Le dije a Des que tenia un montón de tarea pendiente y nada de hambre. Había un partió de baloncesto que lo tenía entusiasmado, aunque, por supuesto, yo no tenía ni idea de por qué era especial, así que no se percató de nada inusual en mi rostro o en mi voz.
Una vez en mi habitación, cerré la puerta. Registré el escritorio hasta encontrar mis viejos audífonos y los conecte a mi pequeño reproductor de CD. Elegí un disco que Phil me había regalado en Navidad. Era uno de sus grupos predilectos, aunque, para mi gusto, gritaban demasiado y abusaban un poco del bajo. Lo introduje en el reproductor y me tendí en la cama. Me puse los audífonos, pulsé el botón play y subí el volumen hasta que me dolieron los oídos. Cerré los ojos, pero la luz aún me molestaba, así que me puse una almohada encima del rostro.
Me concentré con mucha atención en la música, intentando comprender las letras, desenredarlas entre el complicado golpeteo de la batería. La tercera vez que escuché el CD entero, me sabía al menos la letra entera de los coros. Me sorprendió descubrir que, después de todo, una vez que conseguí superar el ruido atronador, el grupo me gustaba. Tenía que volver a darle las gracias a Phil.
Y funcionó. Los golpes demoledores me impedían pensar, que era el objetivo final del asunto. Escuché el CD una y otra vez hasta que canté de cabo a rabo todas las canciones y al fin me dormí.
Abrí los ojos en un lugar conocido. En un rincón de mi conciencia sabía que estaba soñando. Reconocí el verde fulgor del bosque y oí las olas golpeando las rocas en algún lugar cercano. Sabía que podía ver el sol si encontraba el océano. Intenté seguir el sonido del mar, pero entonces Zayn Malik me jalaba de la mano, haciéndome retroceder hacia la parte más sombría del bosque.—¿Zayn? ¿Qué pasa? —pregunté. Había pánico en su rostro mientras me jalaba con todas sus fuerzas para vencer mi resistencia, pero yo no quería entrar en la negrura.
—¡Corre, Harry, tienes que correr! —susurró aterrado.
—¡Por aquí, Harry! —reconocí la voz que me llamaba desde el lúgubre corazón del bosque; era la de Taylor, aunque no podía verla.
—¿Por qué? —pregunté mientras seguía resistiendome a la sujetación de Zayn, desesperado por encontrar el sol.
Pero Zayn, que de repente se convulsionó, soltó mi mano y profirió un grito para luego caer sobre el suelo del bosque oscuro. Se retorció bruscamente sobre la tierra mientras yo lo contemplaba aterrado.
—¡Zayn! —chillé.
Pero él había desaparecido y lo había sustituido un gran lobo de ojos negros y pelaje café rojizo. El lobo dio media vuelta y se alejó, encaminandose hacia la costa con el pelo del lomo erizado, gruñiendo bajo y enseñando los colmillos.
—¡Corre, Harry! —volvió a gritar Taylor a mis espaldas, pero no me di la vuelta. Estaba contemplando una luz que venía hacia mí desde la playa.
Y en ese momento Louis apareció caminando muy deprisa entre los árboles, con la piel brillando tenuemente y los ojos negros, peligrosos. Alzó una mano y me hizo señas para que me acercara a él. El lobo gruñó a mis pies.
Di un paso adelante, hacia Louis. Entonces, él sonrió. Tenía dientes afilados y puntiagudos.
—Confía en mí —ronroneó.
Avancé un paso más.
El lobo recorrió de un salto al espacio que mediaba entre el vampiro y yo, buscando la yugular con sus colmillos.
—¡No! —grité, levantando de un jalón la ropa de mi cama.
El repentino movimiento hizo que los audífonos tiraran el reproductor de CD del buró. Resonó sobre el suelo de madera.
ESTÁS LEYENDO
crepúsculo /l.s
VampirosCuando Harry Styles se muda a la fría ciudad de Forks y conoce al misterioso y atractivo Louis Tomlinson, toda su vida dará un giro emocionante a la par que aterrador. Con su piel de porcelana, sus ojos dorados, su voz hipnótica y sus dones sobrenat...