El Partido (parte 1/2)

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Apenas había comenzado a lloviznar cuando Louis dio vuelta en la esquina para entrar a mi calle. Hasta ese momento no había albergado duda alguna de que me acompañaría las pocas horas de interludio que iba a pasar en el mundo real hasta el partido.

Entonces vi el coche negro, un Ford desvencijado, estacionado en el camino de entrada a la casa de Des, y oí a Louis mascullar algo iningentible con voz sorda y áspera.
Zayn Malik estaba de pie detrás de la silla de ruedas de su padre, al abrigo de la lluvia, debajo del estrecho saliente del porche. El rostro de Yaser se mostraba tan impasible como la piedra mientras Louis estacionaba el coche. Zayn clavaba la mirada en el suelo, con expresión mortificada.

—Esto... —la voz baja de Louis sonaba furiosa—. Esto es pasarse de la raya.

—¿Han venido a avisarle a Des? —aventuré, más horrorizado que enfadado.

Louis asintió con sequedad, respondiendo con los ojos entrecerrados a la mirada de Yaser a través de la lluvia.

Se me aflojaron las piernas de alivio al saber que Des no había llegado aún.

—Déjame arreglarlo a mí —sugerí, ansioso de ver la oscura mirada llena de odio de Louis. Para mi sorpresa, estuvo de acuerdo.

—Quizá sea lo mejor pero, de todos modos, ten cuidado. El chico no sabe nada.

Me molesto un poco la palabra “chico”.

—Zayn no es mucho más joven que yo —le recordé. Entonces, me miró, y su ira desapareció repentinamente.

—Sí, ya lo sé —me aseguró con una amplia sonrisa.

Suspiré y puse la mano en la manija de la puerta.

—Haz que entren en la casa para que me pueda ir —ordenó—. Volveré hacia el atardecer.

—¿Quieres llevarte el coche? —pregunté mientras pensaba cómo le iba a explicar a Des su ausencia.

Louis puso los ojos en blanco.

—Puedo llegar a casa mucho más rápido de lo que puede llevarte este coche.

—No tienes por qué irte —dije con tristeza.

Sonrió al ver mi expresión abatida.

—Debo hacerlo —les lanzó a los Malik una mirada sombría—. Cuando te liberes de ellos, debes preparar a Des para presentarle a tu nuevo novio.

Esbozó una de esas amplias sonrisas que dejó entrever todos los dientes.

—Muchas gracias —refunfuñé.

Sonrió otra vez, pero con esa sonrisa traviesa que yo amaba tanto.

—Volveré pronto —prometió.

Sus ojos volaron de nuevo al porche y entonces se inclinó para besarme rápidamente justo debajo del borde de la mandíbula. El corazón se me desbocó alocado y yo también eché una mirada al porche. El rostro de Yaser ya no estaba tan impasible, y sus manos se aferraban a los brazos de la silla.

Pronto —remarqué, al abrir la puerta y saltar hacia la lluvia. Podía sentir su mirada en mi espalda conforme me apresuraba hacia la tenue luz del porche.

—Hola, Yaser. Hola, Zayn —los saludé con todo el estusiasmo del que fui capaz—. Des estará afuera todo el día; espero que no lleven mucho tiempo esperándolo.

—No mucho —contestó Yaser con tono apagado; sus ojos negros me traspasaron—. Solo queríamos traerle esto —señaló la bolsa de papel que llevaba en el regazo.

crepúsculo /l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora