Chapter 2

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Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Kishimoto. La historia es de Lavender-Long-Stories.

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Hinata estaría atada a una silla de ruedas durante al menos una semana o hasta que le dijera lo contrario. Tendría que comer una cantidad específica de alimentos para recuperar su peso. Aunque, teniendo en cuenta lo que había pesado desde hacía tres años, no estaba muy lejos de su media. La dieta era más que nada para su cuerpo hambriento de vitaminas, las cuales no recibió mientras era alimentada por vía intravenosa.

Sasuke iba a tener que ayudarla a hacer todo, ya que su equilibrio estaba alterado. Era físicamente débil y se mareaba con facilidad, por lo que no podía estar de pie sin caerse. Las náuseas y la confusión seguirían presentes durante un tiempo debido a la conmoción cerebral. Eso explicaba por qué le costaba procesar lo que Sasuke le había dicho.

Hinata esperaba que él entendiera que ella no era tonta. Bueno, él no debía pensar eso, ya que se casó con ella.

Hinata se dio cuenta de que físicamente no había cambiado tanto. A los diecinueve años ya había pasado la pubertad, así que solo lucía un poco mayor, tenía el cabello más largo y unas cuantas pequeñas cicatrices que no recordaba.

Hinata estaba sentada en la silla de ruedas, con las manos cruzadas sobre el regazo, intentando enumerar mentalmente las preguntas para hacerlas, pero se confundía una y otra vez. Sasuke la empujó hacia el Distrito Uchiha. Estaba dando muchas vueltas. Debía de haber algún problema con el atajo a través de la aldea, pero ella no iba a preguntar eso.

Solo unas pocas casas del Distrito Uchiha eran las originales. Las casas nuevas entre los edificios más antiguos no eran de estilo Uchiha.

—¿Qué pasó...?

—Fue destruido en un ataque. Fue reconstruido y ahora vive gente aquí —explicó Sasuke por encima de su hombro.

—Eso es... Interesante —pasaron la sección más nueva de la aldea, dirigiéndose a la esquina más alejada del distrito, a una casa que no se parecía en nada a las otras en estilo o estructura.

—Esta es la nuestra —había una valla bien cuidada alrededor del patio y ella pudo ver el borde de un jardín atrás de la casa. Era una casa de una sola planta que era una mezcla de lo tradicional y lo moderno. Sasuke abrió la puerta de la verja, la llevó por el camino y levantó la silla de ruedas para subirla al porche.

Sasuke la empujó dentro, levantando la silla sobre el pequeño rellano donde iban los zapatos antes de quitarse los suyos.

Hinata echó un vistazo a la habitación. Era abierta y, aunque el sol se estaba poniendo, aún había mucha luz. La cocina y el salón estaban separados por una isla en la que había sillas. En el salón había una mesa baja tradicional, pero acompañada de asientos modernos. Nunca había tenido un sofá.

Hinata lo sintió detrás de ella, observándola mientras asimilaba el lugar. Se entristeció al echarle otro vistazo a todo. Esta era la casa de sus sueños. No era demasiado grande, pero era abierta y espaciosa, con un jardín en la parte trasera. Él la había construido para ella, la casa de sus sueños. Sintió que las lágrimas volvían a brotar.

Sasuke la llevó por el pasillo. Era corto y tenía tres puertas.

—Esta es nuestra habitación —abrió la puerta de la derecha—. Ahí está el baño —señaló al final del pasillo—. Y ese es el dormitorio extra —apuntó la última habitación mientras introducía la silla en la habitación—. Sacaré un futón y dormiré allí.

Hinata se giró en la silla rápidamente.

—Eso no es necesario —su visión se nubló por el mareo. Sasuke la miró confundido—. No voy a quitarte la cama solo porque no recuerdo.

Recuerdos Color LavandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora