20. Vergüenza y dolor

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ELIZABETH

Al abrir los ojos pude notar la luz del sol que entraba por una de las cortinas abiertas de la habitación. Sentí un pequeño dolor entre mis piernas. No quería levantarme, pero hice mi mayor esfuerzo para sentarme, al mirar hacia ambos lados pude notar que Axel ya se había levantado, y al pasar mi mano por pecho noté que éste todavía estaba descubierto. Miré por debajo de la manta y pude ver qué aún estaba desnuda.

Estúpido Axel. Debiste disfrutar verme así.

Un calor recorrió mis mejillas al recordar todo lo que había pasado anoche. Ambos desnudos, en la cama, jadeando y gimiendo.

Sabía que de ésta no me salvaba.

El sonido de la puerta abriendo hizo que rápidamente que cubriera mis pechos. Al mirar hacia ella pude ver a Axel sin camiseta entrando con un vaso de agua y una pastilla. Al notar que estaba despierta me lanzó una sonrisa que dejaba ver sus colmillos, esos que amaba tanto.

— Buenos días — Se acerca, besa mi frente, se separa un poco y me ofrece el vaso con agua y la pastilla — Ya se está volviendo una costumbre traerte pastillas para calmar tu dolor ¿Cómo te sientes?

— Duele demasiado — Hago una mueca de dolor y me siento en la orilla de la cama pero sin dejar de cubrirme

— Justo ayer decías eso — Al decir eso yo lo fulmino con la mirada y lanza una sonrisa de boca cerrada — Además me volvías loco cuando decías mi nombre

— Ya basta Axel — Supongo que estoy tan roja como un tomate porque el calor que recorre mis mejillas es mucho

— No así no, creo que era: “No pares Axel” — Recuerda en un gemido fingido

Lo voy a matar.

— ¡Yo no hablo así! Y necesito que ya pares

— No era eso lo que pedías ayer. Ah y otra cosa — Se levanta me da la espalda y con su dedo apunta al dorso de su hombro y puedo ver 4 líneas rojas, miro mis uñas con asombro

¿Yo hice éso?

No idiota fue otra.

— Me hiciste sufrir también — Se sienta justo a mi lado dejando poco espacio entre nosotros — Pero igual lo disfrute

Quisiera decir que yo también, pero no quiero que siga hablando.

Al ver mi silencio decide volver a hablar.

— Y sé que tú también los disfrutaste —Besa mis labios por corto tiempo y se aleja un poco — Porque me habías deseado tanto como yo a ti

— Antes de que sigas hablando... ¿Podrías dejarme sola? —Con mi mirada busco dónde está mi ropa

— ¿Porqué?

— Necesito vestirme — Cuando logro localizar mi ropa está justamente en el vestidor de anoche

— ¿No puedes vestirte y ya?

— ¡No!

— Ya te he visto desnuda Elizabeth, para que necesitas que-

— Axel por favor — Le doy una mirada cansada y él se levanta

— De acuerdo, te estaré esperando en la cocina — Va hacia la puerta pero se detiene y vuelve a mirarme — Ah y cuidado cuando vayas a caminar — Con eso sale y cierra la puerta

¿Porqué tendría cuidado cuando vaya a caminar?

Quito la manta que me cubría al ponerme de pie no pasó ni un segundo cuando ya estaba en el suelo. No había notado que la debilidad en mis piernas era tan fuerte.

Try Again? © #1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora