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—Este será el campo de batalla asignado ya que será estratégicamente cómodo, usaremos el olor de Bella para atraer a los neófitos pero debe de terminar aquí. —Jasper habló.

Estaba parada a su lado y aunque aún faltaran horas para aquel enfrentamiento, me ponía nerviosa de solo pensarlos.

—Edward y yo nos iremos a un campamento y aunque me lleve cargando, el rastro seguirá así que por tu olor, ellos no me seguirán.

—Tu olor es nauseabundo.

—No creo que quieras comenzar a comparar edores.

—Se refiere a que tu olor puede cubrir el de ella si la cargas. —mire al lobo y esta asintió.

—Vamos.

—Corre. —le pidió Edward y ambos se fueron corriendo de aquel lugar.

—No me gusta su triángulo amoroso, deberían de limpiar la ecuación.

—No tienes derecho de hablar de amor cuando tu no puedes siquiera hablar de ello.

—Antes de hablar piensa en que casi mueres por dejarte llevar por un adolescente lobo, se supone que tienes más de un siglo de edad, ahora se que la edad no tiene nada que ver con sabiduría.

—Si hablamos de sabiduría no es como que tengas mucha.

—Tampoco tu, y si dejaras de meterte en los pensamientos de los demás, te apuesto a que no pasarías torturándote de tal manera, me agobias.

—Solo sentí el hedor del lobo, así que funcionará. —Jasper salió de entre los árboles y sonreí.

—Genial. —Edward nos miro y después se marcho.

—¿Gusta que la acompañe a su casa? —Jasper me miró y asentí. —¿Vive en la reserva? De ser así solo podré acompañarla a los límites del tratado.

—Vivo cerca del pueblo, así que no debe de preocuparse mucho joven Jasper.

—Señorita Bianca, usted es alguien muy peculiar.

—Lo dice un vampiro que puede controlar las emociones. —sonreí. —Alice me comentó que usted es alguien empatico.

—Si bueno, antes cuando era humano tenía cierto problema por que podía sentir lo que los demás sentían, cuando comenzó la guerra, podía sentirme devastado y después simplemente, al ser vampiro me dolía el fin que le daba a los demás, no se que seria de mi si Alice no me hubiera encontrado, tal vez seguiría con esa vida llena de dolor, aunque de cierta manera el estar con usted es cómodo, me transmite calidad y paz de una manera bastante peculiar, ¿sabe a lo que me refiero?

—A la perfección. —sonreí. —Joven Jasper, usted es similar a la farola de la noche sumida en tanta obscuridad, la que encuentra para iluminar aquel mal momento que ha pasado.

—¿Lo cree? Eso es muy lindo de su parte señorita Bianca. —acomodó su cabello y me miró.

Cuando nuestros ojos se encontraron pude sentir como mi gravedad se transformaba en él, era perfecto como si de un cuento se tratase.

—¿Desde donde a viajado?

—Desde Italia, en medio del bosque hay un pequeño pueblo llamado el Canus, casi nadie lo conoce. —sali de aquel transe en el que yo sola me había metido y sonreí. —¿Usted de dónde es?

—De Texas, cuando aun era parte del territorio mexicano si no mal recuerdo. —asentí. —¿Quiere saber mi historia señorita?

—Soy todo oídos.

—Me uni al ejército confederado cuando cumplí los diecisiete años, y en dos años me volví el mayor mas joven de todo Texas, cuando iba de regreso a Galveston durante la guerra me encontré a una vampiresa llamada Maria que me transformo, creía que lo que teníamos era amor pero creo que solo era yo quien lo sentía de aquella manera.

—Solo lo utilizo a su beneficio.

Conocía la historia pero aun así me dolía que él hubiera pasado por aquella situación.

—Así es, luego conocí a un amigo llamado Peter, el huyo una noche junto a una recién nacida llamada Charlotte. Maria se enteró y yo planifiqué su muerte pero preferí irme con Peter cuando me contó que podría subsistir en el norte, pero nunca pude controlar mis emociones y la de los demás humanos a mi alrededor porque siempre estaba deprimido, más porque a diferencia de Peter, no había encontrado a mi pareja. —me miró tranquilamente y suspiro. —Fue en 1948 cuando estaba por Filadelfia que encontré a Alice y a un ex-compañero mío llamado Massimo, creo que ya los conoces. —me brindo una sonrisa. —Alice me mostró y me ayudo a experimentar la esperanza por primera vez en mi vida, ella y Massimo me ayudaron mucho a cambiar mi dieta y tratar de volvernos vegetarianos, en 1950 fue cuando Alice nos llevo con nuestra familia adoptiva, fue cuándo todo comenzó a mejorar.

—Alice me lo comentó una sola vez, que ella te había visto venir. —sonreí. —Me dijo lo mismo la primera vez que me vio, que iba a llenar sus vidas de alegrías.

—Bueno, creo que al menos llenara la mía de felicidad. —sonrió de manera lobuna. —Tarde casi cincuenta años en controlarme y cuando lo logre, fue que comencé a socializar un poco más, aunque es difícil hacerlo, aunque con usted no me pasa eso, me agrada mucho lo que siento a su lado.

—A mi me agrada estar a su lado, me gustan las personas "mayores". —sonreí y él solo agacho su cabeza, mientras sonreía y se detuvo a mitad del bosque, así que yo también lo hice. —Solo un poco más frías y poder quitar así el peso de sus hombros.

Lo abracé por los hombros y él tomo mi cintura.

—Señorita, ¿puedo besarla?

—Lo lamento, pero preferiría que fuera si salimos el día de mañana victoriosos, eso me confortaría demasiado. —tome su rostro en mis manos y después una de ellas se poso en su nuca, y comencé a jugar con su cabello, repartiendo caricias con mi mano que aun estaba en su rostro.

—¿Me tiene miedo, no es asi?

—Jamás le tendría miedo porque lo que yo siento por usted, es mucho más grande que el miedo que pudiera llegara tener porque ambos nos separaremos nuevamente.

—¿Entonces porque no quiere besarme? — mi mirada se poso sobre sus ojos y mis piernas flaquearon al verlos así de cerca.

—Porque me gustaría que nuestro "primer beso" fuera especial.

—¿Por qué tardan tanto? A este paso llegaran para la cena. —Alice salió de entre los árboles y Massimo salió detrás de ella. —Bianca, ¿no irías tu con Bella y Jacob en la noche, verdad?

—Me dijo Sam que les ayudara a hacer guardia por sí veíamos a Victoria. —me separé de Jasper y él gruño por lo bajo. —Estaré de su lado del territorio aunque, es aburrido estar sola en el bosque.

—¿Tu y Emmett no se supone que entrenarían juntos? —Massimo paso su brazo por mis hombros mientras volvíamos a caminar. —Quería ver que tanto mejoraste.

—Emmett solo quiere mostrar que sigue siendo el más fuerte de la casa, igual, prefiero llegar a dormir, no lo he hecho y me siento terriblemente cansada, mi padre no ha dejado que duerma como se debe.

—¿Qué no sabias de su paradero?

—Apareció y ahora por la diferencia de horarios hablamos cuando aqui es de madrugada y en la mañana voy con la manada, aun no se como sigo en pie.

—Esme preparo la cena, dijo que probablemente tendrías hambre. —Alice me miró y asentí. —¿Cuando llegamos interrumpimos algo?

—Solo rompieron la chispa, no hay de qué preocuparse. —Jasper nos miró. —De igual manera, aun tengo cosas que hacer, así que nos vemos en la noche.

Uso su híper-velocidad y se marchó haciendo que mi pecho se oprimiera.

—Deberías decirle, nosotros no vamos a interferir pero si no lo haces, te va a odiar.

—El jamás lo haría, solo tengo miedo de que cuando recupere sus recuerdos, en especial del día que me fui, me odiara. —un nudo se instauró en mi garganta. —Le mentí en muchas cosas y puede que hasta mi propia existencia sea una mentira, no quiero dañarlo más de lo que he hecho.

—Livian o Bianca, es la misma alma pura que ama a nuestro Jasper sin esperar nada a cambio, sin siquiera importarle si va contra corriente o su historia o su pasado, lo amas y eso es lo que importa, él lo entenderá. —Alice me sonrió y asentí.

Esperaba que tuviera razón.

until i found you | jasper haleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora