Capitulo 2

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Dave Lombardi

El rugido de la multitud llenaba mis oídos mientras entraba al cuadrilátero, la adrenalina bombeando a través de mi cuerpo. Estaba a punto de enfrentar una de las peleas más importantes de mi carrera, las finales del estado, y mi determinación estaba en su punto más alto.

Cada golpe, cada entrenamiento, cada sacrificio había culminado en este momento.
Mi oponente era un luchador formidable, pero yo había entrenado incansablemente para este enfrentamiento. Mientras el árbitro hacía las últimas comprobaciones, me centré en mi respiración, bloqueando cualquier distracción que pudiera entrometerse en mi mente.

La campana sonó y la pelea comenzó. Durante los primeros asaltos, me concentré en mi estrategia, evitando los golpes de mi oponente y respondiendo con precisión. Los puños volaban, la audiencia rugía y el cuadrilátero se llenaba de una energía electrizante.

Mientras luchaba, no pude evitar pensar en Ashley, la mujer que había sido una parte esencial de mi vida durante un tiempo. Habíamos compartido momentos increíbles juntos, pero las circunstancias nos habían separado. Su imagen se superpuso a la de mi oponente en el ring, un recordatorio constante de lo que alguna vez fue y de lo que podría haber sido.

A medida que avanzaba la pelea, la tensión en el aire era palpable. Cada round parecía un mundo en sí mismo, y sabía que el margen de error era mínimo. Cada golpe que conectaba y cada bloqueo eran una parte crucial de mi búsqueda por la victoria.

Después de uno de los asaltos, mientras descansaba en mi esquina, Victoria Stirling, mi representante, se acercó a mí con una expresión seria en el rostro. Era una mujer de negocios implacable, con ojos afilados que raramente dejaban pasar nada.

— Dave, necesito que te concentres — me dijo con urgencia. — Esta pelea es tu boleto a la grandeza. No puedes permitirte un paso en falso.

Asentí, con el sudor goteando por mi frente. Sabía lo que estaba en juego, y no tenía intención de dejar que la oportunidad se escapara.

— Lo sé, Victoria — respondí con firmeza. — Estoy dando todo de mí.

La campana sonó de nuevo, y volví al centro del ring, enfocado en el enfrentamiento que tenía por delante. A pesar de la tensión en el ring y las expectativas que pesaban sobre mis hombros, mi mente no podía evitar divagar hacia Ashley, mi primer y último amor. Recordé su sonrisa, su pasión por la moda, y el amor que compartíamos.

En ese momento, comprendí que, aunque nuestras vidas habían tomado caminos separados, su influencia seguía viva en mí. La lucha en el cuadrilátero era una manifestación de la fuerza y ​​la determinación que había aprendido a su lado. Ashley siempre sería una parte de mí, y eso me dio la fuerza adicional que necesitaba para enfrentar a mi oponente.

La pelea continuó, y cada movimiento era un tributo a las lecciones que había aprendido de Ashley y a la lucha que estábamos librando, cada uno a su manera. Mientras la audiencia rugía y los golpes seguían cayendo, sabía que no solo estaba peleando por mí mismo, sino también por el legado que habíamos creado juntos.

El rugido del público llegó a su punto máximo cuando el árbitro levantó mi mano en señal de victoria. Había ganado la pelea de las finales estatales, y la euforia me inundó mientras los flashes de las cámaras me cegaban. Era un momento que había soñado durante toda mi vida, y finalmente se había hecho realidad.

Después de aceptar las felicitaciones de mi equipo y saludar a mi oponente con deportividad, abandoné el cuadrilátero. Mis amigos de toda la vida, Eddie y Mike, me esperaban en el vestuario. Habían sido testigos de mi viaje desde el principio, desde los primeros golpes en el gimnasio hasta las luces brillantes de esta noche. Nos abrazamos con entusiasmo, y luego decidimos que merecíamos una celebración.
Fuimos a nuestro lugar favorito, un bar que solíamos frecuentar en los viejos tiempos. La música sonaba alta, y el ambiente estaba lleno de risas y emoción. Pedimos bebidas y brindamos por mi victoria.

A medida que la noche avanzaba y las copas se vaciaban, las conversaciones se volvieron más profundas y sinceras. Eddie y Mike me felicitaban una y otra vez, y yo estaba agradecido por su apoyo inquebrantable. Pero, a medida que el alcohol empezaba a surtir efecto, no pude evitar que mi mente regresara a Ashley.

— ¿Sabes? — dije, con un tono más melancólico, — hubiera sido increíble si Ashley estuviera aquí esta noche.

Eddie asintió, con una mirada pensativa en los ojos.

— Sí, Dave, lo sé. Siempre fue una parte imporante de tu vida. ¿Has hablado con ella desde que se fue?

Negué con la cabeza, sintiendo un nudo en la garganta.

— No, no lo he hecho. Se fue sin decir una palabra, y nunca supe por qué.
Mike levantó su vaso y chocó con el mío.

— Bueno, hermano, a veces las cosas simplemente se tuercen. Quizás había razones que no entendías en ese momento.

Las palabras de Mike me hicieron pensar. ¿Por qué Ashley se había ido sin una explicación? ¿Había algo que no sabía? Las emociones se agolparon en mi pecho mientras continuaba bebiendo, buscando respuestas en el fondo de mi vaso.

— ¿No la tienes odio? Hablas de ella como si no te hubiera echo nada malo y no te hubiera abandonado. — pregunta Eddie.

— No, me es imposible odiarla. Se que debería de odiarla y no pensarla pero me es inevitable.

Se que hubo una razón coherente del por que se fue y me dejo sin ninguna explicación. Y joder como quisiera llamarla. Después de seis años he estado mil veces apunto de llamarla y reclamarla el por que se fue y me dejo con un vacío inmenso, pero no puedo hacerlo.

— Si tan solo pudiera entender por qué se fue — murmuré, con la mirada perdida en el vaso de whisky que sostenía. — Nuestra relación era complicada, pero también significaba mucho para mí.

Eddie puso una mano reconfortante en mi hombro.

— Dave, a veces las relaciones se vuelven demasiado complicadas para que las entendamos por completo. Las personas cambian, los sentimientos cambian. Tal vez, en ese momento, ella pensó que era lo mejor para ambos.

Mike asintió en acuerdo.

— Y quizás no estaba preparada para enfrentar la vida que tú llevabas como boxeador. Tal vez sintió que necesitaba alejarse para encontrar su propio camino.

Mis amigos tenían razón, pero eso no hacía que la pérdida fuera menos dolorosa. Tomé otro sorbo de whisky y suspiré.

— Solo desearía que me lo hubiera dicho. La forma en que se fue, sin una palabra, me dejó confundido y herido.

Eddie se volvió hacia mí con seriedad.

— Dave, tal vez algún día puedas hablar con ella, obtener algunas respuestas. Pero, por ahora, lo más importante es concentrarte en tu carrera y en cuidar de ti mismo.

DestruccionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora