05. Berrinches

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AXEL

Esa tercera cita fue demasiado perfecta para mí, nunca pude olvidar el beso tan tierno que me había dado Elizabeth, no quería que ese momento terminará, quería robarla y llevarla lejos donde nadie nos pudiera molestar, pero solo eran ilusiones que nunca se realizaron.

Un mes después de aquella cita, decidí llevarla de nuevo a ese lago. Al llegar quiso hacer una carrera... ¿Cómo se le podía ocurrir algo así? ¿Acaso no notaba que era más alto que ella? Y ella solo media 1,62. Tal vez no estaba pensando bien en ese momento, y no es necesario decir que gane la carrera.

Algunas veces ella podía actuar como una niña, pero me encantaba eso de ella, era mi niña, pero sus momentos de felicidad eran arruinados cuando pensaba en el maltrato que había recibido de su madre, pero trataba de hacer lo que podía para hacerla sonreír.

Unos minutos después de aquella carrera, su teléfono volvió a sonar, era Hannah, no me molestaba que hablara con ella, así que estaba bien, yo me coloque frente al lago para lanzar pequeñas rocas para verlas saltar sobre el agua. En ese lugar había pasado casi toda mi niñez, cuando fui adoptado creí que mi vida iba a ser de mil demonios, pero fue todo lo contrario, el amor que recibía de mis padres adoptivos me hacía sentir bien. Y cuando mis abuelos "adoptivos", por así decirlo, se enteraron que me habían adoptado decidieron traerme a este lago, desde que lo mire sentí una paz que ningún otro lugar me hacía sentir. Y al mirar a Elizabeth pues... Sentí esa misma paz, aunque no exactamente al momento de mirarla, lo que sentí al mirarla fue un ponche muy frío corriendo sobre mi abdomen.

Pero siendo sincero, nunca pensé que me enamoraría locamente de alguien, todos sabían muy bien que mis relaciones solo duraban, como máximo, un mes, pero mis planes con Elizabeth iban mucho más allá de un mes.

Unos minutos después me senté haciendo que mis rodillas tocaran mi pecho, quería admirar lo hermoso que estaba, luego Elizabeth se acerca, se sienta a mi izquierda y coloca su cabeza sobre mi hombro.

—¿Qué se supone que hacías con esas rocas? —me dedicó una sonrisa tierna, lo cual hace que sus ojos se le achinen un poco, cosa que me encantaba, de igual manera le sonreí.

—Pues... —volví mi vista hacia el frente— De pequeños, mi hermana adoptiva y yo veníamos a este lago, solo a ver cómo las rocas saltaban, ella le decía saltitos de rana.

—Que lindo —mencionó ella, mirando mi rostro como si lo que le acababa de decir fuese lo más fascinante que hubiera escuchado—. ¿Y que más hacían?

—El abuelo nos llevaba a pescar, no muy lejos de aquí. No cuenta como belleza del lago pero... —solté un suspiro recordando esos momentos, eso hizo que sonriera con algo de nostalgia y felicidad— Cuenta como otro momento de mi infancia.

—Pues tu infancia fue muy hermosa —miró al vacío con su mirada totalmente cristalizada—. No como la mía.

Me afectaba verla de esa manera, y ya sabía que nos conocíamos desde hace poco tiempo y todo a pasado muy rápido, pero en realidad siento que Elizabeth es mi único y verdadero amor.

—No debes dejar que el pasado aún te afecte —le recordé arrodillándome frente a ella.

—Pero, mi pasado me hace quién soy ahora —una lágrima se escapa y corre por su mejilla.

—Eso no es cierto —toqué su mejilla de manera tierna—. Nuestro pasado no nos hace quienes somos, es nuestro presente quien lo hace.

Rápidamente cambió su expresión a una de burla.

—¿En serio? —soltó una pequeña risa y me dió un pequeño empujón—. Acaso lo viste en una caja de cereales o algo así.

—Claro que no —hablé con seriedad—. Lo ví en una galleta de la fortuna —al decir eso no soporté y también reí.

Try Again? © #1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora