Capítulo 7

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—Nos veremos hoy en la noche. Y seguiremos en contacto. Ha sido un placer. Decía don Mateo de pie y estrechando la mano con don Boniffel, en su cara sostenía una sonrisa discreta.

Don Boniffel solo asentaba a las palabras de este.

A la partida, los cuchicheos entre los Cattorini comenzaron. La plática con hombre de negocios: Boniffel. Habian salido como esperaban, qué, hubieran algún que otro contratiempo, estos ya se lo esperaban. Pero en la plática de negocios la nueva forma de operar y; las que le permitió llegar a un acuerdo entendible y razonable a la vez fue la palabra de segundo hijo mayor. D'Chenniel Cattorini.

El mismo, qué, últimamente se había involucrado lo suficiente en el negocio familiar —no como Eliane— que la misma, se ocupa de su propio Imperio Cattorini, ¡aunque al principio y obviamente necesito del capital de su padre!

Dentro del auto. En el segundo y en los asientos traseros estaban los primos.

Gire a Giuseppe. —Creo que si necesitaré a unas de esas... Dijo D'Chenniel guardando su teléfono. Ya guardado, lo vuelve a sacar para ver la notificación de mensajes entrantes.

"—Nos podemos ver... esta es mi ubicación (ubicación)"

Toque el hombro del chófer y desde mi pantalla le mostré lo enviado por ella.

—En marcha. Dio la orden con total firmeza en la voz y sin dudar ni un segundo.

Giuseppe le miró y espero a que el mismo D'Chenniel le contará. El silencio ganó y el auto se separó del del don...

En frente a un gigantesco edificio cubierto de ventanales, los mismos daban un reflejo del sol. Era como un espejo enorme capaz de reflejar en este, todo lo que estuviera en frente. Como era reflejado un puente y que debajo de este el deportivo oscuro estaba estacionado.

D'Chenniel bajo. Junto y a la misma vez, Giuseppe y, el chófer y el que iba a su lado en el puesto de copiloto.

—Esperen aquí. Ordenó Giuseppe. Iba a unos pasos atrás de mi primo. El cual con un paso apresurado iba hacia el edificio de ventanas gigantescas.

"Café Polkis Not'erel"

Las ventanas principales eran de tamaño mediano y con la perfecta ubicación que daba a la acera y calle. Permitiendo ver más allá de la gente y coches que pasaban. En la entrada estaba un camarero o encargado, separado de este habían dos hombres de traje negro. Y uno de la misma vestimenta que estos.

D'Chenniel y Giuseppe se acercaron al camarero. Giuseppe miró atrás y alerta a sus hombres. Estos se prepararon tras la seña en aviso de Giuseppe.

—Buenas caballeros. ¿Tienen reservación? Saludo el camarero con la tablet en la mano. Y al terminar soltó la pregunta. Se mantenía firme ante los visitantes.

Giuseppe y D'Chenniel murmuran. Sin pleno conocimiento, y sin saber sobre ese glamuroso establecimiento y que a su alrededor, apartados estaban las cámaras con flash de los fotógrafos del sitio y periodista.

—Perdón. Fue lo primero que dijo Giuseppe.

D'Chenniel se pone al frente de su primo e interviene en la palabra de este.

—...me enviaron la ubicación de este sitio, déjeme pasar. Ordenó D'Chenniel con esa forma casi subiéndose su mal genio.

Los hombres de estos ya estaban a espaldas de estos y que estaban siendo estos sicilianos captados por la vista y flash de cámaras de los periodistas y fotógrafos.

—No pue... ¡perdóname! Al oído me susurra alguien, gire un poco atrás y solo llegue a ver su traje negro.

El camarero de la puerta, se aparta y deja pasar a estos cuatro hombres. Pasaron. Y dentro siguen al hombre que le susurró al de la puerta. Van a una mesa, una rubia dama les esperaba.

D'Chenniel ordena a sus dos hombres que tomaran asiento en una de las mesas, siempre y cuando estuviera pegada casi a la de él. Y si fue; estaban sentados en una mesa que daba frente por frente a la de estos y la dama rubia y misteriosa con esas gafas blancas y de cristales oscuros.

D'Chenniel como todo macho que es, y de forma excitante moja sus labios con la lengua —lo hace con algo de discreción y sin la intención de provocar (aunque no lo pareciera)— y con el rabillo del ojo, a la dama un vistazo le echo.


Blanco Y NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora