgusto. Y ahí empezaron los reclamos:

— ¿Dónde se supone que estabas? Te he llamado y no contestas el puto teléfono — Suelta un suspiro de cansancio y cierra los ojos por un momento para luego abrirlos — No me gusta estar sola con Nathan... Nuestra situación es algo incómoda

— Puedo saber ¿Qué demonios pasa entre ustedes? — Pregunté con curiosidad mientras fruncía mi entrecejo

— Nada — Respondió calmada. Como si es en verdad fuera cierto

— No me mientas. Te conozco desde hace mucho, sé que les pasa algo

— Bien — Rueda sus ojos grises y vuelve a mirarme con cansancio — Si pasa algo. Pero no quiero hablar de eso justo ahora — Menciona mirando hacia otro lado

— Por favor, no soy un chismoso, no se lo diré a nadie

Ella negó con la cabeza para hacerme entender que no hablaría de eso. Y justo en ese momento recordé que ella si le gustaba saber las cosas que pasaban entre Elizabeth y yo. Así que lo mejor era que hiciera un trato.

Bien Vanessa, toca negociar la información.

— ¿Si te cuento lo que hice justo ayer con Elizabeth, me dirás qué pasa? — Capté toda su atención con esa pregunta

— Sabes cómo sacarme información ¿Eh? — Sonríe interesada

Lo que puede hacer el chisme en ti Vanessa.

— Bien, dime ¿Qué hiciste con Liz? — Cerró la carpeta y mordió ambos labios formando una línea

— Pues... — Aclaré mi garganta y acaricié mi frente con nerviosismo

Ya, ésto fue mala idea.

Cuando deberías callarte es cuando más abres la boca, estúpido.

— ¿Pues...? — Dijo Vanessa a la expectativa de mi respuesta

Hizo una seña con la mano para que prosiguiera con mi respuesta, pero simplemente la palabras estaban atoradas en mi garganta. Una sensación de incomodidad invadió mi estómago,  era como una presión que no me gustaba para nada.

Entendí que parecía un imbécil al estar parado ahí y no decir ni pío. Así que tome una gran bocanada de aire en busca del valor suficiente para hablar. Hasta que las palabras dejaron mi boca como si nada:

— Ya tuvimos sexo

¡Ash! Había olvidado lo directo que puedo ser a veces.

La boca de Vanessa formó una O muy grande mientras sus entrecejo estaba fruncido. Ella no podía creerlo, y era más que entendible, hasta hace unos pocos días Elizabeth decía odiarme, y luego ¡BOOM! Ya su virginidad se había ido para siempre por mí.

Try Again? © #1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora