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         Miro horrorizada la escena.

Parpadeo un par de veces antes de enfocar mi vista en las manos de Ronald Horton a mi lado. Sus puños están tan apretados que sus nudillos se han tornado blancos.

Busco con la mirada Lindsey detrás de la mesa de beerpong. Esta tan en shock como lo estoy yo y Leslie no está en ningún lugar hasta donde alcanzo a ver.

Brooklyn solo ignoró la bofetada de la hermana de Horton y paso a su lado dejándola atrás con lágrimas en los ojos.

Se mantuvo impasible solo que ahora con una marca rosada en su mejilla.

Aprieto una de mis manos en un puño cuando el capital de los Halcones de Evergreen llega hasta nosotros.

—¡¿Qué mierda haces aquí Larue?! — brama y eso hace que salte en mi lugar.

Su tono es filoso.

—¿Se puede saber que mierda haces tú aquí? — suelta Horton, en un tono neutro que parece ensayado.

Brooklyn Henderson aparta sus ojos de Tristan Larue para posarlos sobre Ronald. Ambos luciendo jodidamente amenazantes.

Hay una tensión palpable en el ambiente alrededor de nosotros. Nadie dice nada.

Trago duro cuando por una milésima de segundo, los ojos verdes y penetrantes de Henderson se posan sobre mí. Como sea, no me da importancia alguna porque vuelve a enfocar en Larue.

—¿Crees que el coach estará contento de saber que haces complot con el capitán de nuestro rival? — escupe. Su voz es grave, ronca y amenazadora.

—No seas ridículo — la voz de Tristan es fría —, es una estúpida fiesta. Tengo derecho de salir a donde se me dé la regalada gana.

Una risa carente de gracia sale de Brooklyn.

—Se te olvida que soy el capitán. Si no quieres volver a pisar el puto rink jugando para Evergreen te lo puedo hacer fácil — amenaza con una sonrisa que no toca sus ojos.

—Henderson — interviene Ronald —, te voy a pedir que te retires de mi casa.

—Ese cabrón se va con nosotros o me iré a ningún lado.

Mi irritación crece cuando escucho el tono despectivo que usa. ¿Quién se cree?

Ya es demasiado tarde cuando la he cagado.

—Serás el capitán de pendejolandia si quieres, pero no puedes hacer nada aquí. No eres su dueño y esta fiesta no tiene nada que ver con el campeonato — escupo con una mueca de desagrado.

Casi quiero taparme la boca con una mano.

Este sería el momento perfecto para que la tierra me tragara y me escupiera en China.

Estoy atónita.

Mi maldita bocota...

Brooklyn posa su mirada violentamente sore mí. Hay algo de sorpresa en su rosto y también frunce ligeramente el ceño antes de borrar cualquier indicio de reacción y poner cara de aburrimiento.

Mis palabras no solo lo sorprendieron a él, porque también Ronald me mira por sobre su hombro con los ojos bien abiertos.

—Nic — murmura solo para mí, mientras niega sutilmente con la cabeza.

Entiendo que no debo de meterme en esto.

Doy un paso hacia atrás y busco con la mirada a Lindsey quien me mira como si estuviera loca.

Hockeyclub ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora