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Después de dos días, Jasper y Livian despertaron, ambos olvidaron lo que habían soñado pero el sentimiento de calidez se encontraba aún en el pecho de ambos.

Jasper después de que despertó, había comenzado a practicar la pintura, Livian por su parte, había comenzado a entrenar y practicar sus nuevas habilidades adquiridas ahora que estaba rodeada de personas con estas habilidades.

Ambos sentían que algo les hacía falta pero Livian aún no estaba preparada para poder volver.

De Bella Swan:

No había podido escribirte porque he estado perdida en mis pensamientos, él se fue al igual que tú, Alice también lo hizo y realmente no se como sentirme al respecto, lo que si se es que realmente no hay mucho que hacer en un lugar que deprime aún más que antes. He convivido mucho con Jacob Black el chico que te presente cuando fuimos a la reserva.

Embry Call preguntó por ti pero solo le pude decir que habías regresado a tu hogar. Quiere saber que fue de la chica que no paraba de comer regaliz dulce.

He experimentado nuevas cosas, andar en moto, reparar una, y la adrenalina me hace sentir bien, porque me permite verlo en forma de recuerdos.

Si puedes escribirme, sería lo mejor.

De Livian DiAngelo:

Bella, he estado bien, hace unos días me enferme pero no paso nada grave, he estado conviviendo con muchas personas y bueno, no es tan terrible lidiar el no estar con Jasper, me imagino lo que debes de sufrir por ello.

Pienso en viajar nuevamente a Forks, quizá podría conocer a ese chico que dices, aún no lo sé, igual aún tengo tiempo, todo el tiempo de la inmortalidad.

Te hecho de menos.

—Livian, ¿no tienes hambre? —Alec se acercó a mi con un vaso de sangre. —Es lo que te pude guardar de esas bestias.

—Gracias pero no gracias, no tomo sangre humana.

—No haz hincado el diente desde que llegaste, tu cuerpo esta débil y aun así no piensas en comer.

—No, pienso en mi pareja y lo feo que es no estar a su lado. —lo mire y cerré sesión en aquella computadora, borrando todo. —¿No estabas con tu hermana?

—Jane hace lo que quiere por ser la preferida de Aro, en cambio yo, me gusta mucho el interior de este lugar.

—A mi no pero no puedo salir aún, mi cuerpo es debil.

—Por eso mismo toma esto. —acerco el vaso a mi. —No recibiré un no como respuesta.

—Eres odioso Alec.

—Anda ya.

Y para que me dejara de molestar, de un trago el liquido rojizo desapareció del vaso y se lo entregue.

—Listo.

—Que linda te ves siguiendo ordenes.

—Tu te verías lindo mientras te doy una paliza, lastimosamente no puedo tocarte por petición de Artemis.

—¿Solo por eso? —se acerco a mi y lo alejé.

—No me interesas de esa manera Alec, así que vete por favor. —me di la vuelta y me marche a donde estaba trabajando en una pintura de mi madre y mía.

La dejaría aquí mismo para que al menos tuviera algo para recordarnos juntas.

—Haces cosas maravillosas. —Alec aún seguía en aquella habitación. —Deberías de hacer varios y yo los vendo ante los vampiros como piezas nuevas descubiertas.

—No gracias, el arte es para consolar a aquellos que están rotos por la vida...

—Vincent VanGogh. —un vampiro desconocido entro a la sala y lo mire. —Tu debes de ser Livian DiAngelo, ¿no es verdad?

—Así es, ¿y tu eres?

—Edmund Lacconte. —hizo una pequeña reverencia y hice lo mismo solo con la cabeza, él solo sonrio. —La reina me mando a buscarte que porque eso te interesaría, un Cullen vino a pedir su muerte.

—¿Cuál Cullen?

—¿Edward? Alto, cabello medio cobrizo, ojos dorados y rápido.

—¿Sabes el porque?

—Su amada murió en un acantilado, a lo que sabemos.

—Esto no es posible, lo hubiera visto. —susurré y cerré los ojos.

No podía ver a Bella por más que lo intentara.

—Necesito salir.

Tome mi teléfono y mi bolso.

Marque el número de Bella y no respondió, después marqué a su casa y Jacob me respondió.

—¿Donde esta Bella?

A tomado un avión para ver a su querido chupa sangre, ya deberías saberlo.

¿Qué hizo, que hicieron?

Se lanzó por el risco de la reserva, quería sentir adrenalina y yo la salve.

Por eso no pude verla, gracias.

Sin esperar respuesta colgué y termine de correr hacia la habitación donde Edward estaba, sus pensamientos solo me abrumaban más.

—¡Cullen! —abrí la puerta y lo mire con una bata roja, mañana se pondría debajo del sol en la fiesta de San Marco. —Debes oírme.

—¿Para qué, qué sentido tiene si ella no esta?

—Igual de inmaduro que Isabella.

—¿Quién te crees para pronunciar su nombre? —se puso de pie y me miró finalmente a los ojos. —¿Te conozco?

—Si, dame tu mano.

—Si es otro juego de Aro para que cambie de opinión por mi don yo..

Puse mi mano en su rostro y reproduje todos los recuerdos que tenía con él, al separarnos, me miro.

—Ahora sabes quien soy.

Dos vampiros nos veían atentos y solo suspire, ahora sabía que tenía una razón para regresar a Forks.

until i found you | jasper haleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora