capítulo 6; alcohol

816 29 0
                                    

Me coloqué bien el vestido y salí de la habitación.
-¿Voy bien?
Milan me hizo darme una vuelta y me observó.
-Preciosa. Vámonos.
Fuimos hasta la casa. Estaba en las afueras y era bastante grande, me recordaba a la del GTA. Tocamos el timbre y nos abrió el cumpleañero. Clara y los niños le felicitaron y pasaron.
-Felicidades niño. -Mi padre le dio un abrazo y el chico me miró de arriba a abajo. Le dio un billete de cincuenta euros que se guardó en el bolsillo, sin dejar de mirarme.- Cómprate lo que quieras con esto.
Le dio una palmadita en la espalda y entró a la casa.
-¿Qué pasa?
-¿Y ese vestido?
-Me lo compró mi madre ayer.
-A lo mejor deberías ir más a comprar con tu madre.
-¿Ah, sí? ¿Por qué?
Asintió mientras yo sonreía y me cruzaba de brazos.
-Porque tiene muy buen gusto.
-Claro, los pantalones de ayer también me los compró ella. -Entré y fui hacia el salón con él detrás. Saludé a todos y cenamos, estaba medio dormida así que no me enteré de mucho de lo que decían, hasta que Ibai me dio una patada debajo de la mesa.
-Estás empanada.
-Es que tengo sueño.
-Tomate eso que es un roncola y te espabilas.
Le hice caso y es verdad que me espabilé un poco, pero no lo suficiente, así que seguí bebiendo, aunque no fue la mejor idea. Cuando la cena terminó y me fui a despedir de mi padre y mis hermanos ya me hacían mucha gracia demasiadas cosas.
-Ten cuidado y no bebas mucho, eh. -Me dio dos besos y me acarició el pelo mientras me despedía de mis hermanos.
-Si pasa algo, lo que sea. No te olvides de contármelo, mándale un mensaje a papá.
-¿Por qué eres tan cotilla?
-Solo soy curioso.
Milan apartó a Sasha y me colocó el vestido.
-No bebas demasiado, no te drogues y no te quedes embarazada.
-La mayor soy yo, eh.
-Pero yo controlo las cosas.
Lo de este niño era un caso a parte.
Se fueron al coche y volví a entrar a la casa. Había una luz suave y Quevedo sonando de fondo. El sitio ya se había llenado de gente que iba de lado a lado con copas en las manos. Sabía quiénes eran muchos, pero no les conocía o no me apetecía hablar con ellos, por lo que solo los saludaba con la mano. Por un momento creí que me había librado de mi peor pesadilla de fiesta, pero no.
-¡Naiara!
Ahí estaba. Guillem Domínguez, el tío más pesado del mundo. Fuimos juntos a clase desde primaria hasta bachillerato. Estaba empeñado en que algún día terminaríamos teniendo algo y cada vez que me veía, intentaba ligar conmigo. Se pasaba la noche contándome historias de su vida y nunca conseguía largarme. Me tenía harta, pero ya le había dicho de mil formas posibles que no estaba interesada en él.
-Hombre, hola.
-¿Qué haces aquí?
-Pues estar aquí.
-Ya. -Empezó a reírse, no estoy segura de por qué.- Pero que quién te ha invitado.
-Pues Eric.
-¿Quién es Eric?
-El que cumple años.
-Ah, no le conozco, me han traído dos amigos. Bueno, ¿cómo llevas lo de tus padres?
-Bien.
-¿Segura?
-Sí.
-Me lo puedes contar, eh.
-No tengo nada que contarte.
-Seguro que sí.
-Que te estoy diciendo que no. -Me fui de allí y salí al jardín a tomar el aire, pero él me siguió mientras me contaba algo que ni siquiera estaba oyendo. Me contó algo sobre la perra de su tío y sobre los nombres que le querría poner a sus hijos, nunca entenderé por qué decía cosas de así. Creía que me pasaría toda la noche escuchándole hasta que vi a Ibai con Eric cogido por los hombros y les miré con cara de "salvadme".
-Naiara, ¿qué tal? -Dijo el mayor acercándose a nosotros.
-Em, aquí.
-¿Tú eres?
-Guillem. ¿Y tú?
-Eric. El que cumple años.
-Ah, felicidades.
-Bueno. Nos vamos. -Ibai me cogió del brazo e íbamos hacia el jardín, pero se desvió para ir a saludar a alguien.
-¿Te lo estás pasando bien? -Le puse una mano en el hombro después de peinarle el flequillo.
-No conozco a la mayoría, pero sí, me lo estoy pasando bien.
-Me alegro.
Miró a su alrededor hasta que encontró a los que buscaba.
-Voy a cambiarme que tengo calor, vete allí que está mi hermano con Adri, ahora vuelvo si no me atrapan de camino.
-Tengo que ir al baño, ¿dónde está?
-Ven.
Subimos a la planta de arriba, que estaba vacía.
-La tercera puerta a la derecha.
Se fue por el otro lado y empecé a buscar el baño, no lo encontré y tras dos minutos de abrir puertas me cansé. Pensé en que a lo mejor le había entendido mal y estaba a la izquierda, volví a buscarlo pero por ese lado hasta que abrí una puerta que me hizo morirme de vergüenza.
Era la habitación de Eric, estaba poco iluminada pero me pude dar cuenta de que se estaba terminando de poner los pantalones. Se los abrochó y se subió la cremallera. Se rió y me miró.
-El baño no está aquí.
-Eh, perdón. Es que no lo encuentro.
¿Este chaval tenía ojos en el cuello? Siempre me veía cuando estaba de lado. Seguía sin ponerse la camiseta.
-No está escondido, eh. -Empezó a buscar algo en el armario.
-He abierto todas las puertas, pero no la he visto.
-¿Has abierto la única que hay blanca?
-No.
-¿Por qué? Es esa.
-Porque es blanca, creía que era un cuarto viejo y por eso no habíais cambiado la puerta.
Se puso la camiseta, para mi desgracia, mientras se reía.
-Venga, que te acompaño.
Fuimos allí y él se seguía riendo.
-Oye que no es tan gracioso.
-Pero que te hayas quedado mirándome sí.
-Eres idiota.
-Pero te encanto.
-Eres mono.
Entré al baño dejándole con la palabra en la boca. Me miré en el espejo y me retoqué un poco. Salí y Eric no estaba allí, estaba en las escaleras hablando con una chica. Quizá me puse un poco celosa, pero era culpa de mi corazón que iba a su bola, como siempre.
Bajé las escaleras y fui al jardín donde el chico me había dicho antes que estaban los demás. Pero solo estaba allí la chica que me presentaron el otro día, la novia de Javi, pero no me acordaba de su nombre.
-Hola -dijo sonriéndome.
-Hola.
-Soy Nadia, ¿te acuerdas de mí?
Hace un segundo no sabía su nombre, pero iba a hacer como si me acordara hasta del nombre de su perro.
-Claro. Nos presentaron en la discoteca.
-Sí, sí. ¿Qué tal?
-Bien, ¿y tú?
-Deseando que se acabe la fiesta e irme a dormir la verdad.
-Normal, es que esto al final cansa.
-Bueno, ¿has visto a Martí? Se ha dejado el móvil y le están llamando.
-Le he visto antes dentro, si quieres se lo llevo.
Me lo tendió y me dio las gracias. Empecé a buscar a Spursito por el salón que ya estaba más despejado. Me tocaron la espalda y me di la vuelta para ver quién era.
-Te cuelas en mi habitación, te tengo que llevar al baño y ni siquiera me esperas.
-Estabas ocupado con una chica.
Muy bien, Naiara, muy disimulada.
-¿Estás celosa?
-¡No! ¿Por qué iba a estarlo? Ni que fueras mi novio.
-No hace falta que seamos nada para que estés celosa. Además, estaba hablando con mi sobrina, se llama Dafne.
Me había puesto celosa de su sobrina. Bueno, me había puesto solo un poquito celosa de su sobrina.
-¿Cuántos años tiene?
-Dieciséis, ¿por?
-Parece más mayor y no se parece en nada a vosotros, por cierto.
-Se parece más a su padre.
-Pues eso, que es creíble que estuvieras ligándotela y por eso me he puesto celosa.
¿Por qué bebía? Si siempre acababa diciendo cosas en voz alta que no venían a cuento.
-Entonces, te has puesto celosa.
Spursito apareció para salvarme de esa situación. Pero no conseguí librarme de ese susurro cerca de mi oído que hizo que se me erizara la piel.
-Luego hablamos.
Después llegaron más copas, chupitos y cubatas, que no tendría que haber tomado.

viene muy cargadito pero todavía le faltan cosas, le falta un capítulo entero. nos vemos, queridas (georgina mi reina)
pd: naiara se va a arrepentir mucho de beber

polaris ; eric ruiz ☆♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora