capítulo 17; no puedo

191 16 7
                                    

Lo que digan unos cuantos en Twitter nunca me había preocupado demasiado, lo que llevaba peor eran los programas de cotilleo. Aquellos programas indagaban en tu vida, sacaban lo peor de ella, lo exponían en televisión y lo repetían una y otra vez bajo la excusa de estar haciendo periodismo. Si querían, podían hundirte la vida, y no les costaba mucho hacerlo. Estaba acostumbrada a que hablaran de mi cada poco tiempo, casi siempre que no tenían otro tema, pero había momentos en los que sacaban informaciones que me hacían daño de verdad. Como en ese momento, aunque no fuera directamente hacia mí, me dolió muchísimo más que cualquier cosa que me hubieran hecho antes.
Puse Telecinco y en la pantalla apareció Sálvame. Los colaboradores estaban discutiendo y no lograba saber de que hablaban por sus gritos, pero leí el faldón: "¿Quién es el nuevo novio de Naiara Piqué?". Me jodió que se enterarán, aún más cuando ni siquiera se lo había dicho a casi nadie ya que aún no éramos novios.
Pero para mi al final no era la primera vez que me pasaba, para Eric sí lo era.
Le mandé veinte mensajes aquella tarde, y ninguno fue contestado. La prensa estaba en mi puerta, y lo que era peor, en la suya. Habían aprovechado para hacer un repaso de mis peores momentos, habían conseguido descubrir todos sus trapos sucios y los habían sacado a la luz. Hasta ahí, era lo normal, lo que solían hacer. Pero esta vez habían ido más allá, habían rebuscado en su familia, habían sacado a la palestra a todos los miembros de ella y habían seguido a su padre para que diera unas declaraciones.
Hablé con uno de los "jefes" del programa e intenté que razonaran en que Eric no tenía nada que ver con este mundo y que era anónimo, pero su contestación fue que no era anónimo, que era mayor de edad y que se podía hablar de él en televisión; me acabó colgando después de un: "es lo que hay, ya lo sabes".
Odiaba esa frase porque yo no lo había elegido. Nadie me preguntó si quería exponerme así, no pude elegir quienes eran mis padres y no tuve la culpa de ser noticia incluso el día que nací. Si lo hubiera podido elegir, hubiera elegido ser una chica normal, por mucho que quiera a mi familia y por muy agradecida que esté de lo bueno que me ha dado todo esto. Además, yo no cobraba nada de esos programas, no vendía mi vida, no había hecho una revista en mi vida y no había vendido una exclusiva nunca. Ni siquiera había utilizado nada de eso a mi favor, podría haber dado una noticia a un periodista o dar una entrevista para controlar los tiempos y la forma en la que se contaban las cosas.
Me pasé el día siguiente llamándole y escribiéndole mensajes a todas horas, era un poco humillante quizás pero no lo pensé. Llegó un momento en el que no aguantaba más, cogí el coche y puse rumbo a su casa.
Sabía que lo que había pasado era muy difícil de digerir pero no era mi culpa. Entendía que quisiera estar solo o no le apeteciera hablar conmigo, solo quería un mensaje que dijera: "estoy bien" o "no quiero hablar ahora". No soportaba ese silencio, prefería que si estuviera enfadado me lo dijera y que si teníamos que discutir discutiéramos. Me daba miedo perderle, aunque mi cabeza me decía que era imposible porque no había sido mi culpa, me daba miedo que pensara que no era rentable quererme y que me dejara de hablar. Tenía la sensación de que algo malo iba a pasar entre nosotros, aunque podía ser mi ansiedad imaginándose todo lo que podía salir mal.
Toqué el timbre y me abrió una mujer con gafas y una coleta, era la madre de Eric. No la reconocí en el momento, quizás por los nervios, pero creo que ella a mí sí. Me sonrió un poco, casi con lastima, y se apartó un poco dejándome pasar. Supuse que ya se imaginaba a que venía, que se notaba en mi cara que estaba nerviosa y no quiso molestar.
-Está en su habitación.
Asentí, la sonreí un poco y subí las escaleras. Abrí la puerta sin tocar antes. No le vi de primeras, la habitación estaba ordenada y la cama deshecha. Oí un ruido el balcón, cogí aire porque no sabía lo que me iba a encontrar y fui.
Me miró apoyado en la barandilla.
-¿Qué haces?
-Tomar el aire, daría una vuelta, pero no puedo salir de mi casa sin que me sigan.
-Ya, lo siento mucho. No se quién se lo ha podido decir.
-No me dijiste que iba a pasar esto. -Usó un tono casi de reproche.- Me dijiste que hablarían de mí un poco y ya, no que me pondrían a parir tres días seguidos y los que queden.
-No sabía que iba a ser así, nunca habían ido tan lejos. Intenté que los directivos razonaran.
Iba a seguir explicándome pero no me dejó.
-No quiero que me pongas una excusa. Si ha salido te han tenido que preguntar a ti antes, nunca dan una noticia sin confirmarla.
-¿A mí? ¿Crees que les iba a haber dicho que sí?
-¿Si no cómo lo han confirmado?
-Preguntándole a alguien del entorno.
-Entonces se lo has contado a alguien que no debías.
-¿Y no has podido ser tú? -No quería que discutiéramos, pero sabía perfectamente que no había sido mi culpa y que no me merecía eso.- Mis amigos son anónimos y no creo que hayan sido mis padres. Eres tú el que está rodeado de famosos.
-Solo lo saben los tres que tú conoces y dos amigos míos que sé que no van a contar nada.
-La gente te puede decepcionar, ¿sabes?
Fue a decir algo pero se calló antes de soltarlo.
-Mira, da igual, no quiero que terminemos mal.
¿Terminar?
-Han salido cosas que solo sabía mi familia y tú. Has tenido algo que ver seguro.
-¿Pero para qué iba a hacer yo eso?
-Sinceramente, no lo sé, pero solo has podido ser tú.
-No he hecho nada. Confía en mí.
-Es que ahora mismo no puedo confiar en ti la verdad.
Nos quedamos un momento mirándonos. ¿Me estaba dejando? No, porque ni siquiera éramos nada. Me empezó a entrar una sensación de agobio y frío, mucho frío.
-¿Entonces? -Pregunté cuando conseguí que me saliera la voz.
-No puedo vivir así. Es tu vida, no la mía.
-Pero yo no lo puedo cambiar.
-Pues eso.
No hizo falta que me dijera nada más, lo había entendido ya. Lo había entendido desde que me había dicho lo de terminar mal, pero me empeñaba en negármelo.
Salí de la habitación y me quedé un segundo parada allí. Podía darme la vuelta e intentar arreglarlo, pero no tenía la fuerza ni las ganas para mendigar amor. Podía intentar quedar con él otro día para hablarlo tranquilamente. Pero me había dicho que no podía confiar en mí y había decidido no luchar por lo nuestro, y eso iba a ser igual en caliente o en frío. Bajé las escaleras despacio, supongo que esperaba que me llamara o que se arrepintiera, pero no lo hizo.
Cuando llegué a la puerta no podía creerme del todo lo que estaba pasando porque no era eso lo que tenia que pasar, teníamos que haber empezado a salir, tendría que haber conocido a mi abuela, teníamos que haber ido a Venecia y hacer mil cosas que habíamos hablado alguna vez.
Me fui al coche, subí y puse música para evitar pensar, pero no pude.
Lo que más me dolió es que no habíamos sido nada. Nunca hablaríamos del otro como "mi ex" porque nunca llegamos a ser novios. Nuestra historia acabaría siendo un recuerdo de algo que no llegó a ser oficial, de un secreto y de algo efímero que con el tiempo probablemente perdería toda su importancia.
Por otro lado, había preferido dejarme ir antes que luchar por ello. Eso me hacía pensar que quizás no estaba enamorado de mí, que aunque para mí lo hubiera significado todo para él no había significado nada y que no me quería tanto o a lo mejor no me quiso nunca.
Llamé a Andrea y se lo conté cuando llegué a casa, me dijo que me olvidara de él y que no tenía sentido pensar en ello. Como si fuera tan fácil olvidarlo, ya no solo a él, sino a todos los momentos que habíamos vivido juntos, a las noches hablando por mensaje, a lo que nos habíamos dicho y, sobretodo, a lo que había sentido con él. Me veía incapaz de olvidar los sentimientos que me había producido, ¿cómo se olvida el amor en un te quiero, la alegría de una risa, los nervios antes de una cita, el miedo a que no salga bien...? Nadie lo sabe. Todo el mundo da el mismo consejo y te dicen que lo olvides porque no lo entiendes hasta que no te ocurre, y ni siquiera lo entiendes del todo cuando te ocurre.
Metí todas nuestras fotos en oculto para no verlas más de lo necesario. No las quise borrar porque no me arrepentía de nada. Si volviera a aquel uno de enero volvería a colarme en esa cabina, volvería a escribirle, volvería a ir con tacones a ese bar y volvería a torcerme el tobillo solo para darle otra vez el primer beso. Repetiría una y mil veces todo lo que hice con él, porque pasé de estar en uno de los peores momentos de mi vida a estar feliz de verdad.
No diría que Eric me había salvado porque no era verdad. No me había salvado, me había acompañado y ayudado en ese proceso. Lo que hizo él mil veces más bonito que salvarme porque dejó que lo hiciera por mí misma y si me vuelve a pasar no le necesitaré a él, ya aprendí a cómo salir de ahí.
Lloré por lo que había pensado, por todo lo que habíamos hecho juntos y por todo lo que nos quedaba por hacer.
No hice nada en todo el día, estuve en mi propio mundo. Aún así, no fue hasta las dos de la mañana cuando me di cuenta de que sí, que se había acabado de verdad, que cabía una pequeña posibilidad de que algo cambiara pero debía empezar a aceptarlo.
Eric y yo no íbamos a estar juntos nunca y lo que habíamos sido no volvería a ser jamás.

no comento mejor no? hasta el siguiente capítulo querido lector (espero que se entienda la referencia a los bridgerton), esto no ha acabado aquí

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 21 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

polaris ; eric ruiz ☆♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora