polaris ; eric ruiz ☆♡

capítulo 8; buenos días

No fui capaz de volver a dormirme, pero Eric sí. Se quedó dormido en el balcón y le tuve llevar yo a la cama.
-Despiértate que no puedes dormir aquí.
-Déjame.
Conseguí que se levantara pinchándole las rodillas y le llevé allí sujetándole por los hombros. Le tapé con las sábanas y bajé la persiana lo suficiente para que se viera pero no molestara la luz. No había abierto los ojos en ningún momento.
-Pareces mi madre -dijo acurrucándose.
-Duérmete otra vez.
Me tumbé a su lado y me puse a ver el móvil. Contesté mensajes, vi las fotos de ayer y le conté a mi madre lo que había pasado, omitiendo la parte en la que le conté mi pesadilla y él a mí sus miedos.

aa mamá❤️

¿Habéis dormido juntos?
él sigue durmiendo
¿Y tú por qué no?
no tengo más sueño
Pues luego te echas la siesta
Voy a entrar a la reunión. Te quiero😘
y yo a ti❤️

Sobre las doce empecé a quedarme dormida otra vez, pero alguien abrió la puerta y habló.
-Eric te ha llamado la tía Blanca, cógele el teléfono. -Me miró y se quedó quieto mirándome, no se esperaba encontrarme allí.- Em, cuando se despierte, díselo, ¿vale?
Asentí y Javi salió para luego volver a entrar.
-¿Habéis...?
-No, no, no. Tenéis un sofá muy pequeño y no podía dormir ahí.
-Claro, claro -dijo levantando las cejas.
-Es verdad.
-Vale, vale. Díselo cuando se despierte.
Se fue con una sonrisa mientras cerraba la puerta. Estaba claro que iba corriendo a contárselo a los demás. Lo pude comprobar unos minutos después cuando los tres abrieron la vuelta de un golpe a punto de reírse. Carraspeé para que se dieran cuenta de que les estaba viendo, ya que parecía que no sabían que les estaba viendo.
-Em, vamos a ir a por un McDonald's para comer. Le íbamos a despertar para preguntarle qué quería pero a lo mejor prefiere que le despiertes tú.
-Gilipollas.
-Ahora bajas y nos lo dices.
-Si no se entretienen.
Les tiré un cojín pero cerraron la puerta antes de que les pudiera dar. Miré a Eric que seguía durmiendo tranquilamente y tapado hasta las orejas, estábamos a trece de enero y el invierno se hacía notar mucho. Así que la forma más rápida de despertarle fue arrancándole el edredón. Lo empezó a buscar con la mano pero yo se lo iba quitando hasta que me miró con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido.
-Déjame, que tengo sueño.
-Van a pedir para comer, ¿qué quieres del McDonald's?
-Yo que sé, dile a mi hermano que me pida él algo.
-Vale, ahora vuelvo. No te duermas.
Soltó un sonido que interpreté como un sí y fui al salón.
-Dice que le pida Javi algo.
-¿Y tú qué quieres?
-Una de pollo, la que sea.
-Vale, pues ya está.
Javi le dijo lo que había apuntado a Ibai mientras este se ponía la cazadora. Me di cuenta de que faltaba una, dijo seis cosas y éramos siete.
-¿Y Nadia?
-Eso me gustaría saber a mí -dijo el moreno entre dientes.
-Se ha ido sin avisar y no le coge el teléfono, pero vamos como siempre.
Martí levantó los brazos cuando su amigo lo miró mal. Tenía pinta de que iban a tener la típica conversación de "déjala", así que Ibai y Adri huyeron hacia el restaurante y yo volví a la habitación rápidamente.
-Te he dicho que no te durmieras. -Le volví a quitar la manta y le moví de un lado a otro para levantarle.
-Déjame coño.
-Venga que ya es hora.
Tiró de mí intentando que volviera a tumbarme y yo tiré de él para que se levantara.
-Me voy a acabar cayendo encima tuya.
-No me va a molestar.
A mí tampoco.
-Que tonto eres niño.
Obviamente no fui la ganadora de ese tira y afloja y terminé encima suya. Le empecé a dar, sin hacerle daño, en los hombros. Me fue moviendo hacia los lados para tirarme y que le dejara en paz pero lo único que consiguió fue que me cayera encima de él. Me quedé a escasos centímetros de su cara, lo único que nos separaba eran la mitad de mis brazos y mis codos apoyados en su pecho. No sabría decir exactamente cuánto tiempo estuvimos así, pero se me paró el tiempo. Tragó saliva muy fuerte, me mojé los labios y estábamos a escasos centímetros, podía sentir su respiración y como latía su corazón. De repente sonó el teléfono de Eric, rompiendo el momento, era el buzón de voz.
"Felicidades niño. Soy la tía Blanca. Te he llamado muchas veces pero no me lo has cogido. Cuando lo oigas llámame, anda. Un besito."
Joder, no podía esperarse a que la llamaran, tenía que volver a intentarlo. Me senté a su lado mientras él cogía el móvil y llamaba a la señora.
Habíamos estado a punto de besarnos, si no le hubieran llamado habría ocurrido. Lo malo es que eso me hubiera provocado muchas más reacciones de las que me gustaría, ya que solo estar tan cerca de él me había hecho cosquillas en el abdomen. Necesitaba ese beso, pero también necesitaba huir y protegerme. No era el momento para amoríos.
-Voy a cambiarme y eso -susurré cogiendo el vestido y los zapatos. Me fui sin mirarle a la cara, me daba mucha vergüenza. Fui al baño, me cambié y vi que me había bajado la regla. De puta madre. Creo que tenía alguno en el bolso, si no seguro que habría alguno en su casa por Nadia. Me coloqué un trozo de papel del baño y volví a la habitación. Él no estaba ahí, cogí el bolso y saqué todo lo que había dentro. Tenía el pintalabios, el rímel, chicles de menta, el cargador del móvil, muchas cosas raras e inservibles y, por fin, un tampón. Sentí varios golpecitos en la espalda que hicieron que me diera la vuelta sobresaltada y pegando un chillido. Lo de pegar un puñetazo me salió solo, no le di en la cara, pero sí en el abdomen.
-Perdón, perdón, perdón. No era mi intención.
-Joder, me preocuparía que lo fuera.
Eric se sentó en la cama con una mano en la tripa.
-Es que me he asustado. Em, ¿quieres algo?
-Avisarte de que ya está la comida, pero solo si no me pegas otra vez.
Me puse de cuclillas delante suya.
-¿Te duele?
-Hombre, un poco.
-Lo siento.
-Da igual.
Se quedó callado un momento y me empujó suavemente para atrás, pero fue suficiente para que me cayera de culo.
-Te la debía.
-Te odio. Como me manche de sangre el vestido me lo vas a lavar tú.
-Sí, con la lengua. -Dirigió su mirada hacia el tampón.- ¿Tienes la regla?
-Sí, me acaba de bajar.
-Que pena.
Reflexione un momento esa frase.
-¡No seas guarro! -Le tiré una de sus zapatillas.- Además, después de esto me caes mal.
-Es el karma, bonita.
Se levantó y salió de la habitación, dejándome con una sonrisa tonta en la boca.

me he pasado un día sin actualizar pero aquí está chavales. un besito y nos vemos en el siguiente.
pd: la tia blanca es nuestro nuevo odio.