Capítulo 7

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-... ni un vistazo?

- Nada.

Un largo suspiro siguió a eso. No era su problema, obviamente, y por un momento temió que, tan pronto se acercará, iban a pedirle cosas otra vez. Por algo no se acercaba a la gente en general.

Desgraciadamente tenía hambre, quería una cama, la más suave que pudiera encontrar, y olvidarse del mundo por un par de días. No, en serio, estaba cansado. Cansado y probablemente enfermo. El dolor de cabeza que tenía y los estornudos no se querían quitar por más pociones que tomará, y Mipha no quería curarlo porque decía que necesitaba incentivos para tomarse un merecido descanso.

Urbosa no estaba ayudando, prometiéndole dulces cosas que en verdad no podía dar. Y que no iba a pedirle a nadie que hiciera, no solo era altamente mortificante, sino que no iba a llegar con eso a un extraño.

Estaba seguro que si medio sugería que quería que alguien estuviera allí con él y le acariciara el pelo, o solo le contará cosas bonitas, iba a tener múltiples problemas. Aparte de que nadie tenía tan buena disposición, por alguna razón, lo cuál era una lástima porque todo era maravilloso. Excepto por los mosquitos, y los insectos, obviamente.

-...cen que aparece rara vez, ¿tal vez no le gusten los establos?

- Podría ser una broma, dudo mucho que alguien aparezca solo para perderse por semanas. ¿Te olvidas de lo peligroso de estás tierras?

Oh, una manzana. Bien, tenía hambre. Y aún no había visto a los caballos. Eso era lo mejor de estos lugares, los caballos. Lastima que no lo dejaran meter allí...

-... su nombre. En serio, es la broma más mal hecha que he oído. Nadie sobreviviría allí afuera, es im... posible...

Y los caballos salvajes eran lindos y todo, había convencido a unos cuantos de ir con él, pero no podían ir con él a todas partes, así que tenían que decir adiós en algún punto, desgraciadamente. Sus acompañantes no sabían lo que decían, podía ir perfectamente a pie y ahorrarse que se le partiera el corazón. Otra vez. ¿Tenían idea de lo difícil que era decir adiós a un nuevo amigo?

Ni siquiera quería recordar lo que le pasó al último que tuvo. La masacre que dejó atrás aún no se borraba del todo, pero nada le devolvería a Caramelo. Era mejor no-

- Buenos días.

-hacer amigos. Era mejor para la seguridad de todos. Ir de vez en cuando y darles comida o pasar un rato con ellos era más que suficiente para él. No pasaba nada y-

- Buenos días estimado amigo. - Pestañeo varias veces, automáticamente dando un paso atrás sin pensarlo. Demasiado cerca. ¿Hacía falta tocarlo? - ¡Bienvenido!, ¿puedo suponer que desea una habitación, una comida caliente y un largo baño? - ¿Ah?

¿Cómo lo supo?

- Por aquí, por aquí, déjeme mostrarle en dónde están las cosas...

°•°•°•°•°•°

- ¿Por qué no me dijiste que andan tan desesperados? - Las risas tenían rato allí.

Como quisiera decirle a Urbosa que era peor de lo que pensaba. Todo era culpa de su tonto Link. Y hablando de Link...

- No fue tan mal la última vez. ¿Mejor Link?, puedes quedarte en el agua un poco más si quieres. - El sujeto en cuestión acababa de salir con el pelo pegado al cuerpo de lo mojado que estaba, una toalla cubriendo su privacidad.

Las dos respetaban la privacidad de Link tanto como podían, a menos que quisieran bromear con él. Desgraciadamente ella no podía decir lo mismo, ya que había cierto límite que no podía romper. No se atrevía a romper.

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