Se encuentran en el supermercado.
Edward Teach es el cantante y guitarrista principal de Queen Anne's Revenge, una banda de rock más grande de lo que Stede cree. Todo lo que Edward quiere es dejarlo atrás, abandonar esa parte de su vida que fue alim...
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En el que Stede ayuda a un estudiante con dificultades, un invitado sorpresa aparece en una asamblea, los primeros besos y Stede se atreve a sumergir el dedo del pie en la piscina del porno.
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Los pies de Stede se arrastran por el desgastado piso de linóleo mientras camina penosamente por el pasillo hacia su salón de clases. Se había quedado despierto hasta demasiado tarde, había cedido a sus impulsos y había vuelto a ver el vídeo musical de Queen Anne's Revenge. Y luego otra vez... y otra vez.
Era una idea horrible ya que hay una asamblea para la que tiene que prepararse hoy, pero no pudo mantener los deliciosos movimientos y la voz de Ed fuera de su cabeza por más de unos minutos y se derrumbó en una hora. Y luego fue maldecido con la incapacidad de conciliar el sueño, solo viendo a Ed detrás de sus párpados.
Lucius se apresura hacia él incluso antes de que haya abierto la puerta, y trata de no dejar que eso provoque irritación. Lucius ha sido el asistente de Stede durante tres años y le agrada, claro, pero es un poco abrumador a primera hora de la mañana. Stede ni siquiera ha tomado un sorbo del café que se había servido en la sala de descanso todavía, habiendo optado por tomarlo en lugar del té para obtener un toque extra de cafeína.
"Esta asamblea va a ser un infierno", gime Lucius y lo sigue al interior. "No estoy preparado para ello".
Stede se sienta en su escritorio con un resoplido e inmediatamente se lleva la taza a los labios. El café le arde en la lengua, lo que le hace retroceder, pero lucha para obtener los beneficios. Sus alumnos no llegan hasta dentro de cuarenta y cinco minutos, y Dios sabe que necesita ese jodido tiempo.
"No es hasta después del almuerzo, así que tenemos unas horas para prepararnos", responde Stede, recostándose y cerrando los ojos. "Pero estoy de acuerdo; yo tampoco estoy listo".
Normalmente, a Stede le entusiasman las asambleas y otras actividades escolares, pero está tan agotado que ni siquiera tiene gracia. Cuatro horas. Esas eran las horas que tenía, lo cual es horrible en comparación con sus habituales noches de ocho horas. No hace falta decir que los niños increíblemente ruidosos que no saben escuchar cuando se les dice que hagan algo no son algo con lo que quiera lidiar en este momento.
Lucius acerca una silla como lo había hecho el día anterior. "Sé que nuestra clase no va a estar tranquila".
"Nunca están tranquilos, ya deberíamos estar acostumbrados".
"¿Acostumbrados? Como si eso alguna vez fuera a suceder".
Stede arquea una ceja, con los ojos todavía cerrados. "Tú eres el encargado de mantenerlos a raya, Lucius."
Lucius se burla. "¿Yo? Yo estuve a cargo la última vez. Es tu turno".
"No", dice Stede, dramáticamente. "Te pago para que te encargues de estas terribles experiencias".
