Capítulo 28

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Seokjin

Cuando la puerta principal se abre, veo que Adelia viste de rosa. Recuerdo que se ve exactamente igual a como la vi aquel día en casa, la primera vez que casi nos besamos luego de regresar a Alenrys.

Su sonrisa me tranquiliza y me extiende la mano para invitarme a pasar. Antes de aceptarla, Amy sale a seguir asando la carne en el fuego junto a Jungkook.

Una vez dentro, siento el olor a hierbabuena que perfuma el ambiente cálido. Hay habitaciones por ambos lados de la chimenea. Adelia me guía hacia la derecha, donde en una de ellas están sobre la cama los bolsos que trajimos con nosotros. Ella se sienta y busca entre sus cosas.

La brisa de medianoche aligera el cuarto, escurriéndose por la ventana. Puedo oír las voces afuera, sobre todo a Jungkook quejándose por tener hambre. Su queja me hace pensar en si Adelia sentirá lo mismo.

―¿Estás bien? ―pregunto, bajando un poco la voz.

―Sí, ahora lo estoy ―responde, y deja de lado todo por un momento―. ¿Y tú?

―Confundido, pero aliviado. Tuvimos suerte, pudo habernos ido mucho peor.

―Lo sé... ¿Qué es eso?

Adelia señala hacia mi mano, que todavía sostenía el libro que me entregó Yoongi hace un rato.

―Ah, esto. Creo que tiene respuestas para mí. Sobre lo que soy.

―Ella es como tú, ¿verdad? Lo llamó "mitad".

―Somos iguales, aparentemente. No sé, debería leerlo más tarde para averiguarlo por mí mismo. Pero lo haré cuando te quedes dormida. ¿Estás cansada?

―Físicamente, sí. Primero, déjame ver tu brazo. ¿Duele?

Me siento a su lado, descubriendo mi antebrazo derecho. Los dos echamos un vistazo. Por suerte, el corte ya dejó de sangrar. Casi ni lo sentí, honestamente.

―La verdad que no, tampoco le presté mucha atención. Solo estaba preocupado por ti.

Admitirlo hace que su mirada regrese a la mía. De solo pensar que algo pudo haberle ocurrido fue insoportable.

―Yo también ―responde, tomando mis manos―. Estuvimos en una posición muy difícil. No quería irme cuando me dijiste que lo hiciera.

Mis palabras me hieren a mí también. Estiro mis brazos para acercarla a mí, ahora que ya puedo hacerlo. Lo dije, aunque eso era lo último que quería. El abrazo me devuelve la tranquilidad que deseaba.

―Ahora estamos bien. Y vamos a estar aún mejor. Lo prometo.

―Quédate cerca de mí, por favor ―dice, con un hilo de voz.

―Seguiré cuidándote de cerca, no te preocupes.

Acaricio su cabello oscuro, tan suave como las palabras que me dice cuando estamos a solas.

Le pido que se ponga cómoda, que ya ordenaremos lo demás cuando amanezca. Todo lo que me importa es que descanse bien. Por insistencia suya, cambio la camisa que se rasgó y manchó de sangre por otra limpia.

Igual que la noche anterior, me acomodo a su lado. Solo que esta vez parece que ella lo necesita; no solo para que su cuerpo deje de estremecerse, sino para conciliar el sueño. Puede que ya estemos a salvo, pero sus nervios siguen de punta. Entiendo por qué.

La sostengo cerca de mí, así como lo hice cuando huimos de Alenrys cerca del río. Las circunstancias han mejorado bastante, eso lo agradezco. Dibujo círculos en su hombro a través de las sábanas, hasta que poco a poco su cuerpo se adormece.

Cuando Adelia se queda dormida, escucho lo que sucede alrededor.

Amy y Jungkook entran luego de apagar el fuego. Hablan en voz baja, hacen comentarios cortos acerca de dónde están las cosas del uno y del otro. Luego de un rato, escucho más pasos, que supongo pertenecen a Yoongi.

Estiro el cuello para ver por la puerta de la habitación. Observo cómo Yoongi y Amy terminan de ordenar en silencio todo lo que había frente a la chimenea.

Al cabo de un rato, los pasos cesan. Solamente Amy sigue ahí, cosiendo cerca del fuego que retiene el calor alrededor. Parece que Yoongi y Jungkook ya se fueron a dormir también. Qué extraño grupo somos ahora, pero... Si Amy pudo, entonces yo también.

Me separo muy despacio de Adelia, evitando perturbar su sueño. Justo cuando empezaba a preguntarme cuál sería mi lugar en el mundo, creo que encontré una pista aquí. No en Zaros, precisamente. Sino en un libro. En Amy. En esta casita lejana y escondida.

Entonces empiezo a leer.

Mi lugar junto a ti • [KSJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora